El espacio poético de Ely Núñez

CORAL BRACHO (Ciudad de México, 1951) pertenece a una destacada generación de poetas mexicanos que se conoce como la “vanguardia blanca”. Es considerada una de las más grandes exponente de la poesía contemporánea. Ha recibido diferentes premios, entre sus libros destacados se encuentran El ser que va a morir (1981), Ese espacio, ese jardín (2003). Su trabajo poético, que participa del denominado “neobarroco latinoamericano”, celebra el reino de la naturaleza para evidenciar los rasgos eróticos del ser. El agua y los peces son quizá sus temas más recurrentes, lo cuales son acompañados de una visión impregnada de una belleza sutil y estilizada.

Su primer libro de poesía, Peces de piel fugaz, fue publicado por la editorial La Máquina de Escribir en 1977; al año siguiente ingresó como becaria de poesía del INBA-FONAPAS2​ y desde 1994 forma parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Ha sido becaria de la Fundación John Simon Guggenheim.

En 1981 obtuvo su primer reconocimiento: el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes por El ser que va a morir. Colaboró como redactora en El Colegio de México para el Diccionario fundamental del español de México, proyecto de la Comisión Nacional para la Defensa del Idioma Español publicado por el Fondo de Cultura Económica en 1982.

Formó parte en el consejo de redacción de la revista La Mesa Llena; ha colaborado en Punto de Partida, La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, Revista de la Universidad de México, Versus, Anabasis, Comunidad y en el suplemento «La Cultura en México».​

Por Ese espacio, ese jardín obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia en 2003. En 2007 obtuvo el reconocimiento del Programa de Aliento a la Obra Literaria de la Fundación para las Letras Mexicanas y en 2011 obtuvo el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines-Gatien Lapointe.​

Su poesía se enmarca dentro del estilo neobarroco latinoamericano. Libros suyos han sido publicados en varios países y han sido traducidos al inglés, francés, portugués y japonés. En 2008, la editorial New Directions de Nueva York, publicó Firefly under the Tongue con traducciones del poeta Forrest Gander.

DESDE ESTA LUZ

Desde esta luz que incide, con delicada

flama,

la eternidad. Desde este jardín atento,

desde esta sombra.

Abre su umbral el tiempo,

y en él se imantan

los objetos.

Se ahondan en él,

y él los sostiene y los ofrece así:

claros, rotundos,

generosos.

Frescos llenos de su alegre volumen,

de su esplendor festivo

de su hondura estelar.

Sólidos y distintos

alían su espacio

y su momento, su huerto exacto

para ser sentidos. Como piedras precisas

en un jardín. Como lapsos trazados

sobre un templo.

Una puerta, una silla,

el mar.

La blancura profunda

desfasada

del muro. Las líneas breves

que lo centran.

Deja el tamarindo un fulgor

entre la noche espesa.

Suelta el cántaro el ruido

solar del agua.

Y la firme tibieza de sus manos; deja la noche densa,

la noche vasta y desbordada sobre el hondo caudal,

su entrañable

tibieza.

SOBRE EL AMOR

Encendido en los boscajes del tiempo, el amor

es deleitada sustancia. Abre

con hociquillo de marmota, senderos y senderos

inextricables. Es el camino de vuelta

de los muertos, el lugar luminoso donde suelen

resplandecer. Como zafiros bajo la arena

hacen su playa, hacen sus olas íntimas, su floración

de pedernal, blanca y hundiéndose

y volcando su espuma. Así nos dicen al oído: del viento

de la calma del agua, y del sol

que toca, con dedos ígneos y delicados

la frescura vital. Así nos dicen

con su candor de caracolas; así van devanándonos

con su luz, que es piedra, y que es principio con el agua, y es mar

de hondos follajes

inexpugnables, a los que sólo así, de noche,

nos es dado ver y encender.