Una moneda aligera la carga de personas desempleadas

  • “Mejor pedir que robar”, expresa el franelero o el que pinta topes. 

Amadeus Olivarex

Martínez de la Torre, Ver.

Juan se levanta a buena hora, para ir a comprar la cal que necesita, para prepararla e ir al tope que le quede más cerca de su lugar de residencia, para iniciar la jornada de autoempleo, pintando el reductor de velocidad que ocasionalmente no alcanza a ver el conductor del vehículo automotor, poniendo en riesgo al peatón, explica.

El no haber tenido la oportunidad de estudiar y graduarse aunque fuera en una escuela de nivel técnico, lo obliga a buscar a cada día el pan que ha de llevar a la mesa de su familia, sin dejar de esforzarse para poder lograr un poquito más, a través de las monedas que le van poniendo en su mano, personas todavía de corazón blando, no endurecido, no de piedra, con lo que pueda comprarle huarachitos a su menor hija o comprar el medicamento que le hace falta a su compañera de la vida y ama de casa, narra.