CLARO DE DÍA
|Sonia Huerta Estrada
La tarde me trae tus recuerdos
tu retrato vilmente asesina
el tintero de mi cuerpo ha secado
me vence esta vida sin vida.
El puñal que se incrusta en mi pecho
cae sobre mí, ¡mi Dios, qué tormento!
Es tan fría la sangre que corre
que ya no siento por fuera y por dentro.
Llega la aurora y la brisa no moja
cuánta carencia, me siento inundada
soy olvido y tu ausencia sepulta,
soy humana y me siento la nada.
Que mis lágrimas corran
como un río salado
y el desasosiego vulnere mi ser,
¿Cómo he de pedir a esta orbe ilusiones?
¡Cómo he de exigir lo que no puedo ser!
Y muerto un corazón ¿de qué me sirve?
Es como una noche sin luna ni estrella
es como una tarde sin lúbrico sol
como un mar sin su ola ni arena.
Lejos está mi sueño de poeta
mis letras magras se me van desahuciando,
su acento es grave, endeble su tinta
no armonizan, se van desgastando.
Es un sueño nada más, burdo y llano
tal vez mañana me levante la suerte
o deshilvane estos sueños que hieren
y vuelva a hundir en mi lecho inerte.
Me estremezco de llorar, y no calmo
¡De dónde viene esa voz que no cesa!
Me cercioro si estoy viva y me alarmo,
me asecha la locura y me fuerza.
Vuelen pájaros, no detengan en mi vera
no quiero su canto, me suena imprudente,
no quiero que la luna irradie mi ocaso
no quiero el celaje que nubla mi mente.
He escrito mi total pesadumbre
ya no sé lo que me depara el destino
he de confesar que muero y no muero
y como el viento equivoco el camino.
No me aborda la muerte en su barca
el claro de día me muestra su luto,
el azul del cielo ya se me esconde
¿Qué haré con este rostro enjuto?