NOS HALLAMOS,  HACE UN MOMENTO…

Musa  Peregrina

«Eres la suma de emociones que afortunadamente ayudaron a que llegaras a mí. Me enamoré desde el primer día y de nuestra primera noche. Y mi proyecto es enamorarte cada día de una forma u otra… Te amo, no lo olvides«

SA

 Siendo una mujer de mar sé que las tormentas no se pueden contener y que  mi naturaleza es excesiva en cada una de mis emociones. Aprendí entre mareas y ciclones que jamás debe de reprimirse un momento de gran insensatez, no se huye de una descarga emocional o creativa, nunca aprendí a hacerlo, porque son precisamente ellos los que constituyen la fuerza transformadora que habita en cada una de mis células y rige mi corazón. Esta noche de Junio llueve suavemente en mi puerto, pero también en mi alma que se place de que me habites y riegues la semilla. Tu mirada es mi alimento y nuestras risas a lo largo del día también lo son. Entrada la madrugada forcejeamos contra el cansancio físico, hasta que este finalmente nos vence. Confío en la nobleza de tu corazón, así como lo hizo el pajarillo de tu ventana esta mañana en la que despertaste y tu día anterior no fue el mejor. Confío en el amor que me demuestras a cada segundo, en tu locura de la cual convidas generoso, confío en tus sueños, lo hago porque yo perdí en algún momento los míos, perdí la fe en ellos y me quedé sin nada… Tú encarnas al hombre que dibujé a lápiz siendo una niña, porque te expresas completamente, después mantienes el silencio, soplas si hay viento, llueves si hay lluvia, eres nube que pasa y sol que brilla, estás en el lugar perfecto, te mueves, creas y vives la vida, me acompañas en mis tantas muertes y continúas sin preguntar…

Palabras más, palabras menos, me enseñaste a confiar dándome fidelidad, tu paciencia y tu gran amor me mostró como cerrar ciclos, a disfrutar estar arriba y estar abajo, dentro y fuera, a creer en la sabiduría del tiempo cuando las cosas vayan bien, pero también cuando vayan mal, a vivir todo en el mismo lugar. A pensar en lo pequeño y en lo grande, me diste de tu valor para rescatar mi equilibrio, creyendo en luchar por esto y que sea lo único que nos deba importar.

Tu amor es agua que cae sobre mí y me refresca, me regenera en cualquier momento.  Hoy me rindo, no me aferro a nada, no pienso más en el pasado, tampoco me aterran los fantasmas del ayer, como sucedía en aquellas noches en las que la soledad fue la única que secó mis lágrimas ante lo injusto de la deslealtad y traición.

Gracias a tí mi espíritu ya es libre de mis propias amenazas, fluyo a tu lado ante lo que nos toque vivir… Sin juicio, ni opiniones, me recibes en tu corazón, seguramente lo haces por algún motivo poderoso…

 Amor… prométeme que cuando dude de mi fe, estarás allí, para que recuerde mi paz y mi poder, para que deje de llorar.

Me darás fuerza y así enfrentaré lo que la vida me proponga.

Eres la tierra en dónde crecerán sanas mis ramas y en dónde florecerán mis heridos sentimientos que sobrevivieron al holocausto emocional. Contigo evolucionará mi espíritu en un camino de honestidad. Morí y volví a casa, me liberé del ayer, al fin, lo dejé ir para siempre…

Tenías razón, ya no me conozco, ahora sé quién soy a través de ti.

Oralia Lombera Reyes

Del Libro «Metáfora de tu Boca»