En el campo y en la ciudad el desempleo sale a luz pública

  • “Una moneda regalada, es mejor que andar asaltando o robando”, esgrimen.                               

Amadeus Olivarex

Martínez de la Torre, Ver.

El COVID a unas personas la lleva a la tumba, a otras las deja imposibilitadas para laborar y la gran mayoría sobreviviente sufre las consecuencias de la crisis económica que propiamente se ha apoderado de la totalidad de naciones, pues la inter-relación entre países los expone de una u otra forma a limitaciones que al final recaen en la población más vulnerable, tanto en las ciudades, como en el campo.

Quienes se plantan a media calle o carretera, para pedir algunas monedas que les ayuden a sortear sus necesidades y carencias, sean de salud o de alimentos, arguyen que es mejor pedir que robar o andar asaltando a la gente; a lo que se agregan centroamericanos, que igual piden monedas de a 10 pesos para arriba, en su peregrinar rumbo a Estados Unidos, tras el sueño americano, convertido hoy en pesadilla. Y lo peor es que esta crisis de salud no tiene para cuando detener su carrera destructiva.