Glaciar Pico de Orizaba, a punto de extinguirse por cambio climático

  • Víctor Soto expuso que la cantidad de nieve que cae es mínima y se funde en pocos días o semanas por las altas temperaturas

Los resultados fueron publicados en un artículo de Springer Nature, a través de la revista Journal of Mountain Science.

Xalapa

Como consecuencia de la variabilidad climática local y del calentamiento global, el glaciar del volcán Pico de Orizaba podría extinguirse en poco tiempo, mucho antes de lo que se esperaba, debido a un déficit de precipitación de nieve que regularmente lo alimenta.

De acuerdo con un estudio realizado por Víctor Soto, geógrafo y profesor de asignatura en la Licenciatura en Geografía de la Universidad Veracruzana (UV), este panorama es visible a partir del afloramiento del lecho rocoso en la zona de acumulación glaciar ocurrido durante 2019, donde ahora se registra un alto contenido de energía y calor almacenado por insolación.

Este calor se irradia y se transfiere hacia todo el hielo y nieve de alrededor, ocasionando que se funda de forma aún más acelerada, ya que se suma a los efectos ocasionados por el calor transportado en el aire.

Los resultados de la investigación, cuyos datos fueron obtenidos del monitoreo de imágenes satelitales ópticas y de radar entre 2016 y 2021, así como del análisis climatológico del lugar, se publicaron el pasado 1 de febrero a través de un artículo en la revista científica Journal of Mountain Science, de la editorial Springer Nature.

“Afloramiento de lecho rocoso en la zona de acumulación del glaciar más grande de México (Glaciar Norte de Citlaltépetl), como evidencia de una posible extinción acelerada”, se titula el artículo traducido al español, desarrollado por el geógrafo egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con posdoctorado en la UV, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Víctor Soto destacó que el glaciar del Pico de Orizaba posee mucho interés y un alto valor ecosistémico. Sin embargo, la cantidad de nieve que cae actualmente es mínima y se funde en pocos días o semanas, por lo cual no alcanza a unirse con la de otras precipitaciones y a transformarse en hielo sólido, pues para que eso suceda deben pasar varios años, siempre y cuando la temperatura y sublimación lo permitan.

Lo peor es que este régimen de nevadas y de fusión será cíclico y repetitivo de ahora en adelante, a no ser que cambien los patrones de precipitación. Eso traería como consecuencia muchos impactos severos, sobre todo en el abastecimiento de agua para habitantes de comunidades aledañas al volcán, quienes aprovechan el deshielo natural del glaciar para abastecer sus hogares de agua potable.

El docente y especialista en climatología de alta montaña, particularmente en temas de permafrost (capa de suelo permanentemente congelado), glaciología y nivología, subrayó que a partir de la modificación de todas las variables climatológicas a lo largo del tiempo, se puede hablar de qué tan acentuado es el cambio climático.

“Sabemos que hace años un glaciar podría tener cierta altura; conforme cambia la temperatura global del planeta, así como el régimen térmico y pluvial de la montaña, el límite inferior de ese cuerpo de hielo va ascendiendo a cotas cada vez más elevadas, lo cual significa que se reduce su superficie glaciar.” 

A escala mundial, hay un monitoreo permanente en los glaciares, desde montañas del Ecuador hacia los polos. Casualmente, el Pico de Orizaba es el único glaciar que se ubica en una latitud de 19 grados norte en todo el planeta, lo que lo convierte en un referente estratégico para su monitoreo a nivel mundial.

Dicho de otra manera, todos los glaciares están repartidos desde el Ecuador hacia el norte o sur de la Tierra, y en la franja del Pico de Orizaba no hay otro, de ahí su importancia y valor único para el monitoreo de glaciares a nivel mundial como un indicador confiable e indiscutible de cambio climático.

“Todos esos cuerpos de hielo permanente son monitoreados por especialistas de ese campo de estudio y así se va conociendo cuantitativamente cómo se reducen como respuesta a los cambios ambientales.”

A escala nacional, dijo, el glaciar del volcán Popocatépetl se extinguió como consecuencia de la actividad eruptiva iniciada en 1994. Los del Iztaccíhuatl, ya no son glaciares en el estricto sentido de la palabra pues no existe una dinámica de flujo de hielo, por lo que ahora son considerados como remanentes estáticos.

“Un glaciar tiene una dinámica de acumulación y de flujo hacia las zonas bajas, esa dinámica es cíclica y repetitiva a lo largo del año; cuando se pierde esa dinámica sólo quedan remanentes estáticos de hielo, como ha ocurrido con los glaciares del Iztaccíhuatl.”

La temperatura alrededor de ellos hoy en día ya fluctúa en valores positivos, y aunque por la noche se registran bajas temperaturas, la oscilación térmica diurna y estacional es cada vez mayor, acentuando la fusión del hielo y el retroceso de su superficie.

Esta situación no había sido tan clara en el Pico de Orizaba como ocurre en el Iztaccíhuatl, ya que es considerada la montaña más alta del país con cinco mil 610 metros sobre el nivel del mar, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Como es el más alto, el glaciar se extendía hasta la cima de manera uniforme, lo cual le ha permitido que la temperatura, todavía en su zona central, fluctúe en valores de congelamiento. No obstante, la oscilación térmica diurna y estacional también se ha incrementado con el tiempo.

Por lo tanto, el aumento global y local de la temperatura, así como las bajas precipitaciones (microclima del lugar), son factores que han repercutido en su continua desaparición.