El espacio poético de Ely Núñez

Francisca García Batlle (1905-1953)

FRANCISCA GARCÍA BATLLE. Nacida en Coatepec, Ver., en mayo de 1905, se destacó en el mundo de las letras y el arte. Fue poeta, dramaturga, actriz, maestra y fundadora de jardines de niños, además de participar en la vida política de su pueblo natal, siendo la primera mujer en ocupar el cargo de regidora.

    Nació el 23 de mayo de 1905 en Coatepec, Veracruz, fue la penúltima hija de Francisca Batlle y Patricio García y Sedas. Su madre era descendiente de migrantes franceses, nacida en Santiago Tuxtla, y su padre, quien fungía como notario en Coatepec, era originario de Huatusco, Veracruz. Según Olivia García Morales, sobrina de la poeta, la pareja tuvo 12 hijos, de los cuales sólo conoció a dos mujeres y cuatro varones, que son los que aparecen en las fotografías familiares: Dolores (Lolita), Francisca (Pacona), Patricio, Anastasio, Justiniano (torero apodado “El gallito tercero”) y Leobardo (importante boticario de Coatepec).

Si bien el nombre de nuestra protagonista era Francisca García Batlle, desde muy joven comenzó a firmar sus poemas como “Pacona” y a presentarse en público con ese sobrenombre. Las personas entrevistadas por Ramiro Contreras (1986) así la llaman, al igual que sus familiares, ex alumnos y conocidos coatepecanos; lo mismo ocurre con personas de Altotonga y de Xico, ciudades a donde viajó, donde vivió y fundó escuelas; razón por la cual, en adelante la llamaremos Pacona, como a ella le gustaba.

Soledad García Morales, exalumna de Pacona, comentó que cuando ésta nació “su familia era ampliamente conocida en el medio económico, político, social y cultural de Coatepec y más allá de estas pequeñas fronteras. La actividad del abogado [su padre], convertido en distinguido notario, lo llevó a relacionarse con familias de gran raigambre y   poder en la zona e incluso pudo participar en la actividad política y en la labor educativa del cantón” (García Morales 2013).

Se le recuerda por su característica sonrisa y generosidad.

       Hasta hace algunos años, antes de que fueran robadas las letras de su epitafio se leía:

                                   Señor bien sé que por aquí pasaste

                           he encontrado la huella que tu planta dejó.

ANDEN

Coatepec, muchacha que vendías naranjas

y vendías camelias en aquel andén

al que yo llegué con un equipaje

repleto de versos, a tomar un tren

          Recuerdas que entonces era yo tan joven

          como tú lo eras? ¡recuerdas también

          que usabas blusitas hechas de cantares

         y faldas bordadas con hebras de miel?

        Y tenías un novio: era Consolapan

        (¿a través del tiempo te habrá sido fiel?)

        me platicaste que te casaría

       el Padre Ángel Sánchez, un amanecer…

       ¡Quien pudiera verte, muchacha bonita,

        como te vi entonces, en aquel andén

       del que yo salí, cargada de ensueños

      a correr el mundo…en mi propio tren!