SIN LLANTO

Musa Peregrina

Amo que seas galante, que continúes siéndolo a pesar de saber que ya te pertenezco.

Soy fan de tu risa de niño, del berrinche más allá del suelo en el que caes a la profundidad de los abismos, logras que con ternura abra mi pecho sano y levante a mi niño.

Escucho aquellas historias que desconocía y que hoy me hacen comprender, el por qué en algún momento se extravió tu alegría.

Me sumo al colectivo de emociones que siembras en este tiempo, sin temporada de huracanes, con la estación perfecta que endulza tu alma y abriga la mía de misterioso destino.

Amor mío…

¡Aún no sabes cuánto te quiero!

Y sí, eres el equinoccio que presencia el otoño de mi cuerpo, la ruta exacta que me conduce a ojos cerrados a ese lugar maravilloso que contemplamos juntos, entre un ejército de árboles y la paz sosteniendo nuestros labios, con ráfagas de viento, sin guerra en el corazón, con la luz de tus ojos desvistiendo la necedad de mis sombras…

Amor mío…

¡Aún no sabes cuánto te quiero!

Han pasado las tormentas, ha vuelto la rima a mi poesía. Nuevamente poseo un corazón manso, en espera de lo que ordene el tuyo, pero sin llorar, siendo dichoso, compasivo ante nuestro amor, comprometido ante la bondad de tus labios.