El espacio poético de Ely Núñez

Manuel M. Flores, poeta nacido en Puebla  (1840-1885)

MANUEL M. FLORES. Poeta Romántico mexicano que nació en San Andrés Chalchicomula, Puebla en 1840. Hombre honrado, leal y de nobles sentimientos.

Considerado como un poeta romántico- erótico,  aunque también en su poesía hay expresiones de dolor, ternura, arrepentimiento, remembranzas, sentimientos patrióticos y hasta rasgos humorísticos.

El erotismo plasmado en sus versos es auténtico porque es extraído de sus vivencias. Manuel Urbina se refería a Manuel como «una llama sensual lamía su inspiración hasta incendiarlo y que sucumbió devorado por el mismo fuego, que resplandecía en sus cantos ardorosos».

Sus influencias fueron Lord Byron, Víctor Hugo, Shakespeare, Dante Alighieri, Schiller y Lessing, entre otros.

Manuel M. Flores estudió filosofía en el Colegio de San Juan de Letrán, al lado de Ignacio Manuel Altamirano, Javier Chavero, Florencio M. Del Castillo. También trabajó como maestro de literatura.

En 1859 deja sus estudios para ser parte del partido liberal, participando activamente durante la Guerra de Reforma ante la segunda intervención francesa. Posteriormente los apresaron en el Castillo de Perote y cuando la República fue instaurada obtuvo el cargo de diputado.

Su actividad política se desarrollaba paralelamente con la literaria, así que con algunos de los sobrevivientes que formaron parte de la academia de San Juan de Letrán, en la segunda mitad del siglo XIX se funda el Grupo Liceo Hidalgo encabezado por Ignacio Manuel Altamirano y al que perteneció entre otros escritores Manuel Acuña.

El grupo Liceo Hidalgo le prologó su primer obra titulada » Pasionarias», libro de temática erótica y el cual fue publicado en 1874. Póstumamente aparecieron Páginas locas (1903) y Poesías inéditas (1910), y más de cien años después de su nacimiento, en 1953 se da a conocer » Rosas caídas», su diario.

Se relacionó Sentimentalmente con Rosario de la Peña, Musa inspiradora de otros grandes poetas como Manuel Acuña (quien se suicidó por ella) y José Martí.

Manuel M. Flores murió en la Ciudad de México, en 1885.

AMÉMONOS

Buscaba mi alma con afán tu alma,

buscaba yo la virgen que mi frente

tocaba con su labio dulcemente

en el febril insomnio del amor.

Buscaba la mujer pálida y bella

que en sueño me visita desde niño,

para partir con ella mi cariño,

para partir con ella mi dolor.

Como en la sacra soledad del templo

sin ver a Dios se siente su presencia,

yo presentí en el mundo tu existencia,

y, como a Dios, sin verte, te adoré.

Y demandando sin cesar al cielo

la dulce compañera de mi suerte,

muy lejos yo de ti, sin conocerte

en la ara de mi amor te levanté.

No preguntaba ni sabía tu nombre,

¿en dónde iba a encontrarte? lo ignoraba;

pero tu imagen dentro el alma estaba,

más bien presentimiento que ilusión.

Y apenas te miré… tú eras ángel

compañero ideal de mi desvelo,

la casta virgen de mirar de cielo

y de la frente pálida de amor.

Y a la primera vez que nuestros ojos

sus miradas magnéticas cruzaron,

sin buscarse, las manos se encontraron

y nos dijimos «te amo» sin hablar

Un sonrojo purísimo en tu frente,

algo de palidez sobre la mía,

y una sonrisa que hasta Dios subía…

así nos comprendimos… nada más.

¡Amémonos, mi bien! En este mundo

donde lágrimas tantas se derraman,

las que vierten quizá los que se aman

tienen yo no sé que de bendición,

dos corazones en dichoso vuelo;

¡Amémonos, mi bien! Tiendan sus alas

amar es ver el entreabierto cielo

y levantar el alma en asunción.

Amar es empapar el pensamiento

en la fragancia del Edén perdido;

amar es… amar es llevar herido

con un dardo celeste el corazón.

Es tocar los dinteles de la gloria,

es ver tus ojos, escuchar tu acento,

en el alma sentir el firmamento

y morir a tus pies de adoración.