Notas sobre creación poética y apostillas teóricas, con sombrero ajeno
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Por Eduardo Cerecedo
Lo que se recomienda a los jóvenes que aspiran a escribir sus propios versos, en primer momento, es que tengan un gusto por la lectura, un amor a las palabras y una amplia visión del mundo que les rodea. Decía la Dra. Teresa del Conde (Crítica de artes plásticas, 1935-2017) con respecto a los iniciados en el arte de la pintura, que si quería ser pintores, lo primero que tenían que hacer, es ver mucha pintura, corrientes, escuelas, épocas; pero sobre todo, tener un sentido agudo, para saber apreciar el arte que se expone en las galerías.
Así, en ese tono, el que quiera ser novelista que lea suficientes libros de novelas, el que quiera ser cuentista de igual manera.
El poeta que quiera serlo de a de veras, pues tiene que apreciar los libros de poemas, distinguir, los libros de poemas que contengan poesía. Para eso se requiere tener una perspectiva propia que te lo da la lectura. Rainer Maria Rilke, en Cartas a un joven poeta 1, aconseja a un iniciado en esta aventura verbal, aquí lo más importante.
En primer momento señala que abandone la idea publicar sus textos, que si los compara con otros, de igual manera, en cambio le da estos consejos: “Nadie le puede dar consejos o ayuda. No hay más que un sólo camino. Entre en usted mismo, busque la necesidad que lo obliga a escribir: examine si sus raíces penetran hasta lo más profundo de su corazón.
Confiésese a usted mismo: ¿moriría si le estuviera vedado escribir? Sobre todo esto: pregúnteselo en la hora más silenciosa de la noche: ¿verdaderamente me siento apremiado para escribir? … Si es afirmativa, si puede enfrentar una pregunta tan grave con un fuerte y simple Debo, entonces construya su vida de acuerdo con esta necesidad… Entonces acérquese a la naturaleza, intente decir, como sí usted fuera el primer hombre, aquello que usted ve, vive, ama, pierde.
No escriba poemas de amor. Evite de inmediato los temas más comunes: son los más difíciles”. Hasta aquí la cita.
Los críticos que han escrito en pos de la obra, de Jaime Sabines, señalan que en lo sencillo de su poesía está la dificultad para entenderla. Qué es fácil de imitar tocando su temática, pero es allí donde reside el peligro, ya que el abrió brechas desde su primer libro Horal, dando muestras de su poderío verbal, los que lo siguen, lo imitan, se van tragando el polvo que deja a su paso. Pues bien, esta es una primera entrega, de tantas que haré en este espacio, claro, si me lo permiten (Respuesta al director de Caracol Azul, Alejando Ojeda Pech, después de pedirme unos consejos).