POESÍA VIVA

Musa Peregrina

La verdadera poesía tiene una peculiaridad que la distingue desde la primera vez que es leída. Es escasa como aquellas rosas ya casi extintas que crecen en la falda del volcán Popocatépetl.

La poesía de calidad destaca de otros géneros literarios y se empodera con un aura de profundidad y vida, con musicalidad, con brillo palabra a palabra con tal grado de verdad infalible entre sus versos y rimas. 

La exigencia en la obra del poeta es regida por él mismo, el crecimiento y la maduración de cada línea es personal. No es sólo escribir versos rimados sin ton, ni son, no. Construidos con lenguaje plano, con metáforas insípidas y mediocre imaginación. Eso no transmite, jamás conmoverá al lector algo escrito sin verdadero amor a la poesía misma.

Para escribir verdadera poesía no sólo se necesita talento e inspiración, y sí un universo que contenga sensibilidad, ideas, sentimientos, lectura y oído, trabajo literario permanente que ofrezca crecimiento. Ser escritor y lector al mismo tiempo.

La poesía perdura en el tiempo sólo si ésta se regodea en el ensueño y cruza fronteras en la mente, logrando hacer de un solo verso ese mensaje que el alma hace llegar a través de la pluma, del viento…

Basta una mirada para reconocer la verdadera poesía. Quién es consciente de sus limitaciones jamás se ofenderá si alguien no observa belleza entre sus líneas, ya que espera le ofrezcan falsos elogios.  Mas sin embargo habrá de blandir su espada y enfrentar como reto personal el crecer y conquistar objetivos literarios sin temor a perecer en el intento. 

La poesía y el lector se aman a primera vista, eso es acá y en China… porque esta no descuida su esencia y perdura en el tiempo, la que no es real sólo llega a ser simples versificaciones, pensamientos y sentimientos plasmados en el papel, sin ritmo, sin belleza y sin lenguaje poético, escritas a la carrera, plagados de errores de dicción y sintaxis; escritos con mal gusto y con lenguaje paupérrimo. Abismal diferencia, totalmente marcada desde el primero hasta el último verso…

Poesía es una labor solitaria que emerge de la interioridad, de la propia sensibilidad del autor, del encuentro consigo mismo, de las fantasías y emociones diversas, de los recuerdos más profundos y de las certezas e incertidumbres más atemorizantes que los seres humanos padecemos.

¡Qué no nos intimide hacer verdadera poesía!

Aunque nos tardemos más hay que ser cuidadosos en el trabajo literario que ofrecemos. No es por los demás, antes que nada es por nosotros mismos, ya que decidimos estar en esto.

Hay que esforzarnos por amor y respeto a la poesía que tanto disfrutamos crear, que ésta tenga un sano desarrollo, crecimiento con el tiempo, si nos decimos «poetas y poetisas», si deseamos engendrar versos eternos.