Jugos y licuados para la cirrosis hepática

La cirrosis es una enfermedad degenerativa crónica en la que existe una lesión de las células hepáticas normales, que son sustituidas por tejido cicatricial.

Las causas de la enfermedad hepática crónica son principalmente el alcoholismo y la hepatitis C.

Otras causas pueden ser la hepatitis B, el abuso de determinados medicamentos, la inflamación autoinmune del hígado, los trastornos del sistema biliar y los trastornos metabólicos del hierro y el cobre.

Alimentos para la cirrosis hepática

La terapia con zumos, considerada un complemento de la tratamiento médico, ayuda a que el hígado se desprenda de las toxinas del organismo.

Papaya y sus semillas de papaya

Remolacha

Alcachofa

Achicoria

Yogur

Avena

Soya

Propolis

Brócoli

Para reforzar la función hepática y retrasar la progresión de la enfermedad, se recomiendan los siguientes jugos:

Jugo para la cirrosis hepática 1

Ingredientes

6 naranjas

7 remolacha

Preparación

Lavar, pelar y cortar las remolachas y colocar en la licuadora junto con el jugo extraído de las naranjas.  Licuar por unos instantes.  Tomar, sin colar, el jugo 1 vez al día.

Jugo para la cirrosis hepática 2

Ingredientes

1/2 tazón de remolachas picadas

1/2 tazón de zanahorias picadas

Preparación

Lavar y picar los ingredientes.  Colocar en la batidora y verter algo de agua.  Licuar por unos instantes. Ingerir todos los días en especial por la mañana.

Jugo para la cirrosis hepática 3

Ingredientes

1  mango picado

1 melocotón o durazno

1 rebanada de papaya

1/2 alcachofa partida en varios trozos

Preparación

Lavar y desmenuzar la alcachofa. Colocar con el resto de los ingredientes en la licuadora. Si se desea, se puede añadir algo de agua.  Licuar por unos instantes.  Beber un vaso de este jugo a diario.  Es necesario señalar que su sabor es algo amargo, pero es allí justamente que radica su poder curativo para la cirrosis hepática.

Jugo para la cirrosis hepática  4

Ingredientes

5 hojas de achicoria

1 remolacha o betabel

Preparación

Lavar y picar las hojas de achicoria y la remolacha y colocar en la licuadora junto con un poco de agua.  Licuar por unos instantes.  Beber un vaso de este jugo a diario.

Licuado para la cirrosis hepática  5

Ingredientes

1 puñado de hojas de diente de león

5 hojas de alcachofa

1 rábano

Preparación

Lavar tanto las hojas de diente de león como la alcachofa y poner en la licuadora junto con el rábano picado.  Licuar por unos instantes.  Tomar 1 vaso todos los días.

Recomendaciones

Evitar las toxinas hepáticas. Los pacientes con cirrosis no deben ingerir en absoluto alcohol. El alcohol acelera la insuficiencia hepática y provoca la muerte en las personas con cirrosis. Además, algunos medicamentos que se despachan sin receta médica, como el paracetamol, han de eliminarse ya que pueden resultar tóxicos en los pacientes con cirrosis.

Hacer comidas pequeñas. Para evitar una sobrecarga de trabajo al hígado, se recomiendan entre cinco y seis comidas pequeñas y ligeras a lo largo del día.

Eliminar los alimentos grasos, especialmente los que se preparan con grasas animales o aceites hidrogenados, y los alimentos precocinados. Este tipo de alimentos puede suponer demandas adicionales para el hígado.

Comer sólo proteínas magras (que no contengan grasas). Son preferibles las proteínas vegetales, como las que se encuentran en las legumbres y los cereales integrales. Es importante observar que no se debe consumir proteínas en exceso ni de forma reducida.  Si se ingiere de más, se produce un aumento en los niveles de amonio en la sangre, lo que da lugar a confusión mental y, en los casos graves, coma, pero si se reduce la ingesta de proteínas de forma drástica podría originar una deficiencia de proteínas y el consiguiente retraso del proceso de curación.

Aumentar el consumo de verduras cocinadas al vapor. Las verduras son fáciles de digerir, por lo que suponen menos trabajo para el hígado. Además, son una buena fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes que ayudan al hígado en su función de desintoxicación y curación.

Practicar ayuno de forma intermitente (siempre con aprobación previa del médico).

Tomar suplementos que mejoren la digestión, ayuden al hígado en su curación y eviten su lesión posterior. Entre ellos se encuentran enzimas pancreáticas, cardo mariano (Silybum marianum), agentes lipotrópicos, como vitamina B, vitamina B12, ácido fólico, colina y  betaína.