HISTORIAS DEPORTIVAS DE XALAPA

  • Un valioso recuerdo: “Lloraré mañana”
  • El valor de enfrentar a las grandes dificultades
  • El final se acercó, pero pudo más el valor

Por MANUEL GARCÍA PERDOMO (MAGAPE)

“Año de los grandes estragos a nivel mundial, México no pudo haber eludido el gran problema con todo y las buenas voluntades de algunos”.

Hace unas tres décadas y media, un gran amigo y compañero, don DANIEL ORTIZ ARCOS, oriundo de la cercana ciudad de Perote, telegrafista, beisbolista y consumado guitarrista de música clásica, nos hizo la entrega de un valiosísimo documento: “Ahora que vas a tener tiempo de leer”, nos espetó, en ocasión del final de nuestro ciclo en la noble labor de los puntos y comas.

“LLORARÉ MAÑANA”, un valiosísimo documento que editó “Nuevo México” y que escribió la misma autora del drama, la valiente artista que supo imponerse a la adversidad: “LILLIAN ROTH”, quien en el prólogo del valioso libro dedicado a los lectores, señaló con énfasis: “Me ha tomado mucho tiempo escribir este libro y mucho, mucho tiempo más vivirlo. Es la historia de una estrella infantil que creció demasiado pronto –o quizá demasiado tarde-; una vida con una gran cantidad de tragedia, no sólo para mí sino para muchos seres que me quisieron, no ha sido fácil abrir las puertas del pasado para citar cosas que la mayoría de la gente titubearía en decir aún a los más íntimos y con mayor razón en escribir un libro que será leído por gente extraña”.

Prosigue: “Mi vida nunca fue mía. Mis padres exitosos en el teatro, comenzaron a tener sus problemas, cuando de pronto: El éxito me comenzó a sonreír junto con mi hermana, mi madre quería que yo fuera actriz de teatro e hizo planes a mi favor aun hasta antes de nacer, pero mi padre tenía otros proyectos, soñaba con que yo fuera una gran actriz luego de nacer el 16 de diciembre del lejano 1910. Arthur Rutstein nacido en Rusia se enamoró de Katie Silverman y le llevaba serenatas, pero al cabo de los años algunos problemas comenzaron a surgir, entre ellos el alcoholismo, abismo al que yo también caí”.

En el extenso documento de 279 páginas, se conoce cómo la estrella que se codeó con Gary Cooper y Maurice Chevalier, finalmente conoce a un hombre que la sacaría del barranco y que incluso, llegaron a hacer una película basada en la historia de otra artista muy exitosa como lo fue la francesa Edith Piaf, cuya vida llena de dramas la acompañó hasta sus últimos días. Pero, esto no ocurrió con la inspiradora de la película del mismo nombre, que llegó a reponerse de los terribles tormentos que origina el alcoholismo y el resto de sus días los vivió tranquila y feliz en la península de la Florida.

Todo lo anterior viene a colación, al escuchar el gran drama que vivió –y está viviendo, todavía- un gran amigo, compañero de tundeteclas y que gracias a la nobleza y valentía de su gran compañera, pudo eludir espinosos problemas que ahora algunos escuchamos sin poder evitar que la terrible angustia estrujara nuestros corazones; los dolorosos dramas que vivió, la forma cómo los describe, provocaron un silencio respetuoso al saber de una historia que muchos de sus lectores desconocen.

Hace aproximadamente ocho años, nuestro personaje se encontraba laborando en un taller mecánico en la vecina población de Banderilla donde se atendía a las unidades del Servicio Urbano de Xalapa. Describe: “Estaba reparando poniendo a presión una llanta, pero algo ocurrió, porque de pronto se produjo una explosión que impactó con terrible fuerza el lado derecho de mi cuerpo, a la altura de la cintura; pudo haber sido peor porque si me hubiese golpeado en el pecho y en la cabeza, simplemente no lo estuviera contando”.

Prosigue: “La fuerza explosiva fue tanta que rompió totalmente los accesos a un pequeño cuarto, la mayoría de mis compañeros de trabajo al percatarse de la situación acudieron de inmediato en mi auxilio, quizá eso ayudó en algo, pero no pudieron evitar un ataque de nervios, porque incluso y hasta en dos ocasiones la camilla conmigo encima fue a dar por los suelos, tal era el susto que tenían mis camaradas que finalmente y luego de llamar a una ambulancia, fui llevado al Seguro Social donde comenzó una vida llena de dolor, injertos, análisis, noche sin poder dormir, pero siempre acompañado de mi noble esposa”.

Recuerda: “En alguna ocasión le dije a mi compañera: -Ya estoy harto, ya no puedo con este dolor, las mejoras son muy lentas; le voy a decir al médico que me corten la pierna para dejar de sufrir-, pero la madre de mis hijos fue más valiente, aunque estuviera sufriendo por dentro me pidió con el alma en sus manos que no lo hiciera, que aguantara un poco más, que se podía salvar la extremidad. Y Dios Nuestro Señor la escuchó, porque de pronto todos los esfuerzos que hacían los médicos comenzaron a cobrar sus frutos: El alivio relativo no vino luego, pero me permitió comenzar a hacer algunos movimientos, señal ineludible de que finalmente los ruegos de mi esposa habían sido escuchados”.

Nuestro personaje rememora: “Cuando finalmente pude moverme, gracias a las familias, tanto de mi esposa como la mía, ya fuera con muletas, andadera o bastón, pero acudía a las oficinas de Instituto para intentar recuperar algo a favor de mi familia: había sido un accidente de trabajo que desafortunadamente no valoraron los encargaos administrativos del mismo; acudimos a otras instancias con nulos resultados, pero Dios es grande y finalmente pudimos rescatar algo de lo que se había perdido”.

El hombre comenzó entonces una lenta rehabilitación que ha durado muchos años, pero tanto ha logrado que incluso comenzó a hacer ejercicios con el fin de fortalecer su extremidad dañada; algunos amigos lo veían con estupor y le citaban: “¿Es que no puedes permanecer estático?, mira cómo tienes la pierna”, pero el hombre seguía su lento peregrinar, con pasos lentos ayudado por una herramienta, al paso del tiempo comenzó a darle mayor fuerza a la extremidad y tanto fue el éxito logrado que incluso, comenzó a tomar parte en competencias pedestres de pequeño y gran fondo. Hoy, compite oficialmente en carreras atléticas, ¡¡¡¡Juega futbol y entrena en el gimnasio!!!! Y mantiene un optimismo que sembró una gran compañera.

Esos son los caminos de una vida difícil y de los que se recuperan quienes tienen fe, voluntad de vivir y de convivir con sus seres queridos. Señores, conozcan ustedes a: JOSE ABRAHAM ALCÁNTARA VARELA.