Al ritmo de dos pianos, sinfonía de Mozart previene ataques epilépticos, según estudio

  • El ritmo, la dinámica y el tono de la pieza musical alteró las oscilaciones cerebrales que detonan los episodios epilépticos.

La música de Mozart tiene un efecto antiepiléptico en el cerebro y puede ser un posible tratamiento para prevenir las crisis epilépticas, según ha demostrado una nueva investigación presentada por el séptimo Congreso de la Academia Europea de Neurología (EAN). Los investigadores creen que las propiedades acústicas y físicas de la música son las responsables de este efecto.

Al escuchar la Sonata K448 del famoso compositor del siglo XVIII, Wolfgang Amadeus Mozart, se redujeron en un 32% las descargas epileptiformes (DE). Se trata de ondas cerebrales eléctricas asociadas a la epilepsia y que pueden provocar ataques o ráfagas de actividad eléctrica que afectan temporalmente al funcionamiento del cerebro.

Un equipo dirigido por el profesor Ivan Rektor, del Centro de Epilepsia del Hospital Santa Ana y la Universidad CEITEC Masaryk de Brno, en República Checa, comparó los efectos de escuchar la Sonata para dos pianos K448 del músico austríaco con la Sinfonía nº 94 de Haydn.

Los efectos en la actividad cerebral se midieron mediante electrodos intracerebrales implantados en el cerebro de pacientes con epilepsia antes de la cirugía.

«Para nuestra sorpresa, hubo diferencias significativas entre los efectos de escuchar la K448 de Mozart y la nº 94 de Haydn –admite el profesor Rektor–. Escuchar a Mozart condujo a una disminución del 32% de las urgencias, pero escuchar el nº 94 de Haydn provocó un aumento del 45%».

«En la segunda parte de nuestro estudio, nos propusimos explicar el ‘efecto Mozart’ en la epilepsia», añade el profesor Rektor. El estudio descubrió que los hombres y las mujeres respondían de forma diferente a ambas piezas musicales.

La escucha de la música de Haydn provocó la supresión de las descargas epileptiformes sólo en las mujeres, mientras en los hombres, se produjo un aumento en la intensidad de estas alteraciones.

Las propiedades acústicas, como el ritmo, la dinámica y el tono, mostraron que las características en la composición musical tienen un efecto diferente en hombres y mujeres.

«Creemos que las características físicas ‘acústicas’ de la música de Mozart afectan a las oscilaciones cerebrales –o a las ondas cerebrales–, lo que es responsable de la reducción de las DE».

Los investigadores ya habían planteado la hipótesis de que el efecto Mozart en la epilepsia estaba relacionado con los efectos emocionales de la música, ya que la dopamina, que es uno de los neurotransmisores principales del sistema de recompensa del cerebro, se libera al escuchar música. Sin embargo, no hay pruebas directas del mecanismo.

«Descubrimos que la reducción de las DE era mayor en el lóbulo temporal lateral, que es la parte del cerebro que participa en la traducción de las señales acústicas, que en la región límbica mesiotemporal, que desempeña un papel importante en la respuesta emocional a la música».

«Los efectos de escuchar música en la epilepsia no pueden explicarse por el efecto de la dopamina liberada por el sistema de recompensa –explica el profesor Rektor–. Nuestros pacientes no eran conocedores de la música y dijeron que les resultaban emocionalmente indiferentes las dos piezas musicales».

«Por lo tanto, no había ninguna razón para creer que el K448 evocara más placer que el nº 94», detalla.

Los expertos creen que los resultados del estudio podrían allanar el camino para el desarrollo de terapias musicales individualizadas para prevenir y controlar los ataques epilépticos en el futuro y han pedido que se investiguen más los efectos de la música en el cerebro.

«Basándonos en nuestra investigación, sugerimos estudiar el uso de piezas musicales con propiedades acústicas bien definidas como método no invasivo para reducir la actividad epiléptica en pacientes con epilepsia», concluye el académico.

En la actualidad, no hay cifras oficiales que determinen la incidencia -nuevos casos- y prevalencia -casos acumulados-  de las personas que padecen episodios epilépticos en nuestro país. Sin embargo datos de «Fundación UNAM», calculan que más de 2 millones mexicanos los padecen.