TEMEN CRUZAR POR LA COLONIA 21 DE MARZO, ANTE ACOSO PERMANENTE DE POLICÍAS VIALES

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

TEMEN CRUZAR POR LA COLONIA 21 DE MARZO, ANTE ACOSO PERMANENTE DE POLICÍAS VIALES

                Automovilistas de la ciudad como de quienes cruzan por calles de la colonia 21 de marzo, con rumbo a la ciudad de México, temen hacer lo que consideran una verdadera hazaña, porque el acoso de que son víctimas, por parte de los policías viales, no cesa, pese a que en diferentes tonos y medios lo han hecho saber a las autoridades estatales.

                El temor se acrecienta conforme trascienden los días, porque no existe control alguno en lo que hacen de manera arbitraria y prepotente, los cuerpos de policías viales, al amagar, detener por peteneras a los automovilistas que tienen necesidad de cruzar por dicha zona, con tumbo al resto de la ciudad otrora de las flores y la antigua capital del país.

                Como es sabido ni los operativos que realizan las grúas ni los agentes de la policía vial han disminuido, sino todo lo contrario, persisten y lo más grave, que traen de intimidar, abusar y cometer verdaderas fechorías en contra de automovilistas, como ha venido sucediendo en calles y plazas comerciales de la otrora Atenas veracruzana.

                 A loa excesos y abusos de autoridad, en que suelen incurrir los mencionados elementos de la policía vial, el poder es tal el que ejercen estos uniformados, que el común de automovilistas y camioneros, difícilmente pueden escapar, ya que se carece de un puente de comunicación entre el ciudadano y el uniformado de policía, para que explique el porqué de su condición de perdonavidas, mascarada bajo la cual estos operan en contra de los automovilistas.

                Ante quien debe acudir un automovilista que es vejado y asaltado por un policía vial, nadie lo puede responder, debido a que el grueso de sus timoneles y amos, igual, están metidos en el burdo negocio de inventarle a los conductores de vehículos de motor, el menor incidente que les sirva de pretexto para acometerlos y asaltarlos.

                De sus fechorías, no queda antecedente alguno, porque las infracciones que se imponen en los corralones, adonde son depositados y desmantelados los automóviles arrastrados, por los operativos de las grúas, amén de que allí, nadie se hace responsable de la seguridad de las unidades depositadas en estos siniestros lugares y de que la imposición de multas, no obliga a sus explotadores a extenderle a sus víctimas, los recibos foliados y autorizados fiscalmente.

                Un negocio redondo, nadie lo pone en duda, del cual la 4t no puede decir, que en materia de tránsito, sea parte de la transformación del país, como lo sustentan funcionarios forjados en las trincheras de Morena.

                Por otro lado, la imagen que dan estos supuestos servidores públicos a nadie convencen y si en cambio, dejan un mal sabor de boca tanto entre habitantes de la que fuera capital de la cultura y la educación, como de quienes realizan cotidianamente travesías por nuestras calles y avenidas, con rumbo a la ciudad de México y el sureste del país.

                A propósito, podría alguna autoridad explicar a los xalapeños, porque ahora traileros y los piperos cruzan la avenida de Lázaro Cárdenas, en el horario matutino y vespertino y no como anteriormente solían hacerlo, por la vía alterna, que va de Perote a Emiliano Zapata. Esperemos, para evitar los accidentes viales, que costaron numerosas pérdidas humanas y daños materiales cuantiosos.

SI TODAVÍA NO HAY CRIMINALES IDENTIFICADOS DE LOS NORMALISTAS DE AYOTZINAPA, QUÉ DEL 68

                Por supuesto sobre la matanza del 68, es menor la posibilidad de que aun siendo ya declarados como extintos varios de los prominentes políticos y policías de aquellos años, que fueran a ser sancionados como autores de crímenes de lesa humanidad, que por espacio de 50 años han esperado padres de familia, académicos, universitarios y estudiantes que de alguna u otra forma participaron y testificaron la matanza de Tlatelolco.

                El presidente Gustavo Díaz Ordaz, en aquella fatídica hora que vivió la historia del país, se confesó como el único responsable de la masacre que enlutara al país y diera la vuelta por todo el mundo, como resultado de una lucha limpia llevada a la plancha de la plaza de las tres culturas de la ciudad de México, para condenar una vez más, el odio que un gobernante mantenía contra los jóvenes principalmente de aquella época.

                Es decir las masacres que trascienden porque se realizaron contra mexicanos y sus verdugos también fueron mexicanos, provocan que las heridas sigan abiertas en muchas direcciones, porque la aplicación de la ley quedó pendiente de darse y tampoco la justicia, fue precisamente la panacea que hubiera podido imponer el régimen gobernante, frente a la impotencia, el dolor, pero la vergüenza y la condena permanente de todo un conglomerado de mexicanos, entre quienes  quedarían fundidos maestros, estudiantes, ciudadanos comunes y mujeres.

                La masacre se dio con toda la fuerza del estado y el propio presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, la justificaría asegurando que se trataba de evitar que los enemigos del extranjero volvieran a irrumpir en el país, como habían hecho en otros momentos de la historia nacional, porque de igual forma, las instituciones de gobierno, habrían sabido repeler y responder a las enconadas belicistas, porque México, era un país demócrata y en santa paz.

                Nadie entre la gente del pueblo, daría crédito a las expresiones presidenciales, en el 68, sino todo lo contrario, el grueso de compatriotas aztecas sostendría el juicio en el sentido de que fue el régimen priista el que habría matado a decenas de jóvenes, más no la esperanza de que en algún momento fueran reivindicados, llevando a juicio precisamente a los políticos criminales y que jamás fueron siquiera sentados en un banquillo de la justicia azteca, donde se les interrogara y sancionara, porque se trató de un genocidio o como se quiera, crímenes de lesa  humanidad, los cuales siguen a la espera de que la justicia sea aplicada.

                 En tanto a los jóvenes normalistas de Ayotzinapa, se les siga regateando el reconocimiento a su causa y se les niegue, el castigo en contra de sus verdugos, el movimiento de 68, podría quedar para la espera de que algún día, pueden correr 300 años, su gesta sea recordada y se proceda a sancionar con el repaso de sus nombres, a los autores intelectuales de la brutal matanza de jóvenes promesas del país, en aquel fatídico año de 1968. Esperemos.

PUENTES AÉREOS, ÚNICOS, PARA RESOLVER EL CONGESTIONAMIENTO VEHICULAR EN XALAPA

                Quizá se estén llegando los días, en que se debe asumir una toma de decisiones y no seguir imaginando o haciendo volutas en el aire, acusando que Xalapa es rehén de los taxistas y los camioneros del servicio urbano, sino de una vez por todas, se lleve a cabo el plan que resuelva y satisfaga el interés del total de la ciudadanía, en el sentido de que, ésta, es la única capital de los estados colindantes, con rezagos y abandono de muchos años.

                Si bien la ciudad surgió de la improvisación, porque los jerarcas políticos de hace doscientos años no imaginaron jamás que se llegaría a los extremos, en que actualmente se encuentra metida, no es menos cierto, que por las complicidades con ediles corruptos a lo largo de la historia local, nunca se dio  a la búsqueda de las alternativas de largo plazo, para resolver las cuestiones del tránsito peatonal y vehicular, que tantas calamidades ha impuesto en detrimento de su supuesta movilidad, cuando ésta no existe.

                Ninguna medida que vaya a dictar  el cuerpo de burócratas auspiciados por el regidor del rubro en cuestión, dejará ver a ciencia cierta, cómo  solucionar el conflicto que entraña la gran aglomeración de peatones y la circulación de miles de  vehículos de motor que diariamente recorren las únicas calles del llamado casco histórico, que para lo único que sirven, es el pretexto que esgrimen policías viales y agentes de tránsito, para hacer su agosto, cuando les restan  días, semanas y años, para abandonar el barco e irse de la ciudad y acabar con los huesos que roen sin  escrúpulo alguno.

                Nomás saque usted sus personales cuentas, pero en el gobierno de Agustín Acosta Lagunes y siendo alcalde Ignacio González Rebolledo, por pura puntada o con el crédito que  el momento le imponía a sus políticos austeros, el segundo propondría la construcción de un primer puente aéreo que iría de Xalapeños Ilustres a la avenida Manuel Avila Camacho, lo que solucionaría, se dijo en aquellos días, un terrible tráfico  de automotores, lo que vio con buen ojo el mandatario estatal, pero que nunca se llevó a feliz práctica.

                Algo semejante sucedió al arribar como mandatario de Veracruz, don Miguel Alemán Velasco, quien vería con una dinámica diferente y viendo por la transformación hacia la modernidad de la ciudad, y para lo cual, se colaría la especie en el sentido de construir el centro de gobierno en inmediaciones de Xalapa y Emiliano Zapata, lo que tampoco se hizo en la vida real, para desahogar el corazón de la ciudad, sacando todas las oficinas de gobierno del estado a la periferia.

                Ambos proyectos, de alguna forma, acabarían con buena parte del brutal congestionamiento en las rúas de la ciudad y, por otro lado, se evitaría ese ir y venir de miles de peatones y automovilistas y camioneros del servicio urbano, para provecho únicamente de los explotadores de las grúas y los uniformados de tránsito, porque la imagen que perciben propios y ajenos, es la de una aldea en plena decadencia. Es todo.