De moteles y otros rincones del deseo
|- En torno a Adán Cabral .
Cabral Sanguino, Adán, De moteles y otros rincones del deseo, Verso Destierro
Ernesto Paz León
De moteles y otros rincones del deseo es el título del nuevo libro de relatos del escritor Adán Cabral Sanguino, publicado por la editorial Verso Destierro, con ilustraciones en portada e interiores de Adrián Sánchez Oropeza, y prólogo de Isadora Montelongo.
En estas narraciones, el juego erótico, las confesiones de intimidades prohibidas o permitidas socialmente, el amor y el desamor, crean, en conjunto, todo un archipiélago de tramas, donde la pasión, los celos, el alcohol y el deseo sexual reprimido, viajan por territorios que rayan en lo ilegal o clandestino para llegar a ser, desde una simple aventura sexual (sin consecuencias aparentes), hasta la violencia extrema y el homicidio. La sensualidad de las imágenes que acompaña los textos, es de un erotismo exquisito y nos brinda la compañía perfecta para degustar la lectura.
En esta obra, la habitación de un motel es casi siempre el escenario principal donde convergen esas tramas. Moteles para cada ocasión, con habitaciones según los gustos y posibilidades económicas de las almas que ahí encuentran refugio, el nido de amor, el final de una parranda, o sexo por dinero. Así lo evidencian cuentos como “Taxiboy”, “Blues de la Habana” y “Agua sexual”.
Con historias magistralmente contadas, las voces femeninas fluyen y toman un sitio preponderante en sus diferentes personajes que, con una naturalidad asombrosa, nos narran, a través de un lenguaje sencillo y hasta procaz, la vida de una teibolera, como en “Tatuajes en el alma”, o la grabación anónima desprovista de todo escrúpulo de una mujer (que podría ser cualquiera) en “Lipotimia”. Y hay mucho más que decir de esos 20 relatos breves que un lector ávido de buena literatura puede encontrar.
Estas siluetas, que quedaron atrapadas como mudos testigos en los espejos de esas habitaciones, nos cuentan ahora sus historias y se convierten en un reflejo de nosotros como sociedad; de lo que somos y no queremos reconocer; de lo que imaginamos de los demás, pero no deseamos saber. En fin, de las obsesiones y perversiones que subyacen en los escondrijos más recónditos de la mente humana y que, de manera frecuente, vemos en la nota roja de algún periódico o se muestran en la internet sin ningún tipo de restricción.
Algunas otras intrigas las conocemos muy bien porque nos son afines, porque guardan en su interior las memorias o la evocación de lo que alguna ocasión vivimos en aquellos sitios creados para la fantasía y el placer carnal, con frecuencia, envueltos en la magia de la vida nocturna y que, tal vez, por pudor o vergüenza, nunca contaremos.