Santas aportaciones

Historias de Reportero

Santas aportaciones

Carlos Loret De Mola

En cualquier país de mediano avance democrático, Delfina Gómez ya hubiera renunciado a la Secretaría de Educación Pública. Es inmoral que esté al frente de la educación de la niñez mexicana una mujer sentenciada unánimemente por haber extorsionado a sus trabajadores en Texcoco para robarles el 10% de su sueldo y desviarlo a las campañas políticas de Morena.

Me detengo en un dato central: la sentencia fue unánime. Todos los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, incluidos aquellos afines al gobierno del presidente López Obrador, consideraron que hay pruebas inequívocas de que la secretaria Delfina Gómez cometió este delito cuando era presidenta municipal de Texcoco, Estado de México.

Pero en este gobierno el desvío de dinero público para las campañas políticas no es un delito, es una práctica aceptada, promovida y tolerada para el financiamiento electoral de López Obrador y los suyos. Por eso, el presidente en su conferencia mañanera usó el viejo recurso: el dinero de Delfina son aportaciones a su movimiento. Dijo: “trabajadores del Ayuntamiento aportaron recursos para el movimiento, y entonces la acusan a ella de haberlos obligado”. Aportaciones, palabra mágica para esconder la extorsión, el robo, el desvío. ¿El dinero de Pío? Aportaciones. ¿El dinero de Martinazo? Aportaciones. ¿El dinero de Esquer? Aportaciones. ¿Delfina? Aportaciones. Tantos casos iguales. Va a sonar muy fuerte, pero es real y está documentado: es el modus operandi de un grupo de delincuentes electorales para hacerse del poder; ya califica como delincuencia organizada.

¿Qué fue lo que hizo Delfina Gómez? Extorsionar a sus trabajadores. El dilema era sencillo: le cedes a la jefa el 10% del salario o pierdes el empleo. Pero para López Obrador la extorsión no es un delito, es una herramienta de gobierno. Y por eso no se condena, se justifica. La lista de extorsionados crece día a día.

A los empresarios el gobierno llega con un mensaje claro: me pagas los impuestos que yo digo, o te giro órdenes de aprehensión contra ti, contra tu consejo y contra tu familia. A los opositores lo mismo: opera para Morena y no se abren investigaciones en tu contra (y si lo haces bien, hasta embajada te toca). Ha extorsionado el SAT. Ha extorsionado la UIF. Ha extorsionado la FGR. Han extorsionado desde oficinas de Palacio Nacional. La conferencia mañanera es un permanente acto de extorsión: a quien se somete -tenga el expediente que tenga- el presidente lo elogia en público; al que disiente le receta embestida.

Por eso López Obrador, aunque no le hayan preguntado, salió a defender a su secretaria Delfina Gómez, porque para él, los delitos por los que fue sentenciada no son delitos, son herramientas de trabajo. Para Delfina no hay castigo: hay impunidad y hay elogios… con la firma del presidente de México.