Día de muertos, una fusión de costumbres

  • Los antecedentes de la celebración se remontan a la Europa de la Edad Media: expertos

El Día de Muertos es una de las fiestas más representativas de México, celebración de tradición milenaria que honra a los difuntos y es resultado de la mezcla cultural entre las religiones prehispánicas y católica. Aunque en muchos países del mundo rinden culto a la muerte de diferentes formas, la mexicana es tan importante que en 2003 fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Sergio Sánchez Vázquez, investigador del Área Académica de Historia y Antropología de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) explica que antes de la llegada de los españoles, los nativos mexicanos rendían culto a la muerte a través del dios Mictlantecuhtli, y creían que al parecer, las almas se dirigían a Mictlán, el cual tenía nueve niveles.

La fecha está precedida por una alfombra de flores, calaveritas literarias, de azúcar y chocolate que engalanan las ofrendas, en donde se pueden ver platillos típicos o del gusto del difunto, bebidas como atoles, agua de frutas, tequila y pulque, además de fruta, fotos de los difuntos y el tradicional pan dedicado a ellos.

El especialista señala que esta tradición es símbolo de identidad de los mexicanos: nos distingue de otros países porque somos los únicos que lo hacemos poniendo ofrendas a los difuntos. El contenido de un altar –agrega– es símbolo del sincretismo de las culturas española y mexica, pues contiene elementos que se formaron con la mezcla de dos componentes. El cacao, por ejemplo, de origen mexicano, se unió con la leche para dar como resultado el chocolate; así también el mole y otros alimentos.

Originalmente, esta fiesta era resultado de la cosecha de maíz y su ciclo agrícola con duración de 260 días. Los días restantes descansaba la tierra. El final de este ciclo se festejaba con vivos y muertos, destaca el científico de la UAEH. “Ésta es una tradición que perdura porque tiene la capacidad de adaptarse y seguir vigente, ya que la cultura es dinámica y permite que se reproduzca. Como resultado del sincretismo se le han agregado imágenes de los difuntos y de los santos del catolicismo. Algunos migrantes han agregado dólares al altar”, agrega.

En los distintos estados del país el festejo tiene diversas connotaciones. El culto a los muertos es diferente de acuerdo con la región. El investigador menciona tres lugares en el país considerados los más conocidos: Mixquic, Pátzcuaro y la Huasteca, que engloba la sierra de cinco estados.

El Xantolo, desarrollado principalmente en los municipios de Huejutla, Yahualica y Xochiatipan, es costumbre arraigada entre la población, e incluye ofrendas de comida, bebidas, ceras, arcos de flores y otros objetos que se instalan en honor de los difuntos, tanto en hogares como en tumbas.

En México, el Día de Muertos está nutrido de cultura prehispánica y europea; es una tradición original que distingue a los mexicanos, y aun cuando la cultura anglosajona pesa, se está tratando de conservar al paso de generaciones. “La tradición perdura porque tiene la capacidad de incorporar nuevos elementos y seguir vigente”, asegura el  antropólogo e historiador.

Sin embargo, la celebración,  de acuerdo con un artículo difundido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) no tiene fundamento en prácticas prehispánicas, sino en la Europa de la Edad Media.

Elsa Malvido, quien colabora en la Dirección de Estudios Históricos del INAH, indicó que fueron los intelectuales de los años 30 quienes inventaron la leyenda de que esta celebración era de origen prehispánico.

“De ninguna manera, como se nos quiere hacer creer, representan resabios de la cultura indígena mexicana. Fue el abad de Cluny, en la Francia del siglo X, quien decidió dedicar el día 2 de noviembre a la celebración en honor de los macabeos, una familia de patriotas judíos reconocidos como mártires en el santoral católico y que, además, consagró el día anterior, el primero de noviembre, para la conmemoración de los santos y mártires anónimos, quienes no poseen nombre, apellido ni festividad en el calendario ritual católico”, enfatizó la especialista.

Asimismo aclaró que esta costumbre se relaciona más con el hecho de que los fieles solían velar el cuerpo de Cristo el día en que fue crucificado, lo mismo que hacían con sus familiares el día en que los enterraban.

De esta forma, cuando las Leyes de Reforma retiraron los panteones de las iglesias mexicanas y los volvieron cementerios civiles, la tradición y la verbena se trasladaron a dichos sitios.

“La tradición comenzó en las tumbas de los ricos, que eran decoradas con encajes y mantones, adornados con portavelas y candelabros de oro y plata. La gente acudía a los panteones a visitar estas tumbas adornadas y a pasear a sus hijas vestidas elegantemente para buscarles marido bien acomodado; luego, cada quien comenzó a adornar, de acuerdo con sus posibilidades las tumbas familiares. De ahí comenzó la tradición de visitar y pernoctar en los panteones”, dijo.

No obstante, aunque los orígenes no hayan sido prehispánicos en su totalidad, la manera en que se festeja el Día de Muertos en México es única en el mundo y responde al sincretismo religioso que se dio después de la conquista de los españoles, señaló Roberto Morán, teólogo y profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad La Salle.

“Es evidente que tiene que haber una influencia europea en la celebración, ya que con la Conquista española también llegó el cristianismo a nuestro país; sin embargo, aquí ya se celebraba a los muertos”, puntualizó.

Haciendo referencia a la religión católica, la celebración se denomina Día de todos los Santos.  Explicó que desde la concepción católica un santo es aquel que en vida ha dado un ejemplo a seguir, tal como lo hizo Jesucristo, y en este sentido muchas personas tienen un santo no reconocido por la iglesia al cual venerar, por ejemplo, una madre, padre o hermano.

Morán agregó que “ésta no es una tradición ni europea ni prehispánica, sino que responde a un sincretismo de ambas culturas y que son reflejo de la mexicanidad, un aporte único de nuestro país al mundo”, no por nada fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Este inicio de mes efectivamente algunos celebrarán el Día de Muertos, que en la Península de Yucatán se conoce como el Hanal Pixan, que en maya significa en resumen: “comida de las almas”. También tenemos la tradicional fiesta del centro del país celebrada en San Andrés Mixquic, así como el Día de Muertos en Janitzio, en medio del lago de Pátzcuaro, Michoacán, por citar algunos, pero lo cierto que en todo el país se puede encontrar una gran diversidad de festividades de este tipo.

En cuanto al Halloween, palabra usada por primera vez durante el siglo XVI, es una variación escocesa de la expresión inglesa All Hallows Even cuyo significado es: “víspera de todos los santos”; pero el origen de esta festividad es céltica, cuya creencia era que la línea que une a este mundo con el otro mundo se estrechaba con la llegada del Samhain, (especie de deidad) que permitía a los espíritus benévolos y malévolos pasar a través de la muerte a la vida y viceversa, por lo que se cree que el uso de trajes y máscaras eran para alejar a los espíritus malignos, herencia que nos viene a través de la dominación del Imperio Romano a los países celtas.

Es indudable que en todas las épocas y culturas los pueblos han rendido tributo y un gran respeto a la muerte, sea como deidad, como demonio, brujas, Xtabay, gnomos, duendes, chaneques, aluxes, leyendas desde luego creadas por el hombre para manifestar su temor a los fenómenos naturales, a los que al no encontrar una explicación lógica, se los atribuía a toda clase de deidades y demonios, pero que sin embargo es parte de la cultura de nuestros pueblos, por lo que es indispensable conocer la que se celebra en cada región del país y del mundo para entender mejor lo que son nuestras tradiciones unidas en un sincretismo cultural.