DESATINOCRACIA
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Por Juan Baizabal
Hoy el pueblo mexicano, de nueva cuenta, se encuentra dividido en dos bloques: el primero, el grupo minoritario, quienes participaron el pasado domingo en la Consulta Popular Nacional, y el segundo, el grupo mayoritario, quienes decidieron no ejercer su derecho al voto.
Los que participaron, 6 millones 623 mil 381 electores, asistieron a las más de 56 mil mesas receptoras del voto instaladas en el territorio nacional. De los cuales, 6 millones 472 mil 909 ciudadanos convencidos y creyentes de la palabra del presidente de la República, marcaron con una cruz, la opción de “enjuiciar” a los expresidentes Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox Quesada, Ernesto Zedillo Ponce de León y Carlos Salinas de Gortari, aunque la pregunta consultada, no describía tal acción.
El grupo restante, la mayoría, equivalente a 87 millones 48 mil 326 mexicanos, externaron su inconformidad al no participar en esta consulta popular costosa y absurdo legal que pone en tela de juicio el estado de derecho.
Como lo externé en la columna de la semana pasada, el costo total de este ejercicio fue estimado en 528 millones de pesos, monto que se pudo haber invertir en prioridades reales para el pueblo mexicano.
De acuerdo con los datos publicados por el Instituto Nacional Electoral (INE), la participación final en este proceso electoral fue del 7.07 por ciento.
Un porcentaje extremadamente bajo, dado que el mínimo requerido para la validez de la consulta era del 40 por ciento, es decir, una participación de 37.4 millones de mexicanos.
A estas alturas, es lamentable corroborar el fiasco que fue este ejercicio electoral. Pese al embarazo de las urnas por los propios funcionarios de Casilla, quienes tacharon a favor miles de boletas para obtener el mínimo requerido, no se alcanzó el objetivo.
Decenas de videos fueron expuestos en redes sociales, donde el delito electoral del embarazo de las urnas fue una constante nacional, como si hubiera sido una instrucción dada.
Se pudieron haber comprado un millón y medio de vacunas Pfizer, más de seis mil quimioterapias a niños con Cáncer, entre otras respuestas prioritarias a las necesidades reales del pueblo mexicano.
El resultado, una consulta popular mediocre. No se trata de seguir experimentando, cómo gobernar a una nación. México requiere de un poder ejecutivo de planeación, proyección, acción y evaluación.
Basta de simulaciones y demagogias. Hay que ponernos a trabajar, aún nos quedan tres años de este gobierno, no hay de otra.