“La esperanza nos hace expresar: será si Dios quiere” (2ª parte)

VIVIR CON ESPERANZA

“La esperanza nos hace expresar: será si Dios quiere”

(2ª parte)

Por JACINTO ROJAS RAMOS

El apóstol Santiago para reforzar la virtud de la esperanza, indica: “Ahora bien, ustedes los que dicen: Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, y estaremos allá un año, negociaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es vapor que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia de este tipo es mala” (Santiago 4,13-16).

En nuestros días se da culto y adoración a la autosuficiencia y muy poco se cultiva la esperanza. Por ahí se venden las siguientes ideas: tú eres el amo de tu vida, el señor de tu destino. Debemos ser, nos dicen: el superman de Frederick Nietzsche, que postulaba que “nosotros somos los dueños de nuestro destino y debemos ser libres de toda ley y atadura, yo soy el señor de mi vida y por tanto yo no me someto ni me limito a la moral cristiana, a las leyes del estado, ni a las restricciones de la sociedad. Yo soy mi propia ley. Yo hago lo que yo quiero hacer, sin ataduras”.

Un pensamiento similar tenemos en el pasaje de Santiago 4,13-16. ¿Qué es lo que está sucediendo aquí? Tenemos a unos hermanos en la fe que, en la vida diaria, en la vida práctica están viviendo como si fueran los amos de su destino. “¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, negociaremos y ganaremos”. ¿Quiénes son ellos? Aparentemente son comerciantes cristianos. ¿Cómo lo sabemos? Por las palabras que hablan de negociar y ganar. Estos cristianos estaban planificando su futuro: hoy y mañana iremos a tal ciudad. Y no solo eso: estaremos un año residiendo allí, lo que implica planes para buscar una casa, análisis de lo que se mueve allí, etc. Entonces negociaremos, es decir, haremos comercio y ganaremos, lograremos las ventas que deseamos, sin lugar a duda nos irá bien.

Pero ¿cuál es el problema con eso? ¿Es malo planificar el futuro? Amigos, no es malo planificar el futuro. Es más, sería tonto no hacerlo. Todos nosotros lo hacemos. Pero entonces ¿cuál es el problema? El problema es hacerlo sin tomar en cuenta varias cosas importantes. Para nuestros planes futuros debemos tener presente: 

No somos dueños del mañana; no tenemos el control de lo que pueda sucedernos mañana. Tampoco somos dueños de nuestra vida. Por tanto, que importante es fundamentar nuestra vida y proyectos en Dios; confiar en él, y solo en él poner toda nuestra confianza y esperanza. Solo la esperanza en Dios nos hace expresar en nuestro día a día: “será si Dios quiere”.

Para nuestros planes futuros debemos tener presente, una perspectiva clara de la realidad, una perspectiva clara de nosotros mismos y en tercer lugar una perspectiva clara acerca de cómo nuestra vida realmente, está en las manos de Dios.

rrjacinto_9@hotmail.com