Detectan daño estructural en la pirámide de la Serpiente Emplumada, en Teotihuacan

  • El INAH indicó que las afectaciones en el monumento se deben a la humedad, las oscilaciones térmicas y las intervenciones fallidas en el pasado.

Desde 1988, la zona arqueológica de Teotihuacan es Patrimonio Mundial.

CIUDAD DE MÉXICO. Humedad, viento, oscilaciones térmicas e intervenciones fallidas afectaron la integridad estructural de la pirámide de la Serpiente Emplumada de la zona arqueológica de Teotihuacan, sitio declarado Patrimonio Mundial desde 1988.

El INAH lanzó una convocatoria para crear un sistema de protección del monumento teotihuacano.

Así lo informaron ayer autoridades del INAH, a lo cual se suman factores como la radiación solar, el cambio climático, la contaminación y el uso de hidrofugantes y cemento en los años 40 y 80, detectados luego 10 años de monitoreo en dicho basamento a cargo del grupo de la Serpiente Emplumada de Teotihuacan, encabezado por Sergio Gómez, investigador de dicha zona.

Frente al problema, expertos han sugerido que el edificio vuelva a ser enterrado o que se desmonte y se lleve a algún museo. Sin embargo, el INAH ha optado por lanzar una convocatoria para que expertos de todo el mundo participen en un concurso para crear un sistema de protección integral y de cuidado para dicha pirámide, descubierta hace más de un siglo.

El nivel de afectación que tiene esta estructura es considerado por los especialistas como grave, debido al cúmulo de procesos acelerados de arenización, disgregación, filtraciones, manchas de humedad, fracturas, pérdida de color y de elementos arquitectónicos”, reveló Diego Prieto, director del INAH.

Y agregó: “El INAH jamás ocultará la realidad de la conservación de los bienes que tiene bajo su custodia; no estamos para simular, sino para reconocer los riesgos y enfrentarlos con responsabilidad y eficiencia técnica”.

Por su parte, Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador Nacional de Arqueología dijo que este proceso será un punto de inflexión en el sitio. “Será un proceso complicado y, seguramente, controvertido en aras de proteger uno de los espacios más simbólicos de este lugar”.

Y abundó: “Si no se puede llevar a un espacio museográfico, vamos a hacerle una especie de museo. Esto acarreará controversia, pero la obligación del INAH es conservar, preservar y heredar este legado a las generaciones futuras”.

Rogelio Rivero Chong, director de la zona arqueológica de Teotihuacan, señaló que el problema central es el intemperismo y la humedad.

“Hemos identificado tres fuentes primarias de humedad que afectan las piedras: lluvia directa, agua por capilaridad y agua subsuperficial, es decir, la que se filtra y llega al tepetate a un metro de profundidad”, dijo.

Así como la proliferación de sales solubles que propician la arenización, desagregación y disgregación del material pétreo, propiciado por la fluctuación de temperaturas de entre cero y más 30 grados a lo largo del día, y una humedad constante del 65 por ciento.

A lo cual se suman las intervenciones poco afortunadas que incorporaron hidrofugantes en los años 40 y 50, “así como la inyección de cemento entre los 80 y 90, es decir, se trata de una combinación de factores”, aclaró.

Sobre la convocatoria, Prieto detalló que su objetivo será encontrar la mejor solución para el diseño de un sistema de protección del basamento, por lo que los interesados pueden realizar su prerregistro desde hoy en la página www.t.ly/Hzdu.

Las solicitudes formales se entregarán del 4 al 8 de octubre y el 25 del mismo mes se notificará la aceptación de concursantes. Entre el 8 y el 10 de noviembre los seleccionados realizarán visitas al sitio y el 21 de febrero de 2022 se entregarán sus anteproyectos.

Los tres finalistas se anunciarán el 25 de abril de 2022, y entre el 2 y el 6 de mayo el jurado realizará entrevistas con los finalistas para hacer adecuaciones. Los tres proyectos se evaluarán entre el 16 y el 31 del mismo mes y el 6 de septiembre se publicarán los resultados.

Finalmente, el 20 de septiembre se realizará la premiación, con 600 mil pesos para el ganador y 300 mil para cada finalista. A partir del 7 de septiembre de 2002 será cuando el INAH busque la solvencia presupuestal para llevar a cabo el proyecto ganador, aunque Prieto no descartó la posibilidad de que exista interacción entre las tres soluciones finalistas.