Siete poemas de Ana Liset

  • Con siete poemas Ana Liset saluda al mundo, con alegría, con dicha, con llanto, con soledad, pero también, ha sido feliz. El tiempo es una vertiente que se aleja, que regresa para mostrase limpio. Así es la voz de la poeta norteña cuya visión se centra en el amor, cuyas consecuencias toleradas por el espíritu hayan un acomodo en el solitario. Así camina, avanza con un ritmo nacido del lenguaje con, para establecer la claridad del día, la noche, cuya unidad de contrarios acepta su condición de encuentro. Por vez primera la poeta ve sus versos físicamente para saber que, quien la habita, es la fortuna de saberse viva. Queda pues el testimonio de la creadora 
ANA LISET ABRIL MARTÍNEZ. Cumpas, Sonora, 08 de noviembre de 1971. Asiste al “Taller de poesía para volar”, en línea /UNAM, Coordinado por Adriana Cortés Koloffón.

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INCONSCIENCIA

 Me despierta el recuerdo:

              tus labios de caña;

        no los besé, es cierto.

                    Amargamente

     su dulzura me persigue.

   Presa de lo que pudo ser                  

                 amor de tintero,

          prólogo inconcluso.

       Te busco en los otros:

         en los besos lejanos,

                            ausentes.

         Te amo en los otros:

         en cuerpos de limbo,

                            desnudos.

     El amor sale de la tumba,

            duerme en mis brazos.

             No estás, es cierto.

                 Es la inconsciencia:

        No moriste,

        la memoria sabe de ello.

VAIVÉN

Lento avanza el tiempo.

Devora el mar la prisa.

Marea de segundos.

Cadencioso baile de espuma.

El cielo viste con tus olas

holanes de coral.

Te poseo en un murmullo,

en un abrazo de horizonte.

Me extingo en la luna

que se funde.

Todo vibra.

Frenética,

extasiada,

inconclusa.

En el vaivén, nada queda.

VIDA Y FUEGO

Emerges de la luz que danza

en un risco de fuego y niebla.

Aspiro el humo de tu esencia.

La sangre corre por tus llamas.

El dragón escupe bocanadas:

de nosotros.

Toco la punta de tus dedos.

Te defino al mirarte.

Nos penetramos.

Morimos de vida.

Amalgamas de labios,

de Dios.

IMAGEN DE JADE

La tierra abraza tus raíces

mientras, juegas con el viento.

Extiendes tus brazos.

Confundido miras al río

tu vestido de jade salpicado.

La noche despierta.

Abres tu pecho a gorriones y alondras.

Los arrullas en el vaivén de tus alas.

Duermen hasta que el alba te viste de aurora.

AIRE INMORTAL

Como el viento

¡Así eres!

Hacedor de tempestades

de tornados

de hecatombes.

Otras veces

te disfrazas de ternura

en la brisa matinal

en un soplo imperceptible

artificio suspicaz.

Ese hálito engañoso

se enreda en mi brocal

y penetra las entrañas

donde siempre estás.

Como el viento

¡así eres!

No te veo

pero estás,

unas veces catastrófico

otras

maternal

como el viento.

¡Así eres!

Simplemente

Inmortal.

AMOR ENDÉMICO

Un dolor entumecido

lacerante

me aniquila.

Amorosa

la endemia me consume

encallece mi memoria

que se llena de tu ausencia.

La nostalgia

no hace olvido

al contrario

te revive diariamente

aun en contra del destino

de mí misma

y de Dios.

ATADURAS

Despiértame con tu aliento de alba

embriágame de tu callada tarde

inúndame de tu mirar temprano

atándome a tu sedentaria herrumbre.

Sábete dichoso

moriremos juntos.