PRIISTAS NACIONALES, ESTÁN ACABANDO CON SU PARTIDO
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RAUL GONZALEZ RIVERA
PRIISTAS NACIONALES, ESTÁN ACABANDO CON SU PARTIDO
La familia priista está en un tris de desaparecer definitivamente del mapa mexicano. Como ocurrióen el año 2000 cuando Vicente Fox arrasara en comicios electorales y la desbandada de socios priistas terminara en golpes callejeros, lo sucedido en la ciudad de México no es otra cosa que la final de un partido que lo tuvo todo en exceso, y está llegando la hora de su extinción.
Las jerarcas morales del priismo mexicano, Dulce María Sauri Riancho y Beatriz Paredes Rangel, se lamentaron muchísimo de la muestra que dieron ante el pueblo de México, los bárbaros correligionarios que no se consuelan todavía con la derrota sufrida en urnas electorales el último 6 de junio y en justa demanda, reclaman la renuncia de sus dirigentes nacionales, o la tranquilidad no llegará jamás a las trincheras del ex partidazo.
Recuerdan socios priistas de la aldea veracruzana, que en el año 2000 tras el triunfo electoral del panista Vicente Fox, los asociados del viejo régimen se desmoronaron, pero levantaron cabeza peleando entre ellos, inclusive, como viles porros, como muchos de ellos fueron en la universidad, salieron a las calles y encendieron los ánimos de protesta y reclamos interminables en contra de sus amos estatales y regionales.
Ya en el proceso electoral del 2018 se afianzaría el derrumbe prácticamente total del partido tricolor y muchos en ese partido hasta concibieron la idea de que un milagro consiguió que no cerrara puertas en forma definitiva el ex membrete más antiguo de este país, en lo que hace a materia político-electoral.
Todavía en Veracruz, un buen día, personalmente el jerarca Jesús Reyes Heroles, vendría para decirles a los socios priistas, que renovaran su membrete, o que este moriría irremediablemente.
La respuesta de los priistas que saquearon el estado por espacio de 40 años al politólogo mexicano, fue lanzarle tomates podridos a sus espaldas. Después quisieron reivindicarse erigiendo un busto en su memoria, en su edificio de Moreno y Ruiz Cortines. Sin embargo, el daño estaba asestado y el viejo régimen, igual, encaminaría sus primeros pasos hacia su desaparición sobre tierras veracruzanas.
Así que la nota dada anteayer por los socios tricolores en la ciudad de México, asimismo, preludia un final d actuaciones del que fuera un partido invencible.
Es probable que muchos de sus partidarios y militantes, al fin conocedores y practicantes de la traición, reconocidos por su papel de tránsfugas a través de la historia del partido, famosos porque sin ostentar una ideología determinada, bien pueden emigrar hacia las trincheras de otros partidos políticos, como en muchos casos lo han hecho, pidiendo su inclusión en trincheras del panismo o de Morena.
Por supuesto, que al país falta una escuela que enseñe a los jóvenes, que es el sector más sensible de la sociedad actual, la existencia de las diferentes filosofías políticas e ideológicas, bajo las cuales el mundo ve transitar sus días en la cotidianidad aun dentro de la gravedad que entraña sobrevivir dentro de la pandemia del coronavirus. Al tiempo.
XALAPA, REPLETA DE BACHES QUE UN DÍA TAPAN Y AL OTRO, TAMBIÉN
El desastre no puede ser menos.
La ciudad desluce por la constante de baches que ahora se cuentan por miles, los cuales un día son tapados y al otro también.
Sin conocer los xalapeños aún ninguna obra trascendente que hayan promovido las autoridades municipales, no dejan de lucir sus numerosos empleados y ayudantes, corriendo por sus calles y avenidas, la flotilla de automóviles y camionetas, de modelos recientes, exhibiendo el logotipo: florece Xalapa, pero sin que se sepa a ciencia cierta hacia donde corren sus conductores, qué hacen.
De otra suerte, se considera que solamente pierden su tiempo haciendo recorridos de supuesta vigilancia a los cuatro costados de la capital del estado rico, pero repleto de pobres, que es Veracruz.
Enunaconferencia mañanera reciente del presidente Andrés Manuel López Obrador se abordó el tema de todos los trienios, en el sentido de que a la ciudad, hace falta un segundo piso y con éste, bien podría salvarse un tanto el congestionamiento cotidiano en sus calles y avenidas y que tampoco ninguna autoridad ha podido ni sabido cómo enfrentar y resolver.
Los grupos encargados de elaborar programas de movilidad urbana, que se dieron en las administraciones priistas, entre otras, la de Américo Zúñiga Martínez y la actual comuna, resultaron un fiasco.
El colmo, que ahora se anuncie que ese grupo de expertos, igual vaya a dejar como herencia para el alcalde Ricardo AhuedBardahuil, los proyectos que lleven a la instalación de parquímetros sobre la avenida Murillo Vidal. Lo cual, entre otras cosas, entrañaría una verdadera locura y que el dinero público se tire a la basura.
El ex alcalde Ignacio González Rebolledo, fue el primero en proponer como una vía de salvación para el tránsito vehicular y en sentido amplio, mejorar la calidad de vida de los xalapeños, la construcción de un segundo piso que iniciara en la avenida 20 de Noviembre, continuara por Xalapeños Ilustres, cruzara la calle de Enríquez y desembocara en la avenida Manuel Avila Camacho.
Sería un proyecto majestuoso y que diera la oportunidad a Xalapa de desahogar el pesado tránsito que se registra las 24 horas del día, que ninguna autoridad política o de tránsito ha podido resolver, amén por supuesto, de que se erradique la ola de atracos que cometen los encargados de los operativos realizados con sus grúas, como de que la ausencia de semáforos, provoque a la constante de incidentes viales que pueden arrojar pérdidas materiales cuantiosas y víctimas mortales.
Todo esto, en lugar de presumir en la construcción del ferrocarril que ligaría a Xalapa con una docena de municipalidades aledañas a la capital y que podría abarcar o incluyera a los municipios de Coatepec, Xico, Cosautlán de Carvajal y Jalcomulco y que conectaría con poblados de la zona centro del estado de Veracruz.
Esta obra sería muy importante, pero tal vez, debería iniciar con la expectativa de salvar a Xalapa del caos, los excesos, abusos y arbitrariedades que se cometen cotidianamente, en aras de ofertar una capital limpia y con la frescura de los años idos, que hasta pareciera que ya no volverán. Esperemos.
XALAPA LUCIÓ SUS JARDINES Y ESPACIOS LIBRES, CON LORENZO J. CASARÍN
Xalapeñas de cepa recuerdan gratamente el nombre de don Lorenzo J. Casarín, un notario público, venido de su natal Alvarado y fuera alcalde de la ciudad capital, porque en su administración lucieron enormidades los más de 30 parques y jardines de aquellos ayeres, a los cuales arribaban familias completas los fines de semanas y días inhábiles o de vacaciones de la burocracia y los estudiantes, en la escuela, en sus diferentes modalidades educativas.
Los parques de los Berros, el Juárez, el de los Tecajetes, eran tan solo tres de los 30 o más espacios al aire libre que los xalapeños disfrutaban placenteramente, incluida la zona que ahora ocupa la USBI y que en su tiempo fue primero una vaquería y posteriormente, se abrieron campos para el juego de futbol y la práctica del béisbol.
Hoy día los adolescentes y jóvenes, únicamente cuentan con el parque Colón, pero a todos estos se suele negar su acceso. Ninguna autoridad rinde una explicación acerca del porqué esa negativa.
Quien no recuerda- observa un viejo ciudadano dedicado a la sastrería, o lo que queda de esta actividad- que un día, estando sentado sobre el filo de una banquita de los Berros, se apareció caminando por sus pasillos el alcalde Lorenzo J. Casarín, acompañado de un solo auxiliar y de inmediato “me llamó la atención, que me bajara y no pusiera los pies sobre la banca”.
El edil tenía su carácter, de esa forma condujo su administración con energía, cercano a la gente y saliendo a la calle todos los días, para exigir de sus ciudadanos orden, limpieza, higiene y buena cara al resto de la población.
En general, los alcaldes de ese pasado brindaron a los xalapeños un ambiente de tranquilidad, salud pública, mantuvieron a la ciudad, ajena a la violencia y la inseguridad. En ese ritmo siguieron los alcaldes Fernando García Barna, Othoniel Rodríguez Bazarte y el doctor Pedro Coronel Pérez. Grandes ediles, que muchos recuerdan con reconocimiento y cariño.
Fijese usted que a la falta de zonas aireadas, como son las que más se requieren días de coronavirus a la alza, la ausencia de salas pequeñas de juegos de mesa y el cine barato, urgen de manera emergente, debido a que los jóvenes específicamente, están siendo víctimas de poderosos cambios en sus conductas, lo que ni aun los especialistas de la salud pública, pueden entender accesiblemente, no obstante que en todo momento acusan que es el estrés, el causante de tanta inestabilidad emocional, provoca al desenvolvimiento de una sociedad violenta.
Empero como aquellos ediles que abandonaban sus confortables oficinas de palacio municipal y salían a la calle para comunicarse directamente con la gente, jamás volvieron. Cierto que algunos más como Armando Méndez de la Luz y Carlos Padilla Becerra, abrieron las puertas de palacio municipal a los ciudadanos que quisieran cruzar los pórticos oficiales y pudieran llegar hasta sus alcaldes para exponerles sus problemas y que fueran escuchados con el respeto, que cualquiera de los representados de aquellos se merecían. Es todo.