CRÓNICA EN EL TIEMPO: La consagración de la primavera

  • LOS CAMPOS ELÍSEOS, uno de las cuatro partes del inframundo griego y romano donde llegaban las almas de los virtuosos, héroes e iniciados. En la mitología greco-romana, los dioses habitaban en el Cielo, los mares o el Inframundo, pero los muertos solo podían acudir al Inframundo, al Erebo o a los Campos Elíseos dependiendo de sus virtudes. El cristianismo cambió la teología colocando los Campos Elíseos en el Cielo junto a Dios mientras las almas de los condenados seguían yendo al infierno convertido en uno.

Manantial entre arenas

Por: Alberto Calderón P.

Poco a poco fue arribando la gente al nuevo teatro ubicado en “Los Campos Elíseos”, venían de distintos rumbos y estratos sociales de la ciudad, la gente de los barrios acomodados de la capital francesa no veía con buenos ojos que se hubiera construido un teatro moderno, se salía de las normas tradicionales, lo consideraban de estilo alemán hecho de concreto y acero; para la sociedad francesa incómoda por esa construcción moderna era vista con cierto recelo, sin embargo, los interesados al debut de una nueva obra sinfónica poco a poco fueron ocupando las butacas, en el ambiente se escuchaba un murmullo parecido al de abejas, cerca del inicio la sala estaba llena, entre el público se encontraba Marcel Proust, Pablo Picasso, Maurice Ravel, Claude Debussy entre otros destacados artistas e intelectuales de la época.

La cálida noche del 29 de mayo de 1913, el público expectante vio cómo lentamente se levantaba el telón para escuchar y ver el estreno de la obra del joven compositor Ígor Stravinsky. En esa época las referencias que se tenían del autor de 31 años eran El pájaro de fuego de 1910 y Petrushka al año siguiente, pero la puesta en escena nunca imaginó que sería el más sonado escándalo en la historia de la música, sin lugar a duda La consagración de la primavera, al poco tiempo de haber iniciado, el murmullo fue in crescendo, hasta convertirse en un barullo ensordecedor unos tratando de calmar los ánimos otros, exigiendo orden, voces a favor y en contra, la brecha se había abierto entre lo moderno y lo establecido, el compositor francés Florent Schmitt gritó ¡cállense zorras! A las emperifolladas damas parisinas ataviadas con escotes amplios en sus vestidos, con adornos de plumas y perlas, viendo con indiferencia y hasta desprecio a los espectadores de los palcos, Jean Cocteau a sus 23 años veía sorprendido ese espectáculo que se desarrollaba en la sala.

Hasta ese momento las cosas parecían salir por momentos fuera de control, el director de orquesta no terminaba de definir si parar o seguir adelante, hizo lo segundo dando una mayor fuerza a la interpretación, los bailarines vestidos con trajes típicos rusos realizaban una coreografía como poseídos, las luces se encendieron y fue cuando el recuento de las crónicas pasaron de lo realista al amarillismo mismo color que tienen las mazorcas que algunos inventaron que fueron arrojadas al escenario, otros mencionaron que inició una pelea que se intensificó siendo necesaria la presencia de la policía, deteniendo a por lo menos 40 asistentes, otros narradores que describieron el evento se contradecían mientras unos apostaban por una ensordecedora ovación al terminar, otros mencionaron que hubo una rechifla generalizada; lo cierto es que difícilmente llevarían hortalizas a un evento de esa magnitud, no hay registro en los anales policiacos de haber detenido a persona alguna durante o posterior al evento, estas y otras mentiras se esparcieron haciendo con el paso del tiempo un gran mito, lo cierto es que la obra pronto pasó a ser un clásico y en palabras de Leonard Bernstein  “la pieza más importante del siglo XX”.

Es un claro ejemplo de cómo la información falsa puede hacer dañar o destacar un acontecimiento con el manejo de la mentira en momentos de confusión. Queda en nosotros escuchar La consagración de la primavera, imaginar ese momento de hace poco más de 107 años y recrear nuestro espíritu.

Xalapa2000@hotmail.com

Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO).