IMAGEN QUINCE

Eduardo Cerecedo

Camino de Boca de Lima a Tenixtepec hay una ceiba grande, muy grande, que en principio tenía bajo su sombra doce cruces, mi padre dice, que antes le pendían trece listones, pero que aún, muy antes, allí colgaba diecisiete hombres ahorcados, los colgaron porque eran ladrones de vacas, el abigeo es penado con la cárcel. Pero, para evitarse más trabajo, allí mismo los ejecutaron. Como nadie los reclamó, los zopilotes hicieron su festín de ocho días. Alguien se atrevió a bajar a un colgado y lo encontraron con varios tiros de gracia, de allí que nadie más se interesó por los cuerpos. El fruto de la sombra, entre raíces, las cruces cada año se renuevan por allí de Todo Santos, sin que nadie sepa, quién lo hace.