Salomé Barojas, el mejor pelotero cordobés

  • Se encuentra en el Salón de la Fama desde el 2002.

Xalapa

Parece que fue ayer, pero ya pasaron años de que el mejor pelotero cordobés, dio sus primeros pasos en las Grandes Ligas y lo hizo como lo que es, un grande del montículo, miembro del Salón de la Fama y todo un personaje de Córdoba, Veracruz, me refiero a Salomé Barojas Romero; quien debutó con los Medias Blancas de Chicago en el Yankee Stadium, salvando su primer juego ante los Yanquis.

Los Cañeros CNPR en el beisbol con causa comparte con sus fans, hechos memorables de la pelota, por lo que Ángel Gómez Tapia y Emilio Servín se complacen en felicitar al mejor pelotero que ha dado Córdoba, Salomé Barojas Romero, nombre que lleva con justicia el campo de beisbol más importante de los cordobeses, El Aviación uno.

Surgido precisamente de esos campos de La Aviación, Salomé jugó amateur para equipos como el Transportes, de donde dio el salto a los Cafeteros de Córdoba, luego de haber sido observado por Pepe Toño Mansur y otros integrantes del equipo profesional en una final.

Salomé nació con buena estrella, de una familia beisbolera, muy a pesar de que él en sus inicios jugó futbol como portero, pero su padre, don Vicente QEPD, se lo llevó al beisbol donde jugó como jardinero y luego como short stop hasta que llegó a la lomita de las responsabilidades de donde nunca más de bajo.

“Empecé con el pie derecho como pitcher, me fue bien y después me dio muchos logros”, tras el try out con Cafeteros, se quedó e integró el cuerpo de pitcheo donde entre otros estaban figuras de la talla de un Vicente “El Huevo” Romo, Ramón “Tres Patines” Arano y José “Peluche” Peña, de quienes aprendió muchos de los secretos del beisbol, gracias a su buena observancia a pesar de sus apenas 18 años.

“No había escuelas de beisbol y nadie te enseñaba nada, cada quien jugaba para él, por lo que tu tenías que aprender observando y eso hice yo; con la suerte de tener muchos buenos maestros a mi alrededor”.

Salomé jugó para Cafeteros de Córdoba, el equipo se fue a Reynosa y de ahí lo compró Diablos Rojos del México, donde lo empezaron a observar los scouts y para iniciar la temporada de 1982, Tony La Russa y Donald Hemond, manager y gerente de Medias Blancas de Chicago en México vieron al taponero derecho ganar cuatro juegos en semanas al hilo, por lo que se fijaron en él como cerrador.

Barojas Romero reportó en Sarasota, Florida, teniendo como armas un sinker muy bueno, slider, respetable y una recta que le ayudó mucho, por lo que no tuvo que pasar por sucursales, llegó directo a Medias Blancas al lado de otros mexicanos como Ernesto Escárrega y Aurelio Rodríguez.

ANTE YANQUIS Y EN SU CASA

Fue en el Yakees Stadium donde debutó Salomé en Grandes Ligas con los Medias Blancas de Chicago en 1982, ante los Mulos y ahí salvó su primero de los 21 juegos que logró esa temporada, que le valió aquella ocasión ser nombrado el Jugador Latino de la Semana.

Tiró tres entradas, con un hit y un ponche, ahí sumó dos salvamentos y con Boston otros tres, para imponer marca de 5 salvados al hilo al inicio de campaña.

En 1982 Medias Blancas tuvo una buena temporada y en 1983 calificaron al playoff, disputando el juego de campeona de la Liga Americana, el cual perdieron ante los Orioles de Baltimore su pase a la Serie Mundial, con pizarra de 1-3.

Entre los peloteros que integraron aquellos Medias Blancas estaban: LaMarr Hoyt, Carlton Fisk, Harnold Baines, Julio Cruz, Tom Paciorek, Greg Luzinski, Tony Bernazard, Rudy Law y otros los cuales consiguieron 99 triunfos y conquistaron el banderín de la división oeste de la Liga Americana.

Los números de Salomé en Grandes Ligas fueron de 18 ganados 21 perdidos y un 3.95 de efectividad.

“Desde que debuté como profesional me sentí bendecido por Dios y estar relevando en el Yankees Stadium ante un equipo tan importante, es algo inolvidable”.

Salomé Barojas nació un 16 de junio de 1956 en Córdoba, Veracruz, jugó en Liga Mexicana con Cafeteros de Córdoba, Broncos de Reynosa y Diablos Rojos del México; en la costa con Venados de Mazatlán y Tomateros de Culiacán.

En Grandes Ligas vistió las franelas de Medias Blancas de Chicago, Marineros de Seattle y Filis de Filadelfia.

A su regreso a México volvió a brillar con Diablos, lo mismo que con Venados y Tomateros; posteriormente fue coach de pitcheo y manager con algunos equipos como Diablos, Oaxaca, Águila, Petroleros de Poza Rica, Cafeteros, Vaqueros de La Laguna y Pericos, conquistó siete títulos con los Diablos y dos en la Costa con Venados y Tomateros; en 1993 se retiró como pelotero activo, pero el beisbol es su vida y no lo dejará jamás.