Suyo (Tuyo, de ti, para ti)

Nereyda Flores

El dolor dejó en él líneas muy definidas para recordarle a su desnudez que en ella anclaron, en el anterior siglo, heridas.

Por eso cuando llegó el momento de entregarse, como si su piel se tratase de un asunto secreto, se enroscó entre las sábanas con disimulo, las manos que lo buscaban se acercaron despacito y poco a poco con caricias casi nulas lo hicieron salir, cuando se encontró expuesto cerró los ojos y ella leyó en las pestañas de él un “ven, te necesito”… ella fue a él… luego se besaron quedito y se balancearon quedito, su suspirar también fue quedito; hasta la lluvia que entro por la ventana fue quedita anduvo de puntitas por la habitación y en el silencio se dejó caer sobre los dos cuerpos, entonces ellos tuvieron que levantarse a cerrar la ventana.

Para cuando volvieron a la cama, como volviendo de otro puerto, contemplaron sus cuerpos y antes de que alguno de los dos dejara caer el ancla volvieron a zarpar.