Manuel García Perdomo (MAGAPE), el legendario Cronista Deportivo

  • Su largo andar, Olimpiada del ’68 y Copa Mundial México ’70.

HISTORIAS DEPORTIVAS DE XALAPA

Por JOSÉ ABRAHAM ALCÁNTARA VARELA

Xalapa

Amante de la mecánica en sus tiempos mozos, por ahí de los años 40’s en un tallercito frente el Centro Deportivo Ferrocarrilero, trovador, deportista, dinámico tundeteclas en Telégrafos de México, hasta que por invitación del señor Homero Guerrero Alvarado, logró filtrarse como reportero de la sección deportiva en el periódico Diario de Xalapa.

Impulsado por el serpentinero estelar del equipo campeonísimo Rivas Junior, Miguel Ortiz, en la Liga Xalapeña de Béisbol de 4ª Fuerza, así como por el propio Homero Guerrero, motivado por Froylán Flores Cancela y respaldado por los basquetbolistas Adolfo Cerdán Torres, Adrián Aparicio y Miguel Dorantes Meza, fue como Manuel García Perdomo aceptó el reto, convenciendo con su estilo propio a su “majestad” Don Rubén Pabello Acosta en su primera aventura escribiendo para la deportiva del Vocero de la Provincia.

Como un fiel recuento de su exitosa carrera periodística a nivel local y nacional, aquí un humilde tributo a Don Manuel García Perdomo, una auténtica leyenda de la crónica deportiva en Xalapa.

A continuación, Don Manuel (MAGAPE) cuenta parte de su historia:

“Vi la luz en Teziutlán, Puebla, un 12 de enero de 1936 (84 abriles); mis progenitores: Manuel García Mecén -en realidad debimos haber sido Mecén García, pero esa es otra historia-, y Eduarda Perdomo Martínez, mis hermanos Jimmy Perdomo y Armando, éste nacido en Perote, Veracruz; pero cosa curiosa el primero como único xalapeño, nunca quiso vivir aquí, sino en la zona de Córdoba-Orizaba-Río Blanco y Veracruz puerto”.

“Me casé en Gutiérrez Zamora el 12 de diciembre de 1963 con la profesora Rosa María Pérez, procreando mis dos hijas y media, Norma Eva de Educación Física, Guillermina Cecilia de QFB y Nayeli Edna Pérez Posadas (sobrina que adoptamos ante el fallecimiento prematuro de su mamá).

Y ahora sí, MAGAPE agarra vuelo sabroso: “En 1964 dentro de la temporada invernal de 4ª Fuerza de la Liga Xalapeña, volvimos a saborear las mieles campeoniles con el equipo Rivas Junior que dirigían José “Chirolas” Ortiz y Pepe Hernández, este dueño de un bar ubicado en Costa Rica y Venustiano Carranza. “Chirolas” y su progenitor tenían un puesto de periódico y revistas en la antigua entrada de Seguridad Pública en Palacio de Gobierno”.

“Rivas Junior era ruidosamente apoyado por todo el gremio ferrocarrilero que vivía en esa zona del Ferro, Miguel Ortiz era el pitcher estrella y muy bohemio; al término de cada encuentro los “dueños” del equipo nos llevaban a un bar frente a la casa “Grande”, cerquita de la Escuela Murillo, todos los domingos eran de chupe y guitarra, Miguel siempre fregando que llevara la lira para echarnos unos cánticos, luego lo encontré en los talleres de EL COMENTARIO de Don León Barradas Hernández, linotipista de altos vuelos que hacía llorar las viejas máquinas y que no tenía pavor a mis tablas de posiciones, que otros amigos odiaban”.

“Al haber ganado el campeonato y ascender a Tercera Fuerza, “Trenistas” se llevó a varios peloteros, desangrando al campeón, así que los patrocinadores ya no quisieron sostener el equipo y cada quien jaló por su lado, Miguel entonces practicó el ciclismo de ruta y montañismo en sus ratos libres de Telégrafos, en donde laboraba Don Homero Guerrero Alvarado, que se iniciaba como reportero en El Comentario, pero luego se acomodó en la deportiva del Diario, aunque tuvo ahí diferencias con Don Jacobo Domínguez Cortés (+), fue cuando me pidió apoyarlo en la sección porque Don Rubén Pabello aumentaba la misma a tres planas, yo sin saber nada de redacción sólo me defendía con la ortografía y eso convenció al director del periódico, teniendo ya dos “telegrafistas” como refuerzos”.

“Ahí nadie me enseñó, salvo los consejos de Don Froylán Flores Cancela, obsequiándome un libro de básquetbol para que me documentara leyendo, fue cuando pasé mi primera prueba: “Tienes buena redacción y sin falta de ortografía”, entonces me acercó con Adolfo Cerdán del Colegio de Árbitros de Básquetbol y dirigente de la Liga Xalapeña (era dependiente de la zapatería El Refugio de la familia de Juventino Reyes Guevara; Froylán lo había ayudado para entrar en el departamento de Actividades Deportivas de la UV), así como con Adrián Aparicio y Miguel Dorantes Meza, oriundo de Naolinco y maestro de la Normal Veracruzana, ellos me mostraron los primeros pasos del reglamento de este deporte, nutriéndome con roles de juegos, tablas y resultados, los cuales copiaba en instantes a máquina y con todos los dedos de mis manos, requisito fundamental en telégrafos”.

“Fue el 20 de noviembre de 1965 en la que “su majestad” Don Rubén Pabello Acosta, en la que por una sola vez me concedió unas palabras, yo a lo que iba, el basquetbol no era mi deporte, me mandaron a la guerra en el Gimnasio Allende a cubrir un juego de Primera Fuerza entre la Facultad de Arquitectura y Guanacos de Gerardo Bautista Susunaga; Cerdán me explicó cada jugada con papel en mano, de lo contrario no sé lo que hubiera pasado, me encomendé al de allá arriba, enfrenté el reto y en redacción inicié mi nota, el sorprendido fue Homero: “¡Cómo! ¿No que no sabías nada de básquetbol?”, y le respondí: Y sigo en las mismas, pero en el gimnasio, Cerdán me explicó todo”.

“Adolfo Cerdán no daba información a cualquiera, pero como le dije que iba del Diario, todo cambió y de aquí en adelante me dejaron la fuente del deporte ráfaga, entonces los nervios se aplacaron, le llevé la nota al jefe de redacción, Froylán, y muchos saben quién fue él, además de fundador del semanario Punto y Aparte; sin embargo, lo mío era el béisbol, voleibol, ciclismo, montañismo y boliche”.

“Si tenía la noche libre me iba al teletypo, ahí llegaban las notas de AFP-Pimsa e Infomex; Adolfo Moreno jefe de información, ya tenía recortadas las notas de deporte, me enseñaron a puntear, anotar el estilo de las letras (fuente) y la forma de cómo había que hacer un encabezado, labor que poco a poco me estaba gustando, el director fue generoso y me dio “ojo de gringa” por semana, el supuesto salario no me importaba de momento, sino seguir aprendiendo, sin embargo, les di las gracias a quienes me habían apoyado”.

“Me fui al Mundo de Xalapa, recién convertido de Semanario a Diario, pero aquí cuando querían pagaban, fue cuando decidí dejar la carrera de reportero, menuda sorpresa se llevaron los deportistas de Xalapa al saber de la amarga noticia, perdón por la falta de humildad, pero Dios castiga, aunque no embrutece”.

“Dedicado a la familia, leyendo el Heraldo de México de la Familia Alarcón, tocaron la puerta de mi casa, ¡¡era Don León Barradas Hernández!!, me dijo no tengo reportero de deportes y sé que usted no está trabajando, lo invito para que se haga cargo de la sección deportiva, sin salir de la sorpresa acepté su oferta, -si es posible, desde hoy-, respondió; aquí inició otra historia presentándome rápidamente al otro día, logrando cubrir la Olimpiada de México ’68 y la Copa Mundial México ’70, ya sea por la radio o el nuevo sistema de Telecomunicaciones”.

Fue una gran aventura en donde Don Manuel García Perdomo, se codeó con el periodista beisbolero de corazón Carlos Fernández Alarcón que era corresponsal de la revista “Hit” y El Dictamen, entre otros medios como el Gráfico de Xalapa; “de él recibí muchas enseñanzas obsequiándome el libro “Sinónimos y Antónimos”.

Entre otros pasajes, MAGAPE conoció amigos como de la naciente DGEF que encabezaron el capitán Abel Caro Carrión y el Prof. Humberto Gutiérrez Zamora; a Miguel I. Santiago Murillo, Adrián Sedas Gutiérrez, Héctor Ruiz Carmona, Víctor Manuel Flores Morales, Marco Antonio Ortiz, Abel Cuéllar Morales; en El Comentario, el Prof. Manuel Reynante Arvizu que tomó el lugar de Gutiérrez Zamora y de quien recibió invitación para formar parte de la “Ola Verde”.

Manuel García formó parte de otros medios, llegó al Departamento de Actividades Deportivas de la UV, en colaboración con el profesor Florentino C. Arellano, nombrado por el Lic. Roberto Bravo Garzón como jefe de esa dependencia, por él, dicho organismo se convirtió en Dirección cuando su ciclo terminó, fue entonces que le dijo: “No vayas a cometer el error de irte sólo porque yo termino con mi misión, costó mucho trabajo que te basificaran, sigue así y no cambies, aunque la situación se torne difícil”.

“Y así lo hice, todo cambio genera dilemas, oscurece el horizonte, pero logramos llegar a la otra orilla del río con mucha turbulencia, pero lo hicimos…”.

Así termina con esta profunda charla el cronista deportivo, Don Manuel García Perdomo, remachando con las siguientes palabras:

“Gracias a la vida que me ha dado tanto, estoy satisfecho y le he dicho a Dios que ya estoy listo para irme; pero con San Pedro me mandó un recado: “No estés chingando, que todavía no tenemos lugar para ti”, finalizó.