“La esperanza nace con la resurrección de Jesús”

VIVIR CON ESPERANZA

Por Jacinto Rojas Ramos

“La esperanza nace con la resurrección de Jesús”

Nos encontramos en el contexto de la Pascua, que hemos celebrado y seguimos celebrándola en la liturgia hasta Pentecostés. Cristo resucitado es nuestra esperanza.

El cristianismo es un camino de fe que nace de un evento, testimoniado por los discípulos de Jesús.

Como nos dice San Pablo: Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado, resucitó al tercer día y se apareció a Pedro y a los Doce. Si todo hubiera terminado con la muerte de Jesús, solo tendríamos en él un ejemplo de entrega y generosidad, pero no sería suficiente para generar nuestra fe, porque la fe nace en la mañana de Pascua.

San Pablo, al relatarnos la experiencia de las personas que han entrado en contacto con el Resucitado, hace referencia primero a Cefas, luego a los Doce, después a más de quinientas personas, a Santiago y por último se cita a sí mismo. Jesús quiso salir al encuentro de Pablo, perseguidor de la Iglesia, cuando iba camino de Damasco, y para el Apóstol ese fue un acontecimiento que cambió su vida porque lo llenó de esperanza.

También el Señor quiere hacerse presente en nuestras vidas para conquistarnos y no abandonarnos jamás. Ser cristianos significa reconocer y abrazar el amor que Dios tiene por nosotros, que vence el pecado y la muerte. Ser cristiano es reconocer que la esperanza verdadera nace con el gran acontecimiento de la Resurrección de Jesús.

Ahora que la celebración del domingo de resurrección ya ha pasado, los cristianos podríamos vernos tentados a cambiar de tema. Con la amplitud del sufrimiento en todo el mundo, y las proyecciones advirtiendo que lo peor no ha terminado, sería fácil dejar de lado cualquier alegría y esperanza de Pascua. Pero la resurrección de Jesús no está reservada para un solo domingo. La Semana Santa ha pasado, pero la esperanza de la resurrección es nueva cada mañana porque Jesús ha resucitado físicamente de entre los muertos.

Jesús murió por nuestros pecados, se levantó físicamente de entre los muertos, y se apareció a muchos testigos como se relata en los Evangelios y a través de las Epístolas. En el Nuevo Testamento, la palabra esperanza significa una expectativa confiada de que Dios ha cumplido y cumplirá sus promesas de redención para su pueblo y para el mundo en Su Hijo, Jesucristo.

Los cristianos especialmente necesitamos recordar esta palabra en tiempos de sufrimiento. Como el mismo San Pablo lo atestigua, porque hemos sido justificados por la fe en Jesucristo, tenemos paz con Dios y esperanza en Dios cuando sufrimos (Romanos 5,1–5). Esta esperanza «no nos defrauda».

Entiendo que puede ser difícil mantener la Resurrección en primer plano cuando la muerte nos amenaza a nosotros mismos, a nuestras comunidades y a quienes amamos. Pero, la resurrección de Nuestro Señor nos deja muy en claro que ni la enfermedad ni la muerte tienen la última palabra.

rrjacinto_9@hotmail.com