LXV Legislatura, “la patria es primero”
|LXV Legislatura, “la patria es primero”
Reynaldo Escobar
Mal augurio el que aparece al escuchar en la conferencia mañanera del día de ayer al señor presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en respuesta a un comunicador le expresa que no está lejana la posibilidad de seguir contando con una mayoría “calificada” en la Cámara de Diputados,
Siempre que convenza al número de diputados del bloque opositor minoritario para rebasar las dos terceras partes de los legisladores de la Cámara baja.
El maleficio será posible cuando al voto de los diputados de Morena y sus aliados se sume el número de votos de la oposición, para aprobar, sin cambiar “puntos ni comas”, a cualquier iniciativa de ley que provenga del titular del Poder Ejecutivo federal. Y entonces se dará, nuevamente, el sometimiento del Poder Legislativo al Ejecutivo, y si a eso se agrega el sospechoso silencio del presidente de la Suprema Corte de Justicia, por cuanto a la prórroga de su mandato, que acaba de publicarse en el Diario Oficial, el futuro de la nación volverá a quedar en manos de un solo hombre, como lo ha estado durante la primera mitad de este sexenio.
Los legisladores de la pluralidad, que se integrarán a la nueva Cámara de Diputados, aún siendo minoría, deberán meditar en la histórica frase pronunciada por el General Vicente Guerrero, frente al rechazo a la petición de su padre, para deponer las armas ante el ejército realista, que a la letra dice: “la patria es primero”. En vez de llegar a la función legislativa, con la idea de recibir “moches” y remesas de dinero, con las que se compran voluntades y votos, sin importar a diputados morenistas la honorabilidad y patriotismo que con su voto les otorgó el pueblo.
En una democracia como la que se pretende consolidar con el respeto al voto de los mexicanos, debe evitarse todo acto de corrupción, como la intervención de servidores públicos en el proceso electoral, el desvío y aplicación de recursos públicos para la compra de votos y el acarreo de votantes en general.
Los diputados reelectos y los de nuevo ingreso deben mantenerse fieles a la ideología del partido o la alianza que los llevó a la función legislativa, pero más que nada, al pueblo que los eligió, por lo que debe prohibirse la renuncia a una bancada para saltar a otra, con el simple propósito de hacer mayoría en forma convenciera y sin escrúpulo alguno.