Academia Mexicana de la Lengua recupera su sede y su historia

  • La asociación civil fundada en 1875 regresa, tras una errancia de 25 años, a la casona colonial de dos plantas ubicada en Donceles 66

Recuperamos nuestra historia”, comentó emocionado el escritor Gonzalo Celorio, director de la Academia Mexicana de la Lengua, la noche del jueves en la ceremonia de reinauguración de su sede histórica, la casona colonial ubicada en Donceles 66, en el Centro Histórico de la ciudad.

Después de un cuarto de siglo “de trashumancia, de errancia”, el organismo fundado en 1875 realizó su sesión de pleno ordinaria en el recinto remodelado y cortó el listón de reapertura en una velada histórica a la que acudieron casi la totalidad de sus 36 miembros numerados.

De dos plantas, construido en 1828 en una superficie de mil 498 metros cuadrados, según el registro del Sistema de Información Cultural, este inmueble fue adquirido por la Academia el 7 de agosto de 1956 gracias a un patrimonio en fideicomiso concedido por el gobierno mexicano el 22 de diciembre de 1952.

Posteriormente, gracias a la creación de la Fundación Pro Academia Mexicana de la Lengua, ésta cambió su domicilio a Liverpool 76, en la colonia Juárez, el 19 de noviembre de 2002; y decidió rentar Donceles 66 para contar con un ingreso extra.

Editorial Jus lo arrendó en 2004, pero en 2009 surgió un conflicto entre ambas partes, por lo que el sello dejó de pagar la renta; la AML inició en 2013 una Controversia de Arrendamiento Inmobiliario y fue hasta 2020 que Celorio logró un acuerdo y se recuperó el edificio, cuyos trabajos de rehabilitación comenzaron hace un año supervisados por el arquitecto José Castillo.

Gracias al apoyo económico de las fundaciones Kaluz y Magdalena Ruiz del Valle, presididas por don Antonio del Valle, hemos podido remodelar esta sede y volver a nuestra casa, donde ya pudimos instalar nuestra biblioteca de 55 mil ejemplares que estaba embodegada”, explicó Celorio.

El timonel de la Academia desde febrero de 2019, reelecto para un segundo y último periodo de cuatro años en marzo pasado, anunció otra etapa de remodelación, “para contar con un Salón de Plenos más amplio, un auditorio, una sala de lecturas y oficinas para el trabajo de las comisiones”.

Destacó la presencia de la familia de Alejandro Quijano, el director fundador, que donó un retrato de él y “varios cuadernos manuscritos de su poesía y otros misceláneos; estos documentos serán expuestos en la sede”.

El novelista y ensayista agradeció también a Juan Pellicer la donación de un retrato del poeta Carlos Pellicer (1897-1977), miembro de la AML, pintado por el ecuatoriano Oswaldo Guayasamín.

La casa tiene mucha historia que sabremos aquilatar. Pero el patrimonio intangible más importante es la lengua española”, concluyó Celorio.

Entre los miembros que estuvieron presentes destacan Margo Glantz, Yolanda Lastra, Roger Bartra, Eduardo Matos Moctezuma, Hugo Hiriart, Carlos Prieto, Margit Frenk y Jaime Labastida.