Lidiar con personas malhumoradas no es tan difícil como crees, psicólogos explican cómo lograrlo

Si piensas en alguien «amargado» o «malhumorado», tal vez te viene a la mente esa persona que odia cualquier celebración de gozo y alegría, que detesta a los perritos o siempre tiene cara de pocos amigos. Pareciera que tiene una nube gris sobre él o ella y su presencia detona un ambiente de tensión.

La mayoría de nosotros conocemos a alguien amargado y hemos tenido al menos un desencuentro en donde su perspectiva de la vida no cuadra con la nuestra. No obstante, la amargura va más allá si a alguien le gusta o no.

Es una emoción compleja que, analizándola, nos puede ayudar a comprender mejor a estas personas, así como llevar a cabo acciones que nos ayuden a no dejarnos influir por la «mala vibra» que tal vez sentimos junto a ellas.

¿Qué es la amargura?

Investigadoras de la Universidad de Roma III explican que la amargura es una emoción negativa que está compuesta principalmente por ira y tristeza.

Las investigadoras comentan que la ira normalmente es causada por una sensación de injusticia, la cual suele estar acompañada por impotencia y tristeza.

La amargura también puede estar compuesta por una sensación de traición. Dicha traición con frecuencia es generada por alguna decepción, ya sea por no cumplir las expectativas que la persona tiene de sí misma o por las expectativas que deposita en otros, principalmente aquellos con quienes tuvo o tiene un vínculo afectivo.

Decepción, tristeza, ira, impotencia y demás emociones negativas viven dentro de una persona amargada. De acuerdo con el psicólogo Seth Meyers, estas personas suelen desenvolverse en el mundo desde una perspectiva culpable, carente de la empatía que se espera tenga una persona adulta.

Es decir, en sus relaciones personales estos individuos suelen culpar a los demás cuando las cosas no resultan como esperan.

Cuando culpan a los demás, dejan de tener una perspectiva justa de la situación y no piensan más allá de lo que el otro podría sentir o pensar.

No obstante, esto no quiere decir que las 24 horas del día, los 7 días de la semana ejerzan ese tipo de comportamiento conflictivo o injusto. El psicólogo Seth Meyers explica que como cualquier persona, la gente amargada tiene buenos y malos momentos. El punto es que en su vida, los malos momentos son los que abundan.

Son individuos heridos emocionalmente.

La interacción con personas amargadas o malhumoradas

Siendo honestos, tratar con gente amargada suele ser bastante complejo. Esto se debe a que los amargados pueden desencadenar en otros una variedad de emociones negativas y molestas, que muchas veces intentan contagiarte deliberadamente.

Es decir, cuando las emociones negativas «ahogan» a la persona amargada, ésta buscará la forma de descargar esos sentimientos en la persona más cercana a ella; de esta forma, intentan sentirse mejor. Tal y como lo explica el experto en Psicología:

Se pueden sentir mejor, porque te hicieron sentir peor.

¿Cómo lidiar con personas amargadas?

Las personas amargadas no están todo el tiempo en una posición pasivo-agresiva o conflictiva, sino que tienen momentos o detonantes donde experimentan con mayor intensidad las sensaciones de ira, decepción o tristeza.

Por ello, el experto en psicología Seth Meyers apunta que la forma más saludable de lidiar con amargados, es evitarlos cuando experimentan los momentos de más intensidad de esas sensaciones negativas.

Desafortunadamente, muchas veces no podemos omitir o poner en mute a las personas amargadas. Se puede tratar de tu jefe, tu mamá, tu papá o alguna persona con la que sí o sí debes interactuar.

En estos casos, lo mejor es tener un pensamiento racional y recordar constantemente que esa persona se relaciona de manera negativa no sólo contigo, sino con la mayoría de quienes la rodean. Es decir, no es un asunto totalmente personal.

Asimismo, es bueno recordar que la persona amargada tal vez intente hacerte sentir mal para poder sentirse bien. No le des esa satisfacción.

Mejor enfoca tu mente en las cosas buenas que tienes en tu vida, para evitar contaminarte o interiorizar las emociones negativas que tal vez intenta imponerte.

Otra excelente alternativa es proyectar escenarios donde la persona no tendrá el mismo poder o control sobre ti. Recuerda que las relaciones sociales no son eternas, si ese vínculo se vuelve tóxico es momento de tomarte un break o buscar las herramientas para salir de esa dinámica.