Estudiante de QFB con discapacidad auditiva se tituló por Ceneval
|- “En la UV creyeron en mí”.
- Miguel Ángel Ortega Morales es el primer alumno en esta situación en lograrlo.
- “Por mi familia me sacrifiqué para obtener este título, para que mis padres estén orgullosos de mí”, dijo el joven
Xalapa
Miguel Ángel Ortega Morales se convirtió en el primer estudiante con una discapacidad auditiva congénita en titularse mediante el examen que aplica el Centro Nacional para la Evaluación de Educación Superior (Ceneval), para obtener el grado de la Licenciatura de Química Farmacéutica Biológica (QFB) de la Universidad Veracruzana (UV).
A finales del año pasado, Miguel Ángel se sometió a la evaluación para la cual se preparó durante el periodo de pandemia. Su intención era desarrollar un trabajo recepcional y la contingencia representó un obstáculo para ello.
En febrero de este año obtuvo el resultado del examen, y al saber que lo había aprobado sintió una dicha intensa pues su sueño, compartido por su mamá y su papá, era concluir una carrera profesional y tener el título en sus manos.
“Por mi familia me sacrifiqué para obtener este título, para que mis padres estén orgullosos de mí”, expresó el joven en entrevista.
Muchas complicaciones y obstáculos han rodeado la vida de Miguel debido al rechazo, desigualdad social y educativa que todavía impera en contra de personas con algún tipo de discapacidad.
Narró el sufrimiento de su mamá –durante el primer trimestre de embarazo– al toparse con un pronóstico médico desalentador ya que según nacería en estado vegetativo, incluso la desalentaron a continuar con el embarazo.
Contrario a ese diagnóstico, Miguel nació sano. A los dos años y medio lo llevaron a la Ciudad de México para hacerle un estudio de mapeo en parámetro estándar, cuyo resultado reveló una discapacidad auditiva.
A los tres años ingresó a una escuela especial, posteriormente al nivel preescolar y, a los seis años, a la primaria. Meses después se enfrentarían al primer rechazo, pues los directivos de la escuela decidieron expulsarlo bajo el argumento de que nunca aprendería a leer ni a escribir y sólo representaba una pérdida de tiempo.
“Mi mamá se prometió a sí misma que iba a terminar mi carrera algún día, que no se iba a rendir y les iba a demostrar a todos que yo era capaz de eso y mucho más.”
Fue así que Miguel continuó sus estudios en cuatro primarias más y luego en una telesecundaria, periodos en los cuales no sólo se enfrentó a la complejidad de aprender en situaciones adversas, sino también al rechazo de sus compañeros, por los aparatos auditivos que usaba.
“Siempre me hacían bullying, no me hablaban, les daba miedo por el aparato que usaba, por eso siempre estaba solo, todo cambió cuando ingresé a la preparatoria.”
Con el apoyo de su mamá, quien siempre le ha ayudado con el pronunciamiento correcto de las palabras, y el de algunos maestros, también logró ingresar al bachillerato. Al concluir, presentó examen en la UV, pero desafortunadamente el resultado no le favoreció.
Sus padres no se rindieron, y con mucho esfuerzo le brindaron la oportunidad de cursar sus estudios universitarios en una institución particular, en la carrera de Arquitectura.
Después de cuatro semestres, el joven solicitó su ingreso y cambio a la Facultad de QFB, a través del Consejo Técnico, pues su gusto por el área de farmacia era constante.
“En la UV creyeron en mí”
Miguel Ángel agradece a la UV y a la Facultad de QFB por haber creído en él y aceptarlo. Reconoce que no fue fácil adaptarse porque nunca había llevado materias de laboratorio. A pesar de ello decidió vencer esos obstáculos y enfrentar con esfuerzo y dedicación cada una de las experiencias educativas.
La afortunada habilidad de leer los labios también le facilitó comprender y entender lo que explicaban los docentes.
“El primer semestre me preparé y cumplí con mis tareas para ponerme al corriente; estudié mucho y reprobé muchas materias porque sí era muy difícil. Tuve que aplicarme mucho para quedarme en esta carrera.”
Actualmente, con la satisfacción de haber logrado este anhelo y con la firme convicción de que su esfuerzo y tenacidad han sido recompensados, espera ser contratado muy pronto en una empresa.
“Me siento lo suficientemente preparado y motivado, igual debo tener mucho cuidado de lo que haga en mi profesión para no equivocarme, si tengo dudas pregunto y sigo paso a paso.”
Otros de sus sueños es recompensar el apoyo y amor de sus padres, a quienes desea brindarles todo lo mejor, además de ahorrar para instalar algún día su propia farmacia.
“Mis papás trabajaron muchos años, no son profesionistas, se han esforzado mucho por mí para que cursara mis estudios, ahora yo tengo que trabajar para mantener a mis padres por todo el esfuerzo que hicieron por mí.”
También, más adelante, confía en ingresar a un posgrado y especializarse.
El nuevo profesionista recomendó a los estudiantes que ahora inician su carrera en ésta y en otras disciplinas, a motivarse y apoyarse en sí mismos para alcanzar sus objetivos.
Agradeció, además, a todos los docentes y compañeros que lo ayudaron y permanecieron durante este trayecto.
“No contamos con materiales ni métodos de enseñanza inclusivos”
Minerva Hernández Lozano, académica de QFB, reconoció el logro de su alumno y expresó la necesidad que tienen los profesores del Área Académica Técnica por contar con materiales y métodos inclusivos de enseñanza.
“No contamos con tutorías adaptadas para personas con alguna discapacidad auditiva, visual, o de otro tipo.”
Comentó que durante la pandemia muchos de los maestros tuvieron que hacer adaptaciones en sus programas con el fin de que Miguel Ángel no se atrasara y entendiera todos los contenidos.
Lo anterior, debido al uso de plataformas institucionales a las que se tuvo que transitar para no frenar la educación durante el periodo de contingencia.
“Uno espera que los alumnos graben la clase pero para una persona como Miguel, que no escucha, es difícil que entienda ese material, por ello muchos maestros tuvimos que hacer adaptaciones para estudiantes como él.”
En este sentido, la profesora aplaudió el logro del joven y dijo: “Es un estudiante que logró superar todas las barreras porque decidió estudiar una carrera del Área Académica Técnica.
”Para él fue difícil adaptarse, es una carrera que esencialmente se trabaja en equipo, tenemos casi la mitad de materias que son de laboratorio, es lo que él quería, y le costó porque no venía de un bachillerato donde hubiera llevado laboratorio.”
Destacó sus habilidades para comunicarse, sensibilidad y empatía con el resto de sus compañeros con quienes logró hacer equipo.
De igual forma, el joven hizo su servicio social en el área de Servicios Periciales de Veracruz, donde tuvo la oportunidad de capacitarse en el área clínica. No conforme con ello, ingresó a la Clínica Universitaria de Salud Reproductiva y Sexual (CUSRS), donde también llevó la práctica clínica; y al Sistema de Atención Integral a la Salud (SAISUV), en el rubro de farmacia.
Hernández Lozano señaló que anteriormente en QFB habían tenido un estudiante con debilidad visual, aunque sin la pérdida total de este sentido primordial, y otro con limitación motriz. “Es una cuestión difícil porque la Facultad no tiene rampas, pero lo superó, afortunadamente no era una discapacidad total”.