LECTURA DE LOS LIBROS EN EL OLVIDO PROVOCA EL ALZA DE JÓVENES METIDOS EN LA DELINCUENCIA
|60 SEGUNDOS
RAUL GONZALEZ RIVERA
LECTURA DE LOS LIBROS EN EL OLVIDO PROVOCA EL ALZA DE JÓVENES METIDOS EN LA DELINCUENCIA
Sin duda, una de las medidas que bien podrían salvar al país en lo que hace a la creciente ola de la delincuencia en nuestras ciudades, pues ninguna se salva de la intromisión de amigos de lo ajeno y la alta criminalidad, es la escuela en todos sus ciclos y como parte de ésta, la lectura de los libros, como lo hicieron hace 70 años Cuba y la república de Chile a la caída del gobierno del dictador Augusto Pinochet.
México, lamentablemente contó con grandes difusores de la cultura en los años iniciales del pasado siglo XX, que las nuevas generaciones se han visto involucradas metiéndolos en el olvido.
Hace unos días, como resultado de una encuesta entre estudiantes universitarios, a pregunta de quién fue el primer presidente de México un par de jovencitas, respondieron que el economista Carlos Salinas de Gortari. El hecho porque se hizo público trascendió, pero esta es una constante sobre todo que se dio en los años 80 en algunos nuestros planteles escolares, claro, salvo honrosas excepciones, pero en la facultad de leyes, para evitar el desconocimiento del entorno histórico, político y filosófico se aplicaba en la asignatura de Teoría delo estado, la lectura por semestre de doce textos alusivos al conocimiento de las diversas ciencias histórico-sociales.
El resultado alcanzaba niveles de novedoso, porque la ignorancia aun en ese nivel, asomaba narices y los propios jóvenes accedían a remediarla, yendo a la biblioteca, adquiriendo los libros, leyéndolos con singular voracidad intelectual, pero al final del día el propósito se conseguía. Los muchachos leían doce libros que en su vida habían siquiera imaginado que existían y además, los reseñaban con un resumen, escrito con sus propias palabras, dejándoles el aliento para continuar en sus vidas profesionales acudiendo a los libros, fuera del contexto estrictamente jurídico, que era su materia original y de vida profesional.
Con el correr del tiempo, algunos de esos jóvenes, ahora convertidos en profesionales en ejercicio de su carrera, recuerdan que en efecto, la escuela no lo es todo, al margen o paralelamente si se quiere tener una visión amplia de las cosas que ocurren e inciden en el desarrollo de la sociedad, solamente se habrán de alcanzar leyendo, lo que además enriquece la condición espiritual y humanística de los seres que puebla la faz de la tierra.
Rememoran varios de aquellos estudiantes de leyes, que al principio les apenaba que ignoraran cuando llegaron a Xalapa, como “pupilos”, para continuar sus estudios universitarios, que en clase a pregunta de su profesor, ignoraban los pormenores de sus municipios y lugares de origen faltando a la definición emitida por el filósofo Sócrates, cuando advertía que la ciudad en que nace el hombre, es inherente a su personalidad toda su vida y consecuentemente debía dominar todo aquello que conforma el entorno donde cada cual nació y vivió, porque es la única forma de amar a su patria. Esperemos.
EN LA CALLE LA GENTE SIENTE MIEDO AL ATAQUE, LO MISMO DE UN DELINCUENTE QUE DE UN POLICÍA
Es cierto que de alguna forma yendo a las raíces del problema, es posible que la readaptación de un presunto delincuente, se encuentre la expectativa para que la sociedad vuelva a disfrutar del clima de libertades y paz social, que los mexicanos antes ya conocieron y que en mala hora, el rumbo se distorsionó y culminara en lo que ahora el estado se ve impedido de devolver a los nacionales de este país.
El hombre nace bueno, ni duda, así lo sostiene el genial doctor Freud, sin embargo, con el paso del tiempo, muchos optan por asumir las conductas antisociales, no hay duda de este señalamiento.
Y en ese carril, son ejércitos los que suma ahora la delincuencia, sobre todo incorporando a jovencitos que apenas andan entre los diez y quince años de edad, según dan cuenta los diversos acontecimientos de violencia que se vienen registrando en nuestras ciudades, porque incurren en verdaderos baños de sangre, atracos a mano armada y otros de menor cuantía, como el asalto callejero, a la ama de casa al salir del súper mercado, el taxi.
Sociólogos, juristas, especialistas en políticas públicas relacionadas con el crimen, sostienen que con la fuerza de las policías y los ejércitos de la Sedena y la Marina, es posible erradicar el tumor maligno que asuela a la sociedad ya por espacio de los últimos 20 años, sin que se pueda pronosticar su final, siendo que hay generaciones de mexicanos, que también conocieron la tranquilidad franciscana de un pasado que pareciera remoto o producto de mentalidades calenturientas.
El problema de la readaptación, necesariamente urgiría de un sistema carcelario de avanzada porque el existente, deja mucho que desear. Así como se afirma que la universidad es una fábrica generadora de futuros desempleados, la cárcel enseña las especialidades que el crimen tiene para enseñarla a sus nuevos internos, que en mayoría aplastante son jóvenes.
En los casos de menor cuantía en el ámbito de la inseguridad se encuentra la confesión de mujeres, hombres y menores buenos, al advertir que al caminar en la calle, subirse a un taxi o el autobús urbano, el miedo que sienten y que los vuelve inseguros en su andar por nuestras ciudades, es en relación a los demás, que avista sospechosos injustamente quizá, como de toparse con un elemento de cualquiera de las policías, a los que se les tiene no respeto, sino temor y se siente hasta el terror. No hay confianza en la institución policial, menos en la procuradora de justicia y por añadidura, en la que aplica la ley.
Entonces, a quién debe encomendarse el común de ciudadanos, que caminar por la banqueta, se hace a un lado como previendo que el peatón de enfrente lo pueda atacar. Asaltar o hasta asesinar. Los creyentes de alguna filosofía religiosa, sostienen que se aferran a dios, a Jesús, buscando su protección.
Empero, este es el momento que se está viviendo, la desconfianza es generalizada y la gente en la calle transita en muchos casos, con el terror pintado en su rostro. Al tiempo.
HAY UNA LEY QUE SANCIONA A LOS QUE INCLUSIVE FUMAN, EN LA VÍA PÚBLICA
El común no lo sabe o hace como que la Virgen le habla y no escucha, porque pese a la puesta en vigor de una ley que prohíbe a fumadores inhalar cigarrillos en la arteria pública, se hará acreedor a una multa que según la ley interpuesta recientemente implica el pago de una elevada sanción económica.
Quizá a falta de una amplia difusión sobre el tema, los fumadores de cigarrillos se pregunten en voz alta, que si nadie anuncia o informa del problema que para la salud pública entraña el consumo de pitillos tampoco nadie, ninguna autoridad, que en este caso sería la sanitaria le insta o llama respetar la ley en cuestión.
Ciertamente, el ordenamiento legal y jurídico es de orden federal y su aplicación se da en todo el territorio nacional. Sin embargo, es la hora en que se ignora si hay fumadores sancionados, porque es normal y cotidiano verlos meter a sus pulmones el humo que expelen sus cigarrillos.
No hay marca de éstos, que se salve de incluir en su elaboración los elementos adictivos y que pueden derivar en serias enfermedades para la humanidad toda de los adictos al cigarrillo, el cual en este caso, puede ser de carita y afectar primeramente la condición pulmonar, como lo hacen constar destacados neumólogos, al explicar que el humo del cigarro que ingresa al organismo de los fumadores, ya no sale, provocando a la larga el llamado enfisema, que puede causar la muerte del fumador.
Esto viene a colación, porque existe una infinidad de leyes, como la que sanciona a los propietarios de canes, los cuales dejan hileras de heces fecales en los jardines y las banquetas de las calles y avenidas, desechos que una mayoría de aquellos se niegan a levantar o recoger y que con los calores que se han dejado sentir en los últimos meses, se provocan otros males en la salud pública y queda la imagen de ser Xalapa una ciudad sucia, maloliente y sin la educación necesaria en sus habitantes, cuando se trata del cuidado de las llamadas mascotas.
En el caso de los cigarrillos, cabe la presunción probada de que numerosos jóvenes y adultos son consumidores asiduos de tabaco, que no solamente lo consumen en la calle, sino igualmente en espacios cerrados, como ocurre en algunos cafetines y locales, oficinas y despachos, sin mayor ventilación ni extractores, cuando sabido es que en ocasiones, el humo afecta más a quien lo inhala que al fumador empedernido.
Empero, sobre la ley que prohíbe el consumo de cigarrillos en espacios abiertos, la duda persiste, porque al momento ni fumadores ni terceros, han sabido de su aplicación en concreto, cuando hay decenas de fumadores que consumen puros y cigarrillos en público y privado la mayor parte del día. Es todo.