Aprender a vivir en el error
|Aprender a vivir en el error
Reynaldo Escobar
En uno de los informes trimestrales pasados el señor presidente López Obrador aseguró que de los cien compromisos hechos en su campaña, habría cumplido ya con 97 y que los tres restantes quedarían cumplidos antes de concluir la primera mitad del sexenio, sólo que nadie sabe, de los tres compromisos reconocidos, cuál fue el que cumplió antes de su comparecencia de ayer.
Lo que sí se sabe es que uno de los compromisos pendientes es el de descentralizar el gobierno federal de la CDMX y el otro compromiso reconocido como incumplido es el de “conocer la verdad” de la desaparición de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa. Esta vez, el Presidente no fijó un plazo perentorio para cumplir los compromisos que podrían identificarse con el número 99 y 100, que con todo y promesas de campaña ha reconocido haber hecho a los mexicanos el titular del Poder Ejecutivo federal.
Los mexicanos en su sano juicio han criticado esa centena que según el presidente Andrés Manuel, contiene sus promesas de campaña, que le permitieron ganar la elección en 2018, puesto que si así fuera la realidad que vive el país entero, los tres años restantes de la 4T serían un desperdicio gubernamental que dejaría pendientes tan importantes, como restituir el poder adquisitivo de los trabajadores, para cubrir sus mínimos de existencia; elevar el Producto Interno Bruto mediante la creación de empleos y la promoción de inversiones, que son las únicas formas para producir riqueza y por consiguiente, acabar con la marginación y el abandono institucional de los pobres, desempleados, aspiracionistas y clasemedieros.
El récord en materia económica, atribuido a la captación de las remesas que envían los trabajadores mexicanos radicados en Estados Unidos, constituye un sofisma, ya que al no existir empleos bien pagados y remunerados en México, el número de migrantes que han tenido que abandonar nuestro país y por consiguiente a sus familiares y dependientes económicos, no puede enorgullecer a ningún gobierno responsable, puesto que solo la necesidad es la causa que impulsa a los braceros a dejar el solar y a los integrantes de su núcleo familiar.
Decir con dedicatoria especial y despectivamente a “tecnócratas y neoliberales”, “tengan para que aprendan”, constituye una frase que exhibe el desprecio de un gobernante contra su pueblo, que nos obliga a extrañar los informes de aquellos expresidentes queridos por el pueblo de México, cuyo tiempo pasado fue mejor.