AQUÍ ESTAMOS

Henry D. Luque

Aquí estamos envejecidos y rotos

los que mirábamos desde bastidores

como las escenas se repetían en amaneceres interminables

y observamos nuestros sueños estrellarse

contra la realidad de las calles.

Nos vimos como nunca nos habíamos visto,

todo era más fácil a pesar de estar ebrios, locos,

drogados con la incertidumbre del momento siguiente,

danzando sobre los huesos de la eternidad con música del infierno,

vestidos con armaduras inventadas para nuestra historia épica.

Éramos jóvenes blandiendo envases de cerveza

brindando por la vida.

Aquí estamos los que fuimos promesa,

como un retrato del trauma, la degeneración

y las penurias que sufrimos al encontrarnos con la indiferencia,

al toparnos frente a un muro donde estrellamos nuestros puños

queriendo devolverle el color a la existencia

y nos dimos cuenta de que peleábamos contra nadie, contra nada.

Supimos que la edad la cura el tiempo.

Fuimos llevados en el hocico de perros cazadores de la realidad

que nos despertaron con los gruñidos de la muerte,

y nos fueron devorando como sombras

de las que nunca fuimos libres.

Aquí estamos envejecidos y rotos del alma,

atesorando recuerdos como joyas que se roba el tiempo,

como una antigua película de la cual se recuerdan escenas

en la que se sigue siendo un héroe falso,

montón de carne y huesos y adrenalina

que se arrojó ignominiosamente a las trampas de las calles,

babeando cerveza y ron,

vociferando poemas mal escritos donde nos preguntamos:

¿Dónde hemos estado?

¿Qué ha pasado todos estos años?

Y el presente con luctuosa y solemne respuesta

nos grita:

Aquí estamos, abatidos por dentro,

con el corazón que se ha perdido para siempre,

con décadas en el bolsillo

y polvo del tiempo en los ojos.

ESTE MORTAL SERPENTEO, de Henry D. Luque, Editorial Taller De Creación Literaria