El espacio poético de Ely Núñez
|DON MIGUEL ÁNGEL Hidalgo Salas
DON MIGUEL ÁNGEL HIDALGO SALAS. Nació en San Ramón el 3 de setiembre de 1918, fue el autor de letras y música del Himno AL Instituto Julio Acosta García, el gusto por la música lo heredó de su madre, quien fue la que le dio sus primeras lecciones de piano. Más tarde emprendió estudios más formales, con el maestro Don Crisanto Murillo y posteriormente se trasladó a San José para estudiar armonía con el maestro Julio Fonseca.
Don Miguel fue un hombre polifacético. Poeta, maestro, profesor, músico, compositor, contador de chistes, cantante y bailarín. Como músico tocaba con gran habilidad el órgano, el violín, el saxofón, el piano, el clarinete, el acordeón y la guitarra.
Entre sus composiciones más conocidas figuran:
“Santa y bella” dedica a su madre.“Musa mía”
“La Ramoneña”
“Mañanitas de Mayo”
“Misa de Requiem”
“Misa de Gloria” para Santa Cecilia”
«Amor de madre»
Y un sin número de canciones religiosas, tanto en español como en latín. También escribió el Libro “Cosas de don Yanuario” donde refleja el humos hacia las cosas ramonenses.
La mayoría de los himnos que se cantan en las escuelas y colegios de San Ramón, al igual que en lugares circunvecinos, han sido escritos por don Miguel Hidalgo Salas.
Murió el 10 de febrero de 1976.
A partir del 29 de abril de 1977 el Salón de Actos se bautizó con el nombre de Miguel Ángel hidalgo Salas en agradecimiento de la Dirección, Personal Docente y Administrativos y los alumnos como constancia del cariño y admiración a este gran personaje ramonense.
AMOR DE MADRE
Miguel A. Hidalgo
Camino de patíbulo, iba un hombre
con las manos bien atadas
custodiado por guardias bien armados
que atentos vigilaban.
La frente del culpable iba abatida,
abatidas sus trágicas espaldas,
en sus pasos tardíos, aquel hombre,
infinito cansancio revelaba.
y en su rostro lleno de tristeza,
dos lágrimas rodaban…..
¡ Es un ruin, un cobarde, un miserable¡
siguiéndole la turba le gritaba
¡¡asesino, asesino, al cadalso, muera, muera¡¡
Hombre lleno de oprobio y de infamia¡,
muera, muera¡
y cuando más vibraba el anatema,
y cuando más la cólera estallaba…
¡Un grito resonó!, grito sublime,
que detuvo en los labios las palabras…¡
!Es mi hijo, grito una voz de madre¡
Es el fruto de amor de mis entrañas
y aunque asesino y todo
¡ Es mi hijo¡
Y ante la turba que quedo asombrada
abriose paso una mujer humilde,
de faz rugosa y cabellera blanca.,
que sin ver, sin oír, con arrebato,
al asesino se quedó abrazada….
Y entre sollozos llenos de tristeza,
lo baño con sus lágrimas.
Cuando todo en la vida es desaliento,
si la vida es ingrata,
si el amor, la amistad y los placeres,
laceran nuestras almas.
Solo hay un gran amor, amor sublime
que detiene borrascas,
que ilumina la senda del destino,
¡ Es el amor de una madre
que nos salva¡