El espacio poético de Ely Núñez

José María Pino Suárez, el poeta olvidado

JOSÉ MARÍA PINO SUÁREZ es un personaje cuya obra literaria ha sido relegada, ya que se le conoce más como el político mártir, que como el poeta encendido que fue y cuya obra ha sido poco difundida, máxime si además de su trayectoria como poeta, desarrolla la de periodista que parece eclipsar su lado artístico, pues sus valientes escritos periodísticos guardaban el estilo refinado de un hombre de letras. Fue un hombre culto, un intelectual que supo combinar la abogacía con el ejercicio periodístico, la poesía y finalmente la política, para cuajar una figura de su talla, que habría de acompañar, en la lucha por la democracia en México, a otro prohombre como lo fue Francisco I. Madero.

Pino Suárez nació en Tenosique, Tabasco, el 8 de septiembre de 1869, y fue asesinado en la ciudad de México el 22 de febrero de 1913, cuando era Vicepresidente de México. Sus padres fueron don José María Pino, natural de Mérida, Yucatán, y doña Josefa Suárez, oriunda de Tabasco.

Tras enviudar, su padre trasladó el domicilio familiar a Mérida cuando José María era aún un niño, por lo que continuó su formación en esta ciudad, donde posteriormente estudió jurisprudencia. En Mérida, contrajo matrimonio con María Cámara Vales y posteriormente, trasladó su residencia a la capital del país, donde ejerció la abogacía en el despacho del reconocido abogado tabasqueño Joaquín Casasús.

Pero la abogacía no lo era todo, Pino Suárez combinó ésta con la producción poética y una intensa labor periodística, en la que dejó ver siempre su espíritu democrático, lo que finalmente le llevó al cadalso. Recordemos que José María Pino Suárez preparó la revolución junto a Francisco I. Madero.

A su regreso a Yucatán, en 1899, comenzó a laborar con Raymundo Cámara Luján e incursiona en la vida política hasta llegar a ser candidato a la gubernatura de Yucatán por el Partido Nacional Antirreeleccionista, y alcanzó posteriormente la gubernatura del estado y la Vicepresidencia de México, respectivamente, cargo este último que ejercía, cuando fue asesinado por órdenes de Victoriano Huerta.

Pino Suárez escribió poesía y la publicó entre 1890 y 1894, en el semanario Pimienta y Mostaza, destacando entre su tarea periodística, la fundación y dirección de El Peninsular, cuyo propietario era uno de sus cuñados y se trataba de un órgano propagandístico que defendía al campesinado y se oponía a la dictadura de Porfirio Díaz.

En 1896 ve la luz su primer libro titulado Melancolías, en 1898 la antología Trovadores de México; en 1903 Procelarias y en 1904 escribe el prólogo de Memoria de un alférez, cuyo autor lo fue el licenciado Eligio Ancona.

La vida de Pino Suárez fue un caudal vertiginoso de experiencias, como lo son los ríos que en su acabada obra nos describe, por ejemplo, en el soneto Usumacinta, en el que hace un canto insistente a la naturaleza de su tierra añorada, podemos leer:

Besando pasa la risueña falda

de mi pueblo tranquilo y venturoso,

y deslízase luego, voluptuoso,

por inmensas llanuras de esmeralda.

Sus márgenes adornan en guirnalda

flores mil que fecunda allí el coloso,

copiando en sus cristales, majestuoso,

los colores, azul, violeta y gualda.

El sauce que se inclina en la ribera

préstale sombra grata en el estío,

y el camalote y la gentil palmera

dulces rumores a mi undoso río…

¡Quiera el cielo propicio, cuando muera,

bañen sus aguas el sepulcro mío!…

Con un estilo similar, su obra Paisaje es un canto al sol, a las flores, a la montaña y al verde campo característico de su tropical Tabasco.

Para hacer su obra poética, Pino Suárez se inspiró en distintos temas, que van desde el reconocimiento a los constructores de la patria, como se lee en el soneto Cinco de mayo, o su inspiración religiosa, pasando por la descripción de la naturaleza, en el poema Lucha, o su canto a la belleza femenina en el poema Rubia y Morena, o al amor en la composición Esa eres tú! y en el poema Fantasía, o el soneto Pasión que es un claro canto al amor. También resulta elocuente el amor a la familia, sin olvidar, desde luego, sus cantos a la libertad, que para su tiempo era mucho decir, por las condiciones mismas en que la intelectualidad se encontraba por la estricta vigilancia a su obra por parte del gobierno porfirista. En suma, alternó con maestría en el ejercicio de escribir, la delicadeza de sus versos con la fuerza combativa de sus palabras en el periodismo.

Finalmente, dos de sus obras poéticas que son un presagio de su triste final, son los sonetos En la Muerte y Mística, que resultan ser cantos anticipados de la muerte prematura, en un contexto imaginado y ante una sociedad que nada pudo hacer para evitarlo.

Pino Suárez creó una poesía con fuerte espíritu latino, con sus versos candentes, versos encendidos con la influencia de Rubén Darío, poeta modernista del que Pino Suárez es un seguidor, como nos lo muestran sus hermosos sonetos que comienza a escribir antes de cumplir veinte años de edad. Es, por tanto, importante buscar al Pino Suárez poeta; debemos revalorar su obra literaria, pues a pesar de que su obra política cumplió su función y ha quedado registrada en las páginas de la historia de México y en la memoria nacional, su obra literaria no es conocida, pero es tangible.

Es importante señalar que su obra poética está viva, no pierde vigencia, pues los retratos que hace de la belleza de la naturaleza, por ejemplo, son una fuente inspiradora de la reflexión a favor del entorno ecológico, ahora en peligro; su retrato de la belleza de la mujer es intenso y recrea las pupilas del más inspirado enamorado, aún en nuestros tiempos; sus loas, a los forjadores de la patria, son un aviso permanente de que la Patria se ha construido con sangre y sudor, con valor y decisión, con amor a la tierra que nos cobija. En general, es obra viva porque resulta evidente su vigencia. La obra de Pino Suárez está al alcance de nuestras manos, a pesar de que no lo conozcamos en esa faceta que es la de poeta encendido, de escritor valiente, de un prodigioso de la pluma, de productor fecundo, de intelectual, en pocas palabras, un artista de la palabra.

Cabe destacar, que los restos mortales de Pino Suárez fueron inhumados y trasladados a la Rotonda de las Personas Ilustres en noviembre de 1986.

ESPERANZA

Cuántas veces en medio del camino

sin flores y sin luz de la existencia,

bajo el peso fatal de mi sentencia

me detengo cual triste peregrino.

Cansado de sufrir, la frente inclino

e implorando del cielo la clemencia,

pido un ángel bendito de inocencia

que me ayude a luchar con el destino.

Mas vano ha sido mi constante anhelo;

en el mar de mi vida no hay bonanza,

y si angustiado me dirijo al cielo,

mi suspiro se pierde en lontananza;

sólo guardo en tan hondo desconsuelo

en lo íntimo del alma una esperanza…

José María Pino Suárez

Mérida, 1891

Referencias

PINO SUÁREZ, José María. Poesías. Tipografía La Universal; Tabasco, México. Abril de 1896.

SANTAMARÍA, Francisco J., La poesía tabasqueña. Editorial Yucatanense “Club del libro”. Cía. Linotipográfica Peninsular, S. A. de C. V. 2° edición, 1950 Volumen 20.