MERCADO JUÁREZ, ROMPE CON DEFINICIÓN DE MR. HUMBOLDT

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

MERCADO JUÁREZ, ROMPE CON DEFINICIÓN DE MR. HUMBOLDT

No conformes con el crecimiento anárquico y desordenado de la ciudad, diferentes alcaldes de un pasado ominoso cambiaron la denominación de parque Juárez por el de “mercado” y el apellido del prócer en la fundación de la Reforma, don Benito Juárez, al echar fuera las flores y plantas y en su lugar sembrar vendedores ambulantes, betuneros, y pordioseros, bolsas de basuras y roedores.

                Un día llegó a la ciudad el señor Humboldt. Como solían los numerosos extranjeros, procedentes de diversas latitudes del mundo, atraídos por las bellezas de una ciudad que contaba con abundante agua, calles barridas y limpias, un servicio de limpia pública impecable y xalapeños, que abrían las puertas de sus casas para ser anfitriones de holandeses, españoles, gringos y de otros espacios de la geografía mundial, con la certeza de que aquí iban a encontrar una capital, a semejanza de las muchas altamente urbanizadas y cultas del resto del planeta.

                Su parque central, sin duda inspiró al señor Humboldt, para que pudiera bautizar a Xalapa como ciudad de las flores. Este y el parquecito Lerdo, se distinguieron como los espacios aireados, verdes, muy verdes, en la recepción de visitantes de la entidad veracruzana, como del resto del país.

                Lamentablemente, no todo   podía seguir siendo miel sobre hojuelas, así que un día arribaron a la presidencia municipal los alcaldes enemigos de las bellezas y atractivos de la ciudad. Y en ese tenor, destruyeron el parquecito Lerdo, el cual servía de remanso para la plática trivial y el esparcimiento a pleno aire, de las familias auténticas de la ciudad de las flores, como la habría calificado el señor Humboldt.

                En los años 50 y 60 del pasado siglo XX, todavía paseaban los gansos y patos que contaban con su propia fuente, en la parte baja del parque Juárez. Y en el extremo de cara a la avenida Ursulo Galván, alguna autoridad mantuvo la expectativa de que las niñas y niños se deleitaran visitando un pequeño acuario, que por añadidura adornaba al propio parque. Sus ahuehuetes gigantes y su jardinería completaban la exquisitez del recinto que debió permanecer intocado.

                Empero, como lo que más importaba a los ediles, era recibir moches o mordidas, dieron acceso a   una docena de vendedores ambulantes, lo que afea y obstaculiza y apesta la vegetación en desdoro de sus paseantes y transeúntes. La fila de betuneros, pudo haber contado con otras áreas para el desempeño feliz de su modesto ejercicio laboral, pero no, la obra  del edil tramposo abrió el “mercado Juárez”, robándole así el aire limpio y ajenos a contaminantes, de que había gozado ampliamente el entonces parque Juárez.

                Honor a la verdad, el presunto homenaje que han querido rendirle a perpetuidad al Benemérito de las Américas con la instalación de la monumental estatua en recuerdo  al mejor presidente que México ha tenido, después de la época Colonial, a veces lo opaca el humo de las fritangas y papas fritas, los tóxicos que generan las boleadas que realizan los boleros y los chillidos de los roedores que acostumbran salir de sus cloacas a la superficie aledaña al monumento a Juárez, apenas dejan de transitar paseantes.

                Todavía en la memoria histórica de la ciudad, queda el recuerdo cuando un irreverente joven, ebrio o drogado escaló por toda la altura el monumento para colocarle en uno de sus hombros, cubriéndole medio rostro una prenda íntima femenina en broma se diría, pero seguramente de muy mal gusto y falta de respeto absoluto, a la que fuera ciudad de las flores y la Atenas veracruzana.

HAY EXPECTATIVAS POR EL DISCURSO DE SOCIOS PRIISTAS

Seguramente se necesita un dejo de vergüenza para presentarse como candidatos del PRI a los cargos de elección popular que vienen por parte de quienes ostenten las banderas del viejo régimen, cuando de sobra es sabido que en el lapso de los 35 años anteriores hundieron al país y acabaron con las esperanzas de todo un pueblo, por cambiar y transformarse hacia un destino mejor.

                Cuando sobrevino la desbandad en las filas del ex partidazo, tras de romper prácticamente con el régimen de la ignominia-como se le califica al que representaron los tricolores- por aquellos días del finiquito al priismo de Miguel de la Madrid Hurtado, se supuso que el cardenismo asumiría la histórica decisión de llevar a cabo el cambio tan esperado por los mexicanos.

                El heredero del general Lázaro Cárdenas, representó por un momento las ansias de todo un pueblo por echar abajo a los gobiernos de quienes habrían usurpado las ganas de llevar a cabo un cambio radical a los escenarios de la soberbia, la prepotencia, la ladronería y el abuso de las instituciones públicas. Sin embargo, a la hora de una toma de decisiones, el “cachorro” de la Revolución, se negó a reconocer que le habían arrebatado el poder presidencial y se negó a pelear por la ratificación der su triunfo electoral, llevado a cabo en las urnas electorales.

                Aquí en la aldea, los síntomas de la descomposición o perversión del poder público, había iniciado en el sexenio de don Rafael Hernández Ochoa. Socios priistas emigraron de su partido, chaquetearon a seguir siendo parias de un membrete, y se fueron a la oposición, no importaba el color que fuera.

 Se fueron, y quienes quedaron jamás quisieron escuchar la recomendación que sonaba fatalista en uno de sus guías políticos más reconocidos, don Jesús Reyes Heroles, al llamado que hizo a las huestes partidarias, en su propia casa de Moreno y Ruiz Cortines, cuando les dijo textualmente “Se renueva el PRI o muere”.

                Por supuesto, ante una horda de ignorantes de la realidad histórica de Veracruz y el país, debía desaparecer prácticamente su membrete. Desde entonces, ya no fue lo mismo. El derrumbe anunciado por el politólogo de Tuxpan, había firmado la sentencia de muerte de un partido, que sirvió de pretexto a los malandros políticos para hacerse de riquezas explicables y de cometer los abusos y excesos, que le debían costar como ocurrió en la elección presidencial de 2018.

                Por esto, es que ciudadanos bien nacidos, se preguntan, cuánta desfachatez se necesita, para que corruptos asociados del priismo, anden haciendo una promoción que cuesta millones de pesos, tan solo porque pretenden de nueva cuenta, montarse en sus caprichos políticos, aspirando a agenciarse curules y alcaldías, con la certidumbre de que el pueblo carece de memoria y de escrúpulos, y que volverá a votar por ellos. Por favor.

ESTADO Y PARTIDOS POLÍTICOS SIEMPRE HAN SIDO PATERNALISTAS

                No, definitivamente, si los candidatos a alcaldes, regidores y diputados federales y locales no regalan láminas cartón, viandas y canastas conteniendo productos básicos, la contienda electoral será muy aburrida y el ausentismo de votantes en fecha de celebrarse comicios electorales va también a ser histórica.

                De siempre el pueblo de México ha sido apapachado, adormilado y sometido a la toma de decisiones de los poderosos.

                A nadie cabe la menor duda, de que el mal que agobia o acompaña a la sociedad civil viene desde la época colonial. Los españoles intercambiaban espejitos por trozos y barras de oro a los antiguos colonos de la Conquista a manos del soldado Hernán Cortés.

                De siempre se dijo a los mexicanos que los había de primera, segunda y de tercera. Es decir, la clasificación de que había tres clases sociales y económicas, se insertó en cada azteca desde la fundación de la primera aldea, hasta los días que corren en los cuales se sigue identificando a mexicanos de una clase alta, otra media y una baja. Esto no ha cambiado, persiste igual.

                Entonces los candidatos a los puestos de elección popular una vez que el país ingresó a los tiempos de las contiendas electorales, ante urnas electorales, aquellos se vieron en la necesidad de hacer de alguna forma una compra de la voluntad del pueblo. Mientras el unipartidismo se enseñoreó como único partido en uso del poder, no fue necesario, pero cuando apareció el México plural, la cosa cambió.

                Los electores en demasía se dejaron seducir no solo por el discurso elevado por los políticos, sino que además tendría que aderezarlo el común de aspirantes a ocupar huesos públicos con la entrega de singulares regalos, que incluían enseres domésticos, dinero en efectivo, tabiques para la construcción, cemento, cal, arena y grava, además de otros enseres propios del hogar. Este reparto se siguió hasta el último proceso electoral que haya tenido lugar.

                Los jóvenes en mayoría por esto votan y sus progenitores, igual, pues lejos están de sentir algún patriotismo que los haga consentir la idea de que con su voto se van a conseguir las grandes faenas que solamente se escuchan como promesas en el discurso de los candidatos.

                 Esta forma de subvencionar la simpatía y participación de los ciudadanos, ahora acusa que será ilegal si la acomete un partido o un aspirante a hueso público, sin embargo, su práctica es endémica, viene de decenios y siglos si es posible.

                Ahora, se refiere que los abanderados priistas, ya dieron comienzo a este sistema de compra de voluntades y posteriormente los votos que necesitarán para poder ganar los puestos electorales que se proponen, empero, la voz de alerta ha sido registrada por tirios y troyanos, en el sentido de que las cosas han cambiado y se presume que no habrá perdón para aquellos que pretendan robar, corromper y comprar la voluntad de un pueblo que siempre se ha visto como tal, como un borrego a la hora del reparto de  dividendos, canonjías y privilegios. Al tiempo.