VECINOS DE COLONIAS CÉNTRICAS HACE YA VARIOS TRIENIOS MUNICIPALES, PAVIMENTABAN SUS CALLES

60 SEGUNDOS

RAUL GONZALEZ RIVERA

VECINOS DE COLONIAS CÉNTRICAS HACE YA VARIOS TRIENIOS MUNICIPALES, PAVIMENTABAN SUS CALLES

Cuando Xalapa transitaba por los sexenios de los gobernadores Fernando López Arias y Rafael Murillo Vidal, los vecinos de la ciudad, solidariamente pavimentaban sus calles y solamente las avenidas, las tres con que cuenta la ciudad, habrían sido proyectadas por el estado.

                En la hora actual, es posible que alcalde Ricardo Ahued, la gente que sabe de su honestidad personal, pudiera hacer las aportaciones de rigor, sobre todo porque las calles en forma aplastante están repletas de baches y otras tantas, con el invento de abrir nuevas colonias, por seudo líderes, en donde obviamente faltan todos los servicios de agua, luz eléctrica y pavimentos y asfaltos.

                El Ayuntamiento arrancó con el chapeo de jardines, lo que el grueso de xalapeños auténticos le reconoce, porque los mosquitos transmisores de tantas epidemias, se anidan y desarrollan precisamente en esas áreas pocas veces atendidas en la pasada comuna municipal, así como la reparación de atarjeas por parte de la CMAS, acción que no se había visto en muchos años.

                En el pasado, igual, Xalapa carecía de pavimentos en gran parte de la ciudad, salvo las avenidas 20 de Noviembre y Avila Camacho, así que sus vecinos, se pusieron de acuerdo y con la asesoría y equipos de obras públicas, fueron los habitantes, quienes procedieron al arreglo de muchas de sus arterias públicas.

                Entre estas se conservan las calles que conforman las colonias María Esther, Laureles, en las cuales sus propios vecinos, se cotizaron y pagaron el pavimento hidráulico sus banquetas, jardines y jamás han recibido la visita de un regidor del ramo, el encargado de sus jardines y menos al responsable de protección civil o el responsable de la seguridad pública.

                En el pasado inmediato, durante las campañas que celebraron los candidatos a la presidencia municipal de la ciudad, por caso, en la calle de Miguel Negrete, sus habitantes habrían expresado que allí nunca se había parado un candidato a la alcaldía y más tarde, tuvieron que corregir, porque en efecto, David Velasco Chedraui, no solo los habría visitado, sino que además celebró una audiencia para escuchar sus problemas, por espacio de una hora. Antes, nadie los habría visitado.

                Empero, el gobernador Murillo Vidal, cuando autorizó que los vecinos fueran respaldados por instancias de su gobierno para pavimentar su arteria, al término de ésta, para su apertura oficial fueron   comisionados varios de sus colaboradores del gabinete gubernamental. Empero, jamás han recibido posteriormente labores de limpieza, jardinería y vigilancia policiaca por las noches, como ocurrió hace 50 años, cuando esta última actividad, la desarrollaban los llamados “veladores” de a pie, luego de a caballo. Finalmente, los recorridos de vigilancia lo hacían guardianes vestidos de gris rata y que viajaban en las llamadas “calandrias”.

                Ahora bien, si se confirma la noticia rendida por diversos medios, en el sentido de que el alcalde Ahued llama a la cooperación ciudadana para pavimentar sus rúas, bueno sería que sobre todo en las colonias que están siendo fundadas en los últimos años por colonos que arriban de otros estados a esta capital, inclusive. Esperemos.

LOS MERCADOS DE LA CIUDAD, PUEDEN SER PUNTOS DE CONTAGIO, SI NO SE VIGILAN

                Conforme a la improvisación con que surgió la ciudad capital, igual, se abrieron los mercados de abasto alimentario cuando se consideraba que estarían en la periferia, pues su crecimiento poblacional se realizó lentamente sobre todo en los primeros 50 años del pasado siglo XX.

                Amas de casa, recuerdan que era una delicia ir al mercado de San José, porque todos sus locatarios se encontraban despachando sus productos desde sus interiores. El entorno al mismo centro de comercio de productos comestibles, ayudaba a lucir la fachada del edificio y que de siempre hizo una panorámica arquitectónicamente muy atractiva, con los edificios de la vieja liga agraria, ahora en decadencia y la iglesia católica, al otro extremo.

                Sin embargo, con la llegada de comerciantes de los estados de Puebla, Tlaxcala y estado de México, fueron abiertos otros mercados, como los Sauces, el Jáuregui y la Rotonda, pero nunca se imaginó y ninguna autoridad contuvo que  no solo se instalaran comerciantes en sus interiores, sino que además,  el entorno de estos establecimientos, están siendo asumidos por decenas de comerciantes ambulantes.

                Junto con los ambulantes que mantienen prácticamente coptados los mercados tradicionales, la constante de los roedores y los riesgos que corren quienes   colocan su vendimia sobre la calle, porque la circulación de vehículos se realiza, sin el auxilio ni la semaforización, porque la quitó el anterior cuerpo edilicio ni de los agentes de tránsito estatal y el municipal.

                El operativo de las grúas ha establecido su comercio en las calles que rodean a los palacios de gobierno estatal y el municipal, pero en los alrededores de los mercados suelen brillar por su ausencia, siendo que en esas áreas se aparcan vehículos de motor hasta en doble y triple fila, sin que sean molestados sus conductores en absoluto, para retirarlos, debido a que obstruyen el tránsito cotidiano.                                                

                Hay que repetirlo, la ciudad surgió de la improvisación, sin ningún plano que regulara su crecimiento poblacional.

                Tan pequeña era la capital, que los poderes estatales estuvieron concentrados hasta antes del gobierno de Dante Delgado, en el actual palacio del gobierno del estado, porque fue en el régimen de aquel, cuando se descentralizaron los poderes legislativo y judicial, respectivamente y, posteriormente, con el mandatario Miguel Alemán, hasta se habría proyectado la creación de un centro de gobierno sobre terrenos a la salida de la ciudad, rumbo al puerto de Veracruz, cercanos a la municipalidad de Emiliano Zapata.

                La construcción de los edificios que ocupan la SEV y el IPE, por caso, dio oportunidad para que 4l régimen priista de Fidel Herrera, recibiera el antiguo edificio del Instituto de Pensiones del estado, y en su lugar se levantara la construcción que alberga actualmente la secretaría de seguridad pública.

                En cambio, el edificio que ocupa el hospital civil, en días como éstos, resulta insuficiente para dar atención adecuada a sus pacientes y brindar a los familiares de éstos, un espacio, como lo hace constar la afluencia dentro y fuera del nosocomio, que pacientes y padres de familia y amistades de estos, se agolpen en su entorno, obstaculizando el paso vehicular y peatonal de sus vecinos y otros visitantes de la ciudad. Al tiempo.

PORDIOSEROS Y PAYASITOS, CANTANTES Y QUIENES BAJAN DE LA SIERRA A XALAPA

                Un hombre de apenas un metro 50 centímetros de estatura, rostro sin expresar prácticamente ninguna emoción, acompañado de su mujer, jóvenes ambos, y una pequeña niña de seis años, su hijita, se apostan ante las puertas de un restaurante de la avenida Murillo Vidal, en donde confían en la generosidad de su propietaria, tal vez los auxilie obsequiándoles una tostada, un vaso de agua y una pieza de pan para cada uno, como ocurrió ante la mirada de comensales y caminantes del rumbo, frente a la muestra de respaldo a tres seres humanos, de los centenares que pululan por nuestras calles sin saber hacia dónde encaminar sus pasos..

                La mirada de la pareja alcanzó un brillo sin par, habían conseguido desayunar por el día de su arribo a la ciudad de Xalapa, con la esperanza de cambiar su suerte, según el dicho de los jóvenes esposos, quienes bajaron de la sierra de Perote, para buscar un mejor destino. Allá la comida escasea, el trabajo lo tienen unos cuantos y la delincuencia acecha sobre todo a los varones sin ocupación laboral.

El joven Facundo-así dijo llamarse- es uno de los tantos que asumen las calles del casco histórico de la Atenas veracruzana, desde un pasado no muy remoto, con la intención de ganarse la vida. La gente ya no es tan complaciente ni solidaria con los más pobres, expresa al advertir que a muchos le piden su apoyo con la entrega de una moneda de cinco pesos y, todos se la negaron.

El temor quizá en los automovilistas a ser atracados, los obliga a no bajar la ventanilla de sus autos, al llamado de los pordioseros, pedigüeños, cantantes, payasitos, que realizan sus suertes en las calles principales de la ciudad, pero ahora también en torno a los distribuidores viales y los cruceros de las avenidas más concurridas.  En otros tiempos, la solidaridad de los ciudadanos, se vio acompañada con la ayuda de un sinfín de grupos sociales, instituciones públicas y los albergues y casas de asistencia al desposeído de todo.

Un repaso sobre lo que sucede cotidianamente en la que fuera ciudad de las flores, la cultura y la educación, lleva a cualquiera a verse en los cruceros, pórticos de los edificios y de las instituciones bancarias con el señor que extiende su mano para recibir unas monedas de quien sale o entra al banco. El padre, madre y pequeño que se recargan en las paredes de una tienda expendedoras de muebles y ropa, para interpretar canciones rancheras, esperando que les resulte melodiosa a los oídos de los peatones, que cruzan por el lugar.          

Los traga-fuego, exponen obviamente su vida, pero a nadie interesa llamarlos a evitar tragar gasolina y encender un cerillo en sus labios. Empero, la ayuda de la gente ahora es menor o simplemente, tampoco sus bolsillos los trae rebosantes de pesos y centavos. Un fenómeno semejante se ha visto en todos los tiempos, pero ahora pareciera acentuarse con los mendigos que toman los bajos de los edificios, para dormir, defecar y orinarse en los mismos sitios, cubiertos algunos con harapos, una chamarra que le obsequió a uno de ellos un viejo docente de la secundaria y con el papel periódico que le regaló la encargada de uno de los puestos que precisamente se queda con un paquete de diarios, que no pudo vender en el curso del día.

Xalapa, en este contexto, difícilmente puede seguir siendo calificada como la Atenas veracruzana. El combate a la miseria de no pocos que asoman rostro en las arterias públicas de la ciudad, se asemeja a la lucha anti-covid que realizan autoridades sanitarias y los buenos ciudadanos, con la práctica de las principales medidas de protección a su personal salud corporal, como lo viene haciendo desde hace dos años. Es todo.