VIOLENCIA E INSEGURIDAD PÚBLICA, DEUDA PÚBLICA DESDE LOS AÑOS 80

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

VIOLENCIA E INSEGURIDAD PÚBLICA, DEUDA PÚBLICA DESDE LOS AÑOS 80

                La gran deuda que tienen los gobiernos sexenales nacionalmente y los locales es el combate a la violencia y por ende la inseguridad pública, que viene desde los años 80 del pasado siglo XX y que dieron al país la fama en el extranjero de representar un gran peligro para los visitantes del extranjero, pero sin considerar que los ciudadanos mexicanos entre el miedo- pánico y el terror.

                Sin embargo, los regímenes gubernamentales tanto de la república como en los estados del interior del país, los dos primeros años de su administración los concretaban a  ventilar los errores cometidos por sus antecesores en el ejercicio del poder y en los dos años siguientes, es decir el segundo tercio, coincidían en anunciar lo que harían para acabar con la fea pesadilla que rompió con la paz social y tranquilidad de los decenios anteriores al arribo prácticamente de los gobiernos neoliberales.

                A estas alturas, la guerra que declaró contra la delincuencia organizada, el presidente Felipe Calderón Hinojosa, comienza a quedar muy vieja.

                El presente es lo verdaderamente trascendente, sobre todo porque en la gente se anidan numerosos sentimientos encontrados, debido a que el temor, el miedo y la zozobra, le acompañan al salir a la calle, ir al parque o en el trabajo cotidiano que realizan, para conseguir su sustento y el de sus demás familiares.

                 No es posible seguir correteando a los delincuentes que toman las casetas de peaje en las carreteras nacionales, nomás, porque un grupo las toma por asalto, realiza los cobros para su peculio y desoyen los llamados de la autoridad, que al final del día concluye cuando deben ir los cuerpos de seguridad, los encargados de echarlos, detenerlos y confinarles los recursos mal habidos, y que pertenecen al estado y por ende al pueblo mexicano.

                Los gobernantes tienen que saberlo, pero en el grueso de la población y que alcanza a más de cien millones, los escenarios que avistan son verdaderamente terribles. La violencia es una amenaza que está latente y la constante de sucesos en los que inclusive, pueden registrarse pérdidas humanas, no cesa. Los femincidios, van en demasía creciendo y las expectativas para ser resueltos desde las trincheras policiacas, se aprecian infinitivamente menores.

                Nadie puede salir a la calle y caminar con la certidumbre de que va a llegar a su destino, sin ser lastimado, atracado o golpeado.

                El ulular de las sirenas de las patrullas policiacas, se da prácticamente todo el día, lo que pareciera a muchos que se está en una situación de riesgo y de guerra. Lo que para las mayorías simboliza que algo está ocurriendo, pero una respuesta concreta al finiquito que debe sellar el tema de la violencia y la inseguridad, siguen siendo cuentas pendientes de cubrir por parte del estado en un trance que se alarga hasta por más de 40 años. Es todo.

EJÉRCITO DE PEQUEÑOS PEDIGÜEÑOS, EN LAS CALLES

                Conforme se da el cierre de negocios, calculándose ya en 30 mil y el listado seguirá creciendo conforme pasen los días y los meses.

                Derivado de lo anterior, se puede advertir que la cantidad de menores pedigüeños en las calles y puntos estratégicos de las mismas va en aumento y no se aprecia ninguna acción para ser retirados de la vía pública, en la que inicialmente exponen la vida y por ende también corren el riesgo de ser contagiados por el coronavirus.

                El rostro del hambre de niñas y niños, que arriban a los restaurantes y los cafetines de la ciudad, se multiplica y hay niñas objetivamente de doce y quince años máximo, que ya se acompañan con menores hijos de ellas.

                Los negocios amagan con cerrar puertas debido a la ausencia de consumidores y usuarios de sus servicios, lo que les lleva primero a cancelar nuevas contrataciones y en el caso de los establecimientos comerciales con una plantilla de trabajadores permanentes, igual, deberán prescindir de varios de ellos.

                El casco histórico de la ciudad, ya sin los filtros policiacos que se instalaban en las boca-arterias públicas que desembocan en los parques y de cara a los principales edificios públicos todos los días registran una objetiva ausencia de peatones, lo que se entiende, conforme a la recomendación del sector sanitario, para contrarrestar los efectos de la epidemia del coronavirus tanto de resguardarse en casa como guardar la sana distancia y portar el cubre-bocas.

                Por otro lado, la batida contra la delincuencia, asaltos callejeros y los robos en casas habitación no cesa, sino todo lo contrario, como viene sucediendo en linderos del puerto de Veracruz y la municipalidad de Boca del Río, cada que transcurre el tiempo, se realizan acciones delincuenciales mucho más atrevidas y con saldos de lesionados, patrimonios atracados y baleados.

                Empero, volviendo a la aldea, igual se cuestiona entre la sociedad civil un ambiente preocupante, un tanto de desolación, miedo, bajo  sentimientos plenamente fundados en el sentido de que la inseguridad a la par suele ganar la calle y azolar a la población civil y el reto a que se ven sometidas las instancias policiacas, según se cuenta, se evidencia con el patrullaje casi intermitente que realizan dichos cuerpos en el curso del día y la noche-se asegura- aun en los espacios casi impenetrables como sucedía en tiempos ya idos.

                El titular de la SSP del anterior régimen priista, habría dejado como sentencia que cuando menos había ocho colonias locales, que fueron transformadas en escondrijos de los pandilleros juveniles, a cuyos sitios donde habitan, los elementos de la policía inclusive, eran perseguidos, acosados y atacados.

                Por cierto, hacia bastante tiempo, desde los gobiernos del viejo régimen que una multitud se integrara en los alrededores del palacio legislativo, al grado de suspender el paso de vehículos de motor por espacio de dos horas cuando menos, se informó extraoficialmente, con una mayoría de profesores que estuvieron a presentar sus parabienes al secretario de la SEV, que acudió al recinto en cuestión, para llevar  a cabo la glosa del  II informe del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, en  el rubro de la educación en Veracruz.

HAY QUE REINVENTARSE  EL PASADO, NO VOLVERÁ

                 Días de pandemia, que se alargan y pareciera que no ocurrirá el milagro que concluya con la pesadilla que al mundo ha obligado a que el hombre del común, tenga muy claro que debe reinventarse, porque el pasado, que para generaciones fue mejor, ya no volverá.

                Ya no será lo mismo, en los días que vienen. A veces podemos estar en un lado y realmente estamos en otro. Lo cotidiano, lo tradicional, está tocando puertas a su final.

                Todas las actividades que realiza el hombre, deberán transformarse. El común de los niños que estarían cursando el kínder-garden, se están acostumbrado a hacer sus menudas actividades de inicio en la escuela, desde la fría tecla de la computadora.

                Y en ese tenor, la política, la universidad y todos cuantos tienen una responsabilidad de cara al resto del mundo, en este momento, o cambian o se quedarán varados en un pasado que por inexistente ya no volverá.

                Estamos a unos cuantos das de ver que llegue el último día de este año de pesadilla. Son numerosas las razones para odiarlo, no tener fe en lo que se dijo al anunciar su arranque o simplemente elevar la condena que suele repetir nuestro pueblo, cada que está por llegar un nuevo año, confiando en que con la esperanza puesta en el futuro, todo será posible para que la humanidad viva mejor, aviste la luz al final del túnel.

                Los políticos ya no pueden tomar el pelo a los ciudadanos nomás, porque así fu siempre.

                La pandemia  enseñó a la sociedad mundialmente, que la vida, este don tan prodigioso la humanidad lo desperdicia en pleitos, guerras, ladronerías, ambiciones  estériles y que la condición de países todopoderosos bélicamente, han tenido que flaquear y perder mucho de ese crédito falso que les dieron don dinero, se va por la borda, tan solo porque sigue sin poder exterminar de manera definitiva a un enemigo invisible, microscópico, que lo mismo ataca al débil y depauperado, que al rico, al inmensamente poderoso y  a todos seres vivos sobre el planeta tierra.

                Así que la transformación, tiene que darse, si la humanidad pretende seguir asentada en este valle de tantas lágrimas y pobrezas y lastimosas miserias supuestamente humanas.

                Los médicos desgañitan pidiendo a la gente que se exima de entrar en las aglomeraciones, que se cuide, porque haciéndolo, cuida a los demás y salva quizá a su propia vida.

                Los abogados, ya no podrán seguir ejerciendo su profesión de litigantes, razón principal para haber ido a una escuela de leyes, porque el tiempo apremia y los juzgadores, deberán igual dejar su confortable oficina, para salir a la calle y resolver con las partes en la puerta de tribunales, su mancomunada demanda, para acabar una relación matrimonial. Lo costoso y largo de los juicios, que nunca terminan, ya no será o simplemente no debe seguir ocurriendo.

Culturalmente, los medios informativos han quedado prácticamente sometidos por una parálisis a que tiene su sustento en las redes sociales, la internet. Acabó aquella idea de que existía un cuarto poder. Falso. Lo que había y tendrán que continuar siéndolo, periodistas ávidos de informar, forjar casi como un imposible la opinión pública, porque ahora todos escriben en las redes, todos cuantos las utilizan son informadores, verídicos o rendidores de falsas informaciones. Es todo.