“Sí se puede”: Al recuerdo de Don Felipe Zapata Serena

  • “Sí se puede”, ese fue el lema que inspiró su corazón y cantaba su voz para inyectar ánimo a las nuevas generaciones que incursionan el atletismo.

Xalapa

Don Felipe, hace tiempo que le debía unas palabras que tal vez debí escribir cuando usted las podía leer, con toda seguridad las hubiera disfrutado mucho, pues describirían parte de su carrera deportiva, toda una vida dedicada al deporte, en esas líneas es posible que su memoria recorrería, desde los años mozos, hasta la edad senil ¿Cuántas historias y anécdotas que contar? Pero no fue así.

Fallé como entrevistador, en dos ocasiones lo visité en el pequeño negocio de su propiedad, pero la entrevista fue un fracaso y al tiempo se le quedó, esta es la razón por la que hoy trazo unas letras a su recuerdo, aunque usted ya no está presente, su presencia está viva en quienes lo conocimos y lo tratamos como amigo y como atleta.

En aquella dorada infancia en la que la alegría y los juegos no tienen límite, usted, al igual que sus hermanos compartieron su infancia con mi papá, bonita etapa de la vida en ese provinciano barrio llamado El Crucero y por un tiempo La Mosca, en la actualidad es conocido con el nombre de María Enriqueta.

Le agradezco la amistad con mi padre, usted siempre me preguntaba por él.

No considero necesario mencionar su currículo deportivo, pues todo mundo lo conoce, una personalidad como la suya no pasa desapercibida porque va dejando huella en el corazón humano y sumando kilómetro tras kilómetro. Siempre fue admirado por su inquietud y la energía que irradiaba, aún en estos últimos años de su existencia, poniendo el ejemplo con su conducta deportiva.

“Sí se puede”, ese fue el lema que inspiró su corazón y cantaba su voz para inyectar ánimo a las nuevas generaciones que incursionan el atletismo.

Su nombre, Felipe Zapata Serena, usted lo comenzó a escribir con sus acciones cotidianas desde el año de 1929 hasta el 19 de julio del 2020, cuando la eterna noche le puso punto final a su existencia, su cuerpo se perdió en esa insondable oscuridad, pero se quedó presente su perenne recuerdo, nadie olvidará ese grito mañanero en las calles coatepecanas y en la Unidad Deportiva del “Sí se puede” que trasmitía mucho entusiasmo y una envidiable jovialidad aprisionada en un cuerpo ya mermado por el paso de los años, un espíritu que no lograba vencer el tiempo, admirable su fuerza de voluntad.

Mientras el nombre de Felipe Zapata Serena siga flotando en este mundo, su carrera no ha finalizado, seguirán sus pasos en esa dimensión en la que está ausente la gravedad, el espacio, tiempo, distancia y las emociones, sólo ese eterno misterio inaccesible para el ser humano.

Su mejor maratón fue el que transitó durante más de noventa años en el carril de la vida acumulando experiencia tras experiencia, esa fue la sabiduría que adquirió en su existir, por esta razón la vida fue benévola con usted.

Hasta siempre campeón, descansa en paz.