ESTADOS Y MUNICIPIOS DEBERÁN SUMARSE EN LUCHA ANTI CORONARCOVIRUS
|60 SEGUNDOS
RAÚL GONZÁLEZ RIVERA
ESTADOS Y MUNICIPIOS DEBERÁN SUMARSE EN LUCHA ANTI CORONARCOVIRUS
El doctor Hugo López-Gatell Ramírez, quien coordina las acciones en la lucha contra el coronavirus, ha tenido que confirmar que los gobernadores y alcaldes municipales deben coadyuvar en esta justa por la vida de los seres humanos y no dejar la carga únicamente a la autoridad nacional.
Sólo de esta forma será posible no sólo aplanar la curva que sigue al criminal virus, sino que además debe comprometer a que los gobiernos estatales y los alcaldes municipales hagan como suya la tarea de salir de sus oficinas y se confundan con sus gobernados en esta hora de enfermedad, dolor y agobio, porque la pandemia se extiende en el tiempo y no pareciera llegar a su fin.
Si bien es cierto que lo que haga o deje de hacer la población será para beneficio o no de su personal salud física, el papel que juegan las autoridades sanitarias y de gobierno, en sus tres niveles jerárquicos conforme a la clasificación que hizo de éstos la doctrina francesa y que afirmarían con sus apuntamientos, todos sabiamente expuestos por sus pensadores, Voltaire y Montesquieu y más tarde Juan Jacobo Rousseau y por supuesto Nicolás Maquiavelo.
Es decir, que los gobernados específicamente quieren saber qué hacen sus representantes políticos, a los cuales suelen no ver en ningún lado, aunque es posible que prefieran su confinamiento a atender las necesidades del pueblo. Los alcaldes brillan por su ausencia, en tanto las calles se transforman en un polvorín en las cuales el asalto, la matanza y el robo cotidianamente se multiplican.
Aquí en la aldea xalapeña ya falleció el primer médico que se encontraba en el frente de guerra contra la enfermedad.
Ahora se sabe de otros galenos que han sido contagiados, según se cuenta, mucho se debe a la generación de enfermos y otros que han perdido la vida debido a que ninguno de ellos contaba con los equipos de protección adecuados y que quienes los tienen los adquieren con sus personales recursos y así han podido preservarse de la Covid 19.
Llegan más aviones Boeing cargados de insumos médicos procedentes de los Estados Unidos y China, pero en la provincia de este anchuroso país trasciende, a través de las redes sociales, que así como la población civil se contagia del virus, hay una cifra que rebasa los 200 galenos muertos, según se informa, porque los equipos de protección a sus humanidades no son de la calidad que se exige en una pandemia semejante, la cual se propaga rápidamente por todo el territorio nacional.
Una gran cantidad de médicos opta por adquirir con sus personales recursos las mascarillas y otras herramientas de su trabajo en los hospitales públicos, pero una mayoría no lo hace, acepta lo que les ofrece el sector salud, pero de tan mala calidad que se ven expuestos al contagio y ya más de 200 trabajadores de la salud perdieron la vida.
Empero, la población se pregunta en dónde se encuentran sus políticos, sobre todo los que representan un nivel de autoridad, que el resto no tiene, para expresarles de manera directa el discurso que motive y saque de su desaliento a las mayorías ciudadanas en estos momentos de un indescifrable presente, pero que se ignora cuál es el porvenir que viene.
En dónde están los alcaldes que cuando siendo candidatos se atrevieron a buscar el voto de la gente yendo hasta sus viviendas, tocaron sus puertas para presentarse como los salvadores de este mundo, prometiéndoles las perlas de la Magdalena y ahora, en la desesperanza, las dudas y de no saber a ciencia cierta qué viene, aquéllos se volvieron ojo de hormiga, no aparecen ni en la foto para el periódico.
CON EL TÍO SAM HAY QUE ESTAR BIEN, AUNQUE NOS CAIGA MAL
No se hagan bolas, como diría el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, con los gringos hay que mantener excelentes relaciones diplomáticas, porque una ruptura y nos devuelven a los 30 millones de aztecas que trabajan en territorio yanqui y la mitad de esta cifra son indocumentados que fueron calificados como braceros, espaldas mojadas, de todo, y que a regañadientes los han dejado sobrevivir sobre territorios suyo.
Puerta de salvación es la frontera que separa tan sólo por una línea a México con la Unión Americana.
El éxodo de aztecas, por hambre y falta de empleo en este país, hacia los Estados Unidos es mayúsculo. Las remesas que envían los inmigrantes a familiares suyos de este país salva enormidades de alguna forma la crisis económica y pobreza de cuando menos 25 millones de compatriotas que habitan en ciudades de este país.
Vergüenza debía dar al Estado mexicano que esa fuga tremendista de aztecas, como de ninguna otra parte del orbe, se deba a la falta de oportunidades que millones padecen sobre suelo de México.
Ayer aterrizó un avión procedente de Estados Unidos, pero no con equipos para hospitales y médicos que combaten al coronavirus, sino los restos mortales de cuando menos 300 compatriotas que encontraron la muerte en los últimos tres meses por el virus que en suelo yanqui afecta sobremanera a mexicanos, en cifra superior a los afrocaribeños y los blancos.
Según los reportes librados por los propios gringos, el contagio de Covid 19 mata a 23 de cada mil habitantes blancos; 63 son de origen afrocaribeño y 73 víctimas mortales son de origen mexicano.
Entre los restos mortales traídos a estas tierras se cuentan los de trabajadores veracruzanos que desempeñaban alguna actividad en los ramos de la construcción, restaurantes y la mecánica automotriz, entre otros oficios, en los cuales el grueso de aztecas goza de ser excelentes trabajadores.
Todo esto, sin duda, tiene que ver con la relación bilateral que mantienen los países, socios, vecinos o amigos, como ahora lo dijo varias veces Donald Trump al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien lució en grande como estratega político.
Más allá del cargo que representa por todos los mexicanos, en esta última visita a la Casa Blanca el mandatario logró que los ojos del magnate dejen de ver por el momento a los inmigrantes como el estorbo al que hay que repatriar, perseguir o encarcelar bajo el menor pretexto y toda acción del presidente estadounidense queda obviamente en la más absoluta impunidad.
Si el intercambio comercial alcanza los mil 500 millones de dólares diarios entre ambas naciones, por obviedad el país debe conservar la buena relación de amistad con el Tío Sam.
Vea usted cómo le va a Cuba y Venezuela, nomás en lo que hace al continente latinoamericano y el Caribe, cuando ambos países elevan el tono de voz o confirman su rechazo al imperio del norte, el Tío Sam procede de inmediato a apretarles las tuercas y sus consecuencias las evidencia el hambre que se agudiza entre sus gobernados o, en su defecto, se da la constante de amenazas con intervenir sus territorios con los marines yanquis.
México, a diferencia de otras naciones de la región y de la Europa Oriental, goza de la atención yanqui, y de igual forma ha logrado como país lo que los regímenes priista y panista no pudieron, que es el caso, detuvo el paso de miles de migrantes procedentes de países centroamericanos y que tenían como destino arribar invadiendo suelo estadounidense, pero que en los últimos meses no pudieron hacerlo atravesando territorio azteca.
Luego entonces, México no va a dejar de ser socio y amigo, cuando menos en el discurso y más aún en esta histórica ocasión.
QUÉ SE ESPERA DE LOZOYA Y CÉSAR DUARTE, EXTRADITADOS
Más circo o realmente se van a destapar dos enormes cloacas en las cuales la danza de millones de pesos están pendientes de ser regresados a las cajas de caudales de Pemex, por un lado, y la tesorería del estado de Chihuahua, por el otro.
La capacidad de asombro cabría preguntarlo si el pueblo mexicano la sigue teniendo como fuera hace 30 ó 40 años o más, por caso, cuando el estallido estudiantil en el 68 provocó que la matanza de universitarios contrajera en un rictus de auténtico dolor en la gente, lo que había ordenado el presidente Gustavo Díaz Ordaz o su cardenal de Gobernación, Luis Echeverría Alvarez.
La sociedad mexicana enfrentó con estupor y luego condenaría de mil formas verbales y con sus dichos, a los criminales que desde las esferas del poder público habían ordenado que se ametrallara por tierra y aire a miles de jóvenes universitarios reunidos sobre la explanada de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Sin embargo, ninguno de los personajes que representaban al régimen fue llevado ante tribunales y tampoco se juzgaría a nadie por crímenes de lesa humanidad o genocidio.
El caso del ex gobernador Mario Villanueva, hace una veintena de años sembró la expectativa de que no habría impunidad cuando fue encarcelado y después entregado a Estados Unidos, porque la autoridad judicial lo exigía, lo cual así transcurrió, pero en los quintanarroenses el suceso dejó de importarles cuando el personaje fue devuelto y ya en México solamente le quedaría por solicitar su absoluta libertad. Porque del saqueo a finanzas públicas y su complicidad con bandas delincuenciales, quedó en punto y aparte.
A José Francisco Ruiz Massieu, el poderoso ex gobernador del estado de Guerrero, lo asesinan y su crimen quedó en el absoluto ostracismo. Nunca a ciencia cierta se informó al pueblo qué había sucedido realmente. A Mario Ruiz Massieu, su hermano, ex subprocurador de la PGR, lo involucran o acusan de estar metido en felonías terribles y lo extraditan a Estados Unidos, en donde le seguirían un juicio y finalmente nomás informaron autoridades del penal en donde se encontraba recluido, que el personaje había muerto.
Como se trataba de políticos ligados a la esfera principal del poder en México, sus muertes quedarían para una investigación del siglo XXII, seguramente. El morbo del pueblo se dio al momento de registrarse estos penosos acontecimientos, pero a la distancia de los años, a la gente le importa un soberano cacahuate que haya culpables o que a aquéllos les fuera como sucedió, que nadie pediría su esclarecimiento. Estos hechos no impactaron en nadie más que a sus familiares seguramente.
Científicos de la ingeniería, cuando ejercieron como funcionarios públicos Jorge Díaz Serrano y Eugenio Méndez Docurro, serían acusados de cometer tremendos saqueos en Pemex y en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, respectivamente. Fueron denunciados, ambos cayeron en la cárcel, salieron y nunca se informó ni el pueblo exigió que devolvieran lo que presuntamente habían robado. El desprestigio a sus carreras política, académica y en el ramo de la ingeniería sería mayúsculo, pero no pasó a mayores. Con el paso del tiempo a la gente hasta olvidaría de quiénes se trataban.
A Emilio Lozoya millones comienzan a identificarlo por sus fotografías en la televisión, lo de ser tapadera de importantes ex funcionarios públicos federales, a los cuales relacionan con los negocios sucios de Odebrecht realizados en este país.
Inclusive, aquí en Veracruz se acusó que recibió en concesión la autorización para instalar tubería a flor de tierra por donde transportar desde las plantas petroleras del sur de la entidad y el sureste de México, una rica producción de gas, red que atravesaría municipalidades locales como Emiliano Zapata y Xalapa, hasta desembocar en las plantas elaboradora de agua de cola y otra de leche pasteurizada en cercanías a la vecina ciudad de Coatepec.
Al ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, lo acusan de cometer una docena de delitos cuando ejerció como jefe del poder ejecutivo de aquella entidad, así que cuando dejó el cargo, jueces de lo penal le libraron sendas órdenes de aprehensión desde el año 2018 y como huyó a Estados Unidos permaneció a salvo de las fauces de la justicia hasta que le cayó la picota y ahora tiene que volver a México para ser presentado ante tribunales y que responda por un monumental enriquecimiento personal, negocios y compras de inmuebles, que supuestamente logró al amparo del poder que ostentó.
Empero, allá y aquí, lo que la gente ignora cuál de los ex funcionarios detenidos y metidos en prisión, no sólo haya devuelto lo que le imputan que se robó, sino que además permanezca preso, con una sentencia perfectamente integrada y dictada por un juez. Esto, por obviedad, a la sociedad civil le quitó hasta el morbo con que veía cada caso de anticorrupción.
En este país sólo dos de cada cien casos alcanzan a cubrir una sentencia condenatoria. Qué le parece. Es Todo.