EL CHINTOISMO Y LA XALAPEÑIDAD
|Héctor Leonel Reyes
Bodega de semillas que fertilizan la nostalgia consciente; crónicas del vivir en plenitud, desde las esquinas del barrio que se esfuma, o en las esquinas de la mesa de cantina donde se recupera la memoria fundacional de lo que aún tiene sentido.
El chintoismo es la retaguardia literaria que no se agota en el siglo XIX, ni en el XX; ni mira al XVII esperando que el manantial en la arena anuncie su primera florida feria ya para el XVIII.
No puede ser, este movimiento, un retorno maléfico a la tristeza reaccionaria de quienes recopilan las leyendas sobadas y resobadas del callejón diamantino y demás cuentos a medioacabar; no, el chintoismo es una cosa viva, que si mira al pasado lo hace para asentar la memoria presente desde una mixtura de historias, poemas, crónicas, leyendas, canciones, que se recaban todavía frescas en mil y un lugares por donde Sherezada juega al billar con Tin Tan; donde el Juanote se pela una naranja china escuchando La flauta mágica de Mozart; donde doña Vale mantiene la suculencia del tlacoyo; donde el Vaya-vaya desoculta sus revistas sicalípticas al grito de ¡gol del Cruz Azul!
Se solicitan lectores y escuchas activos, para que desde el decir de Silverio & Leonel, hagamos de cuenta que el espejo es de todos y habrá que mirarnos colectivamente, así sea para ser testigos de cómo en los fines de semana las manadas de personas se encaminan a beber cerveza y licor, como dicen que sucede con las manadas de elefantes en la África de nuestros sentimientos.