LA LEYENDA DE LA CREACION DEL ZACAHUIL

  • EL GRABADO UTILIZADO PARA ILUSTRAR «La Leyenda del Zacahuil», es obra del grabador y músico Alec Dempster, y forma parte de su reciente colección intitulada «Lotería Huasteca»

Al reinado de la de la triple alianza (1431), Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba, dominaron a los

pueblos de la huasteca.

Pero sería Moctezuma Ilhuicamina (1458), quien vendría a derrotar y capturar a los caudillos, nobles, caciques y reyes huastecos. A quienes hizo prisioneros, para llevarlos a “Tlamalín xochitl”, lugar donde tenían la prisión Huasteca. No sin antes ridiculizarlos por medio del azteca

entre los Aztecas, “Cihuacóatl Tlacaelel” vistiéndolos de mujer y pintados a su manera haciéndolos bailar en Cuextlán, llamándose a esta acción: la danza de Moctezuma (1458), hoy conocida como “danza de los comanches”.

Cuextlán fue conquistado, también fue sometida “Tan-lolok-kab” (Tantoyuca), Huexotlan (Huejutla), y varias ciudades más, nombrando como capital a “Xicóac o Tzicóatl” (mujer serpiente o Serpiente de turquesas, congregación de San Isidro, hoy Dr. Montes de Oca o hacienda de Tzicuaque, municipio de Álamo-Temapache), nombrando como rey a “Chilhuaqui” (chile seco) y como jefe guerrero “Tepoxmoyulis” (pecho duro).

Allá por el año de 1468, todos estos pueblos empezaron a pagar tributo a un “calpixqui” (mayordomo) de Moctezuma, llamado “Quimichtín” o ratón, al que por sus acciones los huastecanos bautizaron con el nombre de “Huehutli” (huehue-viejo, tlicutli-brazas, o sea que significa “viejito caliente o libidinoso”, otros dicen que significa, “camino viejo”).

Huehutli a su llegada a la huasteca, se dedicó a sacrificar niños recién nacidos para chuparles la sangre, según él, para recuperar la juventud y tener más virilidad, además cometía abusos sexuales no importando la edad de las mujeres, cosa que molestó mucho a los huastecanos.

A fines del reinado de “Axayácatl” (rostro de agua) (1479), sobrino y sucesor de Moctezuma Ilhuicamina, los Huastecos se revelaron, negándose a seguir pagando tributos a los aztecas; liderados por un joven guerrero al que llamaban “Iztacoyotl” (coyote blanco) hermano de

“Shinguiri” (gorro o sombrero viejo), y por “Chilhuaqui” (Chile seco) rey de Xicóac y “Tepoxmoyulis” (pecho duro).

Cuando estos se enteraron que los aztecas fueron derrotados por los tarascos, tomaron a Huehutli prisionero y lo mataron, lo desollaron, lo envolvieron de masa martajada y enchilada, molida en un métlatl o metate, cubriéndolo con hojas de kuaxilotl o plátano y apapantlilla.

Después con su cuerpo prepararon por vez primera en todo Huastecapan, un “tlaixpictle” (náhuatl) o “chacahuil”-zacahuil (tenek-huasteco), que se traduce como tamal grande enchilado y atoloso, e hicieron un hoyo grande en la tierra, lo llenaron de piedras y con brasas, lo cubrieron

y ya cocido lo sacaron, para repartirlo entre todas las mujeres que habían sido ultrajadas, para que comiéndolo lavaran su honra, que a su vez gritaban jubilosas “tlanque cualantli” (se acabó la problema).

Desde entonces y por tradición en guerras y batallas, a los enemigos, que tomaban prisioneros, los sacrificaban y se los comían convertidos en zacahuil, hasta la llegada de los españoles, que fueron los que les aconsejaron que debieran mejor prepararlo de guajolote o de puerco, como se consume hasta nuestros días.