Magia divina

Icela Elizalde

En el resquicio de tu nombre

y desde el viento a tu marea

donde apurado, el sol se esconde

mientras llega la primavera.

En el océano de tu pecho

donde sumerjo mis latidos,

donde se empapan mis entrañas

y ves tus ojos… en los míos.

Y en la pradera de la luna

voy persiguiendo con instinto,

las maravillas de tus labios

que danzan con un suave ritmo.

Somos la magia del embrujo

que dibujó nuestro destino

y son las almas, estaciones

entre lo puro… y lo divino.