‘Me encantaría tener prestaciones, ¿a quién, no?’, dice Don Gerardo, organillero de profesión

  • El hombre de 44 años destaca que como trabajador no asalariado últimamente no le ha ido tan bien, debido a la pandemia y ‘a lo que hemos pasado’

El mercado laboral en México se ha recuperado luego de más de dos años de pandemia, sin embargo, parte importante de estos empleos se siguen ubicando en la informalidad.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo elaborada por el INEGI, al cierre del año pasado la población ocupada sumó 56.6 millones, lo que significó un incremento anual de 3.5 millones de empleos, de los cuales 62 por ciento se generaron en la informalidad.

Así, en el cuarto trimestre de 2021, 31.6 millones de mexicanos de los 58.8 millones de personas que componen la Población Económicamente Activa (PEA) se encontraban en este sector, 200 mil más que el registro del tercer trimestre, 600 mil más que el del segundo y 1.8 millones más que el del primer trimestre.

ORGANILLERO

Gerardo Moreno tiene 44 años, 7 de ellos como organillero, un oficio que no le permite contar con prestaciones en materia de seguridad social como servicios médicos, crédito para vivienda, pago de antigüedad, vacaciones o aguinaldo.

“Si me encantaría (tener prestaciones), a quien no, porque si es necesario tener el Seguro Social, las prestaciones, vacaciones porque aquí como trabajador no asalariado últimamente no nos ha ido tan bien y con el tiempo de pandemia y lo que hemos pasado, nuestros ingresos han caído más del 70 por ciento y hasta la fecha no hemos podido recuperarnos”.

Por el contrario, cuenta que, para laborar, deben pagar la renta del equipo, entre 150 y 200 pesos diarios, el gasto de uniforme, 400 pesos, que les puede durar hasta cuatro meses y la gorra, 150 pesos, además de sus alimentos de la jornada.

“Lo que es más pesado es la renta porque hay que pagarla diario o por semana, los uniformes te compras uno y te dura tres o cuatro meses, pero la renta con esta situación si esta pesado, entonces se nos hace un poco complicado juntar la renta”

Aclara que, laborar 12 horas al día no les permite obtener grandes ganancias, “si acaso 200 pesos diarios”, apenas 30 pesos más que un salario mínimo, el cual ronda los 172.87 pesos.

“Mucha gente se va por la pantalla de que como dice pasa demasiada gente ese canijo se ha de rayar y realmente no es así, además tengo familia, todos enfermos. Mi mamá diabética con la amputación de un pie, mi hermana a punto de dializarse, mi esposa saliendo de una cirugía que le hicieron hace cuatro años de un aneurisma, mi hermano falleció el año pasado. Entonces todo eso son gastos, que a uno lo van consumiendo”, expresó.

Según la Organización Internacional del Trabajo, el empleo informal incluye todo trabajo remunerado que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales o normativos, así como también trabajo no remunerado llevado a cabo en una empresa generadora de ingresos.

Los trabajadores informales no cuentan con contratos de empleo seguros, prestaciones laborales, protección social o representación de los trabajadores.

DE BOLERO

Héctor Ramírez Alatorre es actualmente lustrador de calzado- bolero-, tiene 61 años de edad, 28 de ellos laboró en la formalidad en una empresa de la industria textil, de donde lo liquidaron en 2004, lo que le permitió forjar un patrimonio.

“Desde que estaba trabajando en la textil estaba fincando, pedí una lana y lo iba pagando en el transcurso del año y tenía dos chambas: trabajaba en textil de las 3 y media hasta las 10 de la noche y un tío mío tenía una fábrica de trusas, entraba a las 8 de la mañana y me dejaba salir a las 2 de la tarde y córrele para la otra chamba”.

Desde hace 17 años, ofrece lustre al calzado de oficinistas y visitantes a las oficinas del Tribunal de Justicia de la Ciudad de México y de la Secretaría de Relaciones Exteriores. A el como a otros de sus compañeros, la pandemia los obligó a no trabajar durante más de seis meses y ahora que han vuelto a retomar.

Entre cremas, trapos, pinceles, grasa, tinta y jabones, en su banquito y de buen ánimo, reconoce que antes significaba algo importante la celebración del Día del Trabajo, “yo fui a marchar varias veces, que nos llevaban de la empresa”, pero hoy no alcanza para festejar.

Menos, si la realidad laboral no les permite a ellos (trabajadores informales) contar con beneficios que la ley otorga a los empleados formales.

“Damos 15 pesos al mes de cuotas entonces no sale para el aguinaldo. Yo lo que hago, diario en un botecito le voy echando, si nos fue bien con 50 pesos, 100 pesos o 30, pero siempre le echo y a fin de año tengo mis 7 mil u 8 mil pesos de aguinaldo y como salen de vacaciones en los juzgados, yo también aprovecho una semanita de descanso con mi auto aguinaldo”.

Don Héctor refiere que al día obtiene entre 200 y 300 pesos por una jornada de trabajo que arranca a las 8 de la mañana y concluye después de las 5 de la tarde.