ANUNCIA AMLO REACTIVACIÓN DEL FERROCARRIL DE XALAPA A MÉXICO

  • Llegará un momento en que creas que todo ha terminado. Ese será el principio”: Epicuro

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

ANUNCIA AMLO REACTIVACIÓN DEL FERROCARRIL DE XALAPA A MÉXICO

Sin duda los usuarios del ferrocarril que dejó de operar en tiempos del presidente Ernesto Zedillo, escucharon que muy probablemente, sea reanudado el servicio de pasajeros y carga del tren que cubrió antes la ruta que va de Xalapa a México, y que lamentablemente concluyó actividades en manos  del señor Luis Gómez Z.

                En Xalapa el ferrocarril, tuvo  una gran empatía con sus habitantes, ya que una mayoría prefería el tren aunque la línea de autobuses “flecha roja” hacía lo suyo en los viajes que iniciaban en esta capital, seguían por la vieja carretera de dos carriles únicamente, para continuar hacia la capital de la república, centro estratégicos para las operaciones comerciales, preferentemente en aquella época.

                Don  Miguel González Castillo, conductor de una portentosa máquina de vapor entre los años 50-60 contaba que los viajes eran largos, pero a la gente gustaban, porque les permitía solazarse con la vista panorámica a través de sus ventanillas, un paisaje verde, repleto de  fauna y advertía que el fresco de la mañana, llenaba los pulmones de viajeros seguros de que su arribo a su destino sería exitoso y placentero.

 Los camarotes  del tren eran cómodos y su restaurante ofrecía platillos regionales, aguas frescas, refrescos embotellados y por otro lado, los pasajeros podían escuchar las noticias que  narraban los locutores Ignacio Martínez Carpinteyro o Ignacio Santibañez, a través de la estación de radio XEW.

                Don Miguel, era un hombre de amplias espaldas, tez blanca, ojos verdes, corpulento, su estatura rebasaba el 1.75 metros y se sentía orgulloso de haber nacido en Xalapa, usaba el tradicional pañuelo rojo de los ferrocarrileros, en su cuello, se sintiera frio o calor, pero nada que se pareciera a las temperaturas que tienen a los xalapeños al borde de la desesperación.

                Don Miguel, aludía al nombre de don Porfirio  Díaz, identificándolo como un “gran general y mejor presidente”. El maquinista de un tren movido a base de montañas de carbón, que se metían a la caldera, para que pudiera rodar sobre las vías, que para ese entonces, el gobierno de Díaz había instalado en gran parte del país, obedeciendo así, a una de las sensibles exigencias y necesidades del pueblo, incluida obviamente, esta capital.

                Las vías que cruzan la ciudad, son las que construyó el gobierno  del general Porfirio Díaz. Don Miguel, el abuelo narraba cuitas de su trabajo como maquinista, durante el estallido de la revolución de 1910, correspondiéndole como tal acarrear  los cargamentos de oro y plata en costales, del puerto de Veracruz al punto de la geografía nacional, en donde se encontraran parapetados los “dorados” del general Villa. Era dinero, para pagar los efectos de la revolución contra la dictadura del general Díaz.

                El ferrocarril, nace en Xalapa, constituyendo el principal medio de transporte de pasajeros por la región, al puerto de Veracruz y la capital de la república. Con una población de alrededor de cinco mil habitantes, el tren era visto como el favorito modo de viajar por la nación azteca.

                Con la construcción de la llamada “estación nueva”, igual se destinó un espacio para la concentración de pasajeros, un pizarrón, que anunciaba llegadas y salidas del tren, a un costado, los cuartos de los telegrafistas, responsables de enviar las señales, bajo las cuales los maquinistas, hacían rodar los vagones tanto de pasajeros como la carga que sería llevada para su distribución hacia el antiguo DF o bien, el puerto de Veracruz.

                Luis Gómez Z., el hombre fuerte del gobierno federal, para el control de los trabajadores del riel y sus ferrocarriles, por órdenes presidenciales, sería el personaje, con que se sepultaría la empresa rielera y con ello, centenares de trabajadores quedarían a la deriva. El abuelo, don Miguel, todavía alcanzó a sobrevivir posteriormente, con el cobro de su pensión, hasta su paso al descanso eterno, cuyos restos mortales se localizan en una tumba del panteón antiguo que se ubica entre la avenida 20 de noviembre y la calle 5 de febrero.

23 DE MAYO DE 1923, DÍA DEL ESTUDIANTE Y EL MITÍN CON EL CUAL SE FUNDA LA UNAM

                Si los polvosos libros que registran la historia  a pedazos de este país, no mienten, los estudiantes  también tienen su día, aunque nunca lo celebran, pero con una marcha de protesta  que se dio en las calles de la ciudad de México, portando pancartas en alusión a la demanda de libertades de opinión y de expresión, así surgió en un 23 de mayo de 1923 la celebración  que quedó más para el anecdotario.

                El tema ha sido literalmente el mismo, falta de libertades para expresarse, la ansiada bolsa de trabajo que no  se abre, el juicio de estudiantes contra las universidades, porque se acusa que muchas de ellas son fábricas de desempleados, aunque la protesta más sólida se produjo en el 68, con la osada medida terrorista llevada a cabo por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, la masacre de estudiantes escenificada en la plaza de Tlatelolco y de la cual dio fe con su extraordinaria narrativa  de  la escritora Elenita Poniatowska, en su libro “La Noche de Tlatelolco”.

                En la provincia y ´particularmente en esta aldea, los estudiantes en aquellos ayeres, salían a la calle en son de protesta contra actos  de arbitrariedad cometidos por los gobiernos, ya fuera el federal o el estatal, tenían que padecer el acoso a macanazos por parte de elementos policiacos y de las fuerzas armadas, la detención ilegal, la tortura en el peor de los casos, pero la respuesta siempre fue la misma.

                Sin embargo, se decía que un joven que no fuera rebelde, sencillamente había envejecido muy prematuramente. El haber ocupado un espacio en el aula de la escuela universitaria, daba lugar a mostrar su indignación cuando las causas justas, fueran violentadas,  por parte de los gobiernos y sus instituciones de fuerza bruta.

                La matanza de Tlatelolco, sin embargo, selló el parteaguas entre las luchas estudiantiles del antes y las que se produjeron posterior al evento criminal, el cual por cierto, sigue sin el castigo y sentencia, contra sus actores principales, aun cuando Díaz Ordaz, haya asumido él y nadie más, lo diría, la responsabilidad histórica  del ataque armado contra la clase estudiantil en el fatídico movimiento del 68.

                En la aldea, los regímenes posteriores al 68, irrumpieron corrompiendo a no pocos de los jóvenes, con la entrega de chambas  políticas, concesiones, dinero y creándoles para su peculio casas de asistencia, en donde anidarían y se formarían  igualmente,  los grupos de porros, que habrían de sembrar-tiempo más tarde- el terror en instalaciones escolares, den los establecimientos comerciales y entre la propia muchedumbre que caminaba por la calle, con la condena popular en aquellos días, en el sentido de que un auténtico estudiante, no podía ser un maleante que nomás por quítame estas pajas, atacara, golpeara y hasta asesinara.

                 Desde  entonces, el olvido sobrevino, el día del estudiante no se festeja, pero quedan como recuerdo del 68  las marchas, las  protestas y manifestaciones callejeras y en las plazas públicas, que  el pueblo en masa aplaudió y homenajeó a su paso, vitoreó a los jóvenes rebeldes con causa y que se forjaron en las aulas como futuros profesionales, útiles a la patria chica, como lo hace constar todavía un ejército de todos aquellos, desde diversas trincheras laborales. Enhorabuena.

QUÉ  NOS PASA, QUE LA VIOLENCIA SE APODERA DE LOS JÓVENES EN TODOS LADOS

Un jovencito de apenas 18 años, Salvador Ramos, para no variar de origen mexicano, según cuenta  un policía gringo, que tiene su sede de operaciones de seguridad en los Angeles, Estados Unidos, sin decir agua va, baleó a su abuela de 66 años y luego encaminó pasos a una escuela primaria, en cuyo interior se atrincheró y como en las películas de buenos y malos, comenzó a disparar en contra de   sus alumnos, todos niños de 6 a 12 años de edad y una maestra, a la cual también ejecutó.

La suma de los acribillados, al momento es de 20 niños y aunque el criminal fue abatido por la policía en un cruce de balazos, el sabor amargo de la derrota para la gran sociedad yanqui queda, porque no es esta la primera vez en que se suscita un ataque semejante y  en el que las víctimas mortales, son menores.

Condenable a todas luces y nadie encuentra en sus cinco sentidos, una explicación que pueda justificar semejante acto de barbarie  como el que acaba de ocurrir y hasta cimbrar a buena parte del mundo civilizado.

 De  este lado del río Bravo, la ola sigue creciendo, de  diez a catorce mujeres ejecutadas diariamente en las distintas entidades del interior del país.

                Que nos pasa, que ninguno de los mensajes que se rinden a través de las diversas instituciones públicas, ya sea de procuración de justicia y las judiciales logran tranquilizar la vida social, la cual va a la alza, conforme a la percepción de la  sociedad civil, pese a que le digan las instancias oficiales que los datos son otros, mucho más optimistas y que no  hay tantas muertes como se persiste en señalarlas a través de todos los medios.

 La  ciudadanía, no está contenta ni satisfecha, sino todo lo contrario, tiene temores bien fundados como lo hace constar la serie de acontecimientos que se vienen dando en la entidad, y en los cuales, el acoso, la muerte y la violencia  van sobre caballo de hacienda, en tanto el común, ignora  ante quién exhibir sus miedos e inseguridades, porque la respuesta no llega.

                Queda muy claro que el llamado a la pacificación de la sociedad no llega a toda la población, y que haya jefes de estado, como Joe Biden, quien al saber de los asesinatos de Texas, se concretó a sentenciar que está harto de que se esté matando a la gente, nomás, porque se tiene un arma y arengó a que los fabricantes y distribuidores de estas, deben estar sometidos a un control específico, allá en la unión americana.

                 Justicia y la ley, las fuerzas del orden público, la academia y las iglesias, probado está, que no llegan al corazón de quienes siguen creyendo o confiando en que la paz perdida y la tranquilidad social, le ha sido robada a millones en los Estados Unidos y aquí, pero con la esperanza puesta, en que aún de los escombros de la decadencia, pueda todavía ser recuperada la vida buena que añora  una inmensa mayoría.

 La inseguridad, no permite a los ciudadanos de buena fe y convencidos que puedan concentrarse en sus labores cotidianas y en beneficio de los intereses más elevados del pueblo azteca, para recuperar la paz social, lo que no es un privilegio, sino un derecho de todos.