“Abraham y la esperanza”

VIVIR CON ESPERANZA

“Abraham y la esperanza”

Por Jacinto Rojas Ramos

«Lamentarse ante el Señor es un modo de rezar». El papa Francisco ha sacado esta enseñanza de una segunda lectura del episodio bíblico de Abraham, propuesta en una audiencia general.  El Pontífice ha evocado la extraordinaria fe de aquel que creyó en la palabra de Dios que le prometía un hijo, esperando “contra toda esperanza”; inverosímil lo que el Señor le estaba anunciando.

De aquí la capacidad de Abraham de abrirse a una esperanza en apariencia irracional; esa es la capacidad de ir más allá de los razonamientos humanos, de la sabiduría y de la prudencia del mundo, más allá de lo que normalmente es considerado de sentido común, para creer en lo imposible. Efectivamente, «la esperanza abre nuevos horizontes, nos hace capaces de soñar» y nos da mucha fuerza en la vida.

Lo de Abraham es «un camino difícil», hasta el punto de que corre el riesgo de perder la paciencia y termina por lamentarse ante el Señor. A propósito, Francisco contó que cuando confiesa le dicen: «me he lamentado ante el Señor…»; y su respuesta es: «laméntate, ¡Él es Padre!». Por lo demás, «la fe no es solo silencio que todo lo acepta sin replicar, la esperanza no es certeza que pone a salvo de la duda y la perplejidad». Para el creyente la «fe es también luchar con Dios, mostrarle nuestra amargura, sin “pías” ficciones. Hay que tener este “valor” y esto es la esperanza. Y esperanza es también no tener miedo de ver la realidad por lo que es y aceptar las contradicciones.

Abraham «se dirige a Dios para que le ayude a seguir esperando». Es más, «no pidió un hijo» sino que pidió: “Ayúdame a seguir esperando”. Y, sin embargo, el Señor «no ofrece apoyos» que puedan tranquilizar a Abraham. «Su única seguridad es fiarse de la palabra del Señor y seguir esperando». El mismo signo que ha sido donado por Dios a Abraham «es una petición a seguir creyendo y esperando: «Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas […] Así será tu descendencia».

Es decir, «todavía es una promesa, todavía es algo de esperar respecto al futuro». Pero al mismo tiempo «Dios saca de la carpa a Abraham» de «sus visiones restringidas y le muestra las estrellas». Efectivamente, para creer, es necesario saber ver con los ojos de la fe; son solo estrellas, que todos podemos ver, pero para Abraham deben convertirse en el signo de la fidelidad de Dios.

Y esto, es también el camino de la esperanza que cada uno de nosotros debe recorrer. Si también a nosotros nos queda como única posibilidad la de mirar las estrellas, entonces es tiempo de confiar en Dios.

La fe de Abraham le conduce a vivir con esperanza; gran lección, supliquemos a Dios crecer con fe indubitable para que podamos vivir en el marco de la esperanza, sobre todo, cuando nos llegan las adversidades y pruebas con sus diversos rostros.

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