Salvatore de Monferrate, los orígenes del español
|- Manantial entre arenas
Alberto Calderón
El caso de Salvatore es singular y llama la atención por lo que les voy a comentar. Él nació en la región de Piamontesa, concretamente en Monferrato, desde ese momento quiso ser escondido para siempre pero debido a su condición, se hizo popular a pesar de haber sido desterrado desde su nacimiento.
Su padre, el joven Humberto, fue presa de un amor prohibido con Vittoria que era su hermana, ante este acontecimiento trataron de ocultar el error carnal. Dejando a su hijo en manos de un convento cercano a Alejandría, su vida fue registrada en los monasterios por los que transitó, ya que apenas con diez años de edad había pasado por más de doce de ellos, entre trabajos como mozo, ayudante de cocina y otras actividades que le encomendaban.
Una de las cosas que aprendió fueron las distintas lenguas que hablaban en las cartujas en donde estuvo, a pesar de su discapacidad mental que lo acompañó a lo largo de su vida. Entre los tumbos iniciales que le deparó su niñez, en uno de ellos fue a parar a una gran abadía piamontesa, donde se hizo conocido por su peculiar forma de hablar, esto se sabe gracias a un novicio inglés que pasó un lago periodo en el monasterio y que describió su extravagante lengua; mencionaba que cuando se expresaba no era con el latín culto que utilizaban los hombres del clero, tampoco con la lengua vulgar que se hablaba en esos territorios. El caso de Salvatore era extraordinario ya que platicaba en todas las lenguas que conocía y a la vez ninguna de ellas con total claridad para ellos.
Salvatore tenía la habilidad de nombrar un objeto, cualquier cosa en latín otras en provenzal, unas más en variaciones de las lenguas romances, para la abadía resultaba extraordinario que un hombre utilizara con certidumbre y de un estilo muy particular una combinación de lenguas que inicialmente parecía un hecho incomprensible, pero en realidad lo que estaba haciendo era crear un habla con palabras de varias de ellas.
Pero lo más sorprendente es que todos en el monasterio a pesar de las dificultades de su expresión entendían lo que Salvatore quería decir, fue admirable que un solo hombre dominara las lenguas romances cercanas a su geografía creando la suya propia y que el latín sirviera como un enlace para comprenderlas.
Humberto Eco en Confesiones de un joven novelista, nos hace referencia a su obra El nombre de la rosa en donde nos dice que tomó prestados personajes de distintas clases como vagabundos errantes y ladrones para dar una idea de la gran confusión social y religiosa en la que vivió Italia durante el siglo XIV y menciona en su libro que investigó a Salvatore por sus características ya que la historia del personaje hace referencia a sus viajes por diversos países, estuvo en Liguiria, en Provenza y en las tierras de Francia, aprendiendo de las lenguas que se hablaban en cada uno de los sitios de su peregrinar.
Por eso lo agregó a su novela adoptando el papel de un vago del mundo, mendingando, fingiéndose enfermo, sirviendo en algún monasterio por algún tiempo para volver a los bosques uniéndose a las bandas de menesterosos que se hicieron populares en toda Europa en donde había falsos monjes, charlatanes, cantores, malabaristas, mercenarios, artesanos, gente que vivía de la inocencia ajena. Así dedujo a Salvatore pasando de un grupo a otro asumiendo su misión de vida casi nómada.
Salvatore fue de los personajes que poco a poco fueron entretejiendo lo que a la postre sería uno de los idiomas de mayor riqueza, hablado por millones de personas en todo el planeta.
Les recomiendo el libro La maravillosa Historia del Español de Francisco Moreno Fernández, en donde encontraran relatos fascinantes y la ruta de los orígenes de nuestro idioma, gracias a este gran investigador perteneciente el Instituto Cervantes de la Universidad de Harvard.
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